José Miguel Gil-Jaurena, jefe de cirugía infantil del Hospital Gregorio Marañón.

José Miguel Gil-Jaurena, jefe de cirugía infantil del Hospital Gregorio Marañón. Nieves Díaz EL ESPAÑOL

Sociedad

Gil-Jaurena, cirujano del primer trasplante parcial de corazón a un menor de un año: "Les ahorrará operaciones futuras"

El Hospital Gregorio Marañón ha sido el primero de Europa en realizar este tipo de intervención. La primera niña ya ha recibido el alta. 

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Juan Miguel Gil-Jaurena, jefe de Cirugía Cardíaca Infantil Gregorio Marañón, es la cara visible del milagro que el hospital madrileño ha dado a conocer esta semana: realizar con éxito el primer trasplante parcial de corazón en Europa a una bebé de siete meses llamada Mariami, que ya ha recibido el alta médica.

La cirugía consiste en implantar sólo una parte de este órgano (válvulas) a niños que requieren cirugía de recambio valvular, pero no presentan un fallo en el corazón que requiera una intervención completa.

En total, se estima que en España nacen alrededor de 4.000 niños cada año con cardiopatías congénitas y, muchos de ellos, se podrían ver beneficiados por este hito médico. “Habrá que estudiar cada caso”, especifica, prudente, el doctor, en conversación con EL ESPAÑOL.

El Hospital Gregorio Marañón realiza el primer trasplante de corazón parcial a un menor de un año

P.—Llegó en 2012 al Hospital Gregorio Marañón. ¿Veía muy lejos realizar un trasplante parcial de corazón en un niño menor de un año?

R.—En muchos hospitales en los que he trabajado —ha pasado por el Vall d’ Hebron o Carlos Haya de Málaga, entre otros— había programado trasplantes y el Gregorio marañón es el hospital que más trasplantes cardíacos infantiles hace en España. Este trasplante parcial da solución a una necesidad que teníamos hace tiempo los que nos dedicamos a las cardiopatías congénitas en niños.

En algunos niños, para corregir la cardiopatía, implantamos una válvula. Pero para eso tenemos que echar mano de productos biológicos o de injertos que nos solucionan el problema en ese momento pero tienen un problema: no crecen a medida que el niño lo hace. Así que por muy bien reparada que esté la cardiopatía, a medida que el niño crezca va a necesitar someterse a operaciones para sustituir esos conductos que se le han quedado pequeños por otros del tamaño adecuado.

Yo llevo 30 años en esto y, durante este tiempo, llevábamos tratando de encontrar conductos valvulados con capacidad de crecimiento. De lo que no nos habíamos dado cuenta es de que teníamos delante de nosotros el ejemplo perfecto. Llevábamos años haciendo trasplantes de corazón a niños pequeños, a recién nacidos y a adultos y teníamos comprobado que su corazón crecía a medida que lo hacían ellos.

Entonces, ¿por qué no pensar que si trasplantábamos una parte de un corazón, en este caso una válvula, podría crecer?

Hace 10 años hicimos ya un experimento y un cirujano de Estados Unidos fue el primero en llevar a cabo un trasplante parcial. Le contactamos y fue muy amable y muy generoso compartiendo su información. Y hace un año llevamos a cabo los trámites legales para poder hacerlo aquí. Porque para llevarlo a cabo necesitas la aprobación de los organismos del propio hospital, de la Oficina Regional de Trasplantes de la Comunidad de Madrid y de la Organización Nacional de Trasplantes.

Después de pasar todos esos filtros, conseguimos meter en una lista de espera a un niño para poder trasplantarlo. Con esto quiero decir que no se trata de una ocurrencia, sino que lleva mucho estudio y muchos trámites burocráticos.

P.—¿Cómo está Mariami después de esta intervención de seis horas? ¿Cuál hubiese sido su futuro de no haberse sometido al trasplante?

R.—Esto que hemos hecho es una alternativa a una cirugía convencional que llevábamos haciendo muchos años, que es implantar un conducto válvula.

José Miguel Gil-Jaurena, en Infantil del Gregorio Marañón.

José Miguel Gil-Jaurena, en Infantil del Gregorio Marañón. Nieves Díaz EL ESPAÑOL

A los padres les expliqué que necesitábamos un donante con las características adecuadas. Y nos dimos un margen y, si la espera se prolongaba y la niña empezaba a sentirse peor, le haríamos la cirugía convencional.

Mi objetivo es ofrecerles como primera opción el trasplante parcial a los niños que necesitan un conducto valvulado y, en caso de no encontrar el donante adecuado, pasar a hacer una operación convencional.

P.—En el caso de Mariami, ¿esto le va a hacer la vida más fácil?

R.—Exacto. Todos los niños operados de corazón se someten a una serie de controles bastante frecuentes que se van espaciando con el tiempo. Y, en el caso de los trasplantes, hay que añadir que se tienen que tomar una medicación para evitar el rechazo. Al tratarse de un trasplante parcial, esta medicación es más liviana en cuanto a cantidad y duración.

Lo que pretendemos con esto es ahorrarle futuras cirugías que son inevitables si tiene conductos que se tienen que sustituir a medida que crece. Pero, con el trasplante parcial, no necesitaría más operaciones a lo largo de su vida porque el conducto tiene capacidad de crecimiento.

Los casos que está llevando a cabo el primer cirujano que lo hizo avalan estas expectativas. Honestamente, veo difícil que se cumpla en el 100% de los casos, pero si conseguimos una cifra notable, no estaría mal. Esto le va a dar a los niños más calidad de vida y les va a ahorrar cirugías.

P.—Nacen 4.000 niños con cardiopatías congénitas. ¿Esto es una solución para todos?

R.—Habría que ver cada caso. Operamos a niños de diferentes edades y con distintas cardiopatías. En el caso de Mariami no tenía sentido ofrecerle un trasplante de recién nacida porque su cardiopatía, de manera rutinaria, la operamos a partir de los 3-4 meses de vida. Por eso, le indicamos a la familia que existía la posibilidad de hacer una cirugía parcial. Y, desde luego, esto es aplicable a los niños que necesitan que les implantemos un conducto valvulado, que no son los 4.000. Es un porcentaje más pequeño.

P.—Por último, ¿cómo está la niña?

R.—Está muy bien. Ya le han dado el alta y está guapísima.