Un ejemplar del lobo ibérico.

Un ejemplar del lobo ibérico. Comunidad de Madrid

Sociedad

Ayuso refuerza las ayudas para 'blindar' a los ganaderos de la Sierra de los ataques de lobo ibérico: hasta 4.500 euros

La Comunidad de Madrid ha repartido una media de 3.250 euros entre más de medio centenar de profesionales, lo que supone casi un 50% más que el pasado año.

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J. Soler
Publicada

Las claves

La Comunidad de Madrid aumenta a 200.000 euros las ayudas para proteger explotaciones ganaderas frente a ataques de lobos y perros asilvestrados, incrementando el límite por beneficiario a 4.500 euros.

Las subvenciones financian medidas como vallados de protección, pastores eléctricos, dispositivos de radioseguimiento y mantenimiento de mastines en casi una veintena de municipios de la Sierra.

Estas ayudas, vigentes desde 2023, buscan compatibilizar la presencia del lobo ibérico con la ganadería extensiva, priorizando explotaciones gestionadas por jóvenes para garantizar el relevo generacional.

Desde la implantación de estas medidas, los ataques de lobos y perros asilvestrados han disminuido progresivamente, pasando de 398 incidentes en 2018 a 223 en 2024.

La Comunidad de Madrid ha resuelto la convocatoria de ayudas correspondiente a 2025 con una dotación total de 200.000 euros destinados a que los ganaderos puedan proteger sus explotaciones frente a los ataques de lobos y perros asilvestrados, una cifra que supone 100.000 euros más que en la convocatoria anterior.

Además, el Ejecutivo regional ha incrementado el límite máximo de la aportación por beneficiario, que pasa de 3.500 a 4.500 euros.

Gracias a estas subvenciones, se han financiado medidas de prevención como la instalación de vallados de protección, la colocación de pastores eléctricos, la incorporación de dispositivos de radioseguimiento, así como el mantenimiento y la adquisición de mastines.

En total, la Comunidad de Madrid ha repartido una media de 3.250 euros entre más de medio centenar de profesionales, lo que supone casi un 50% más que el pasado año.

Estas ayudas se pusieron en marcha en 2023 con el objetivo de hacer compatible la convivencia del lobo ibérico, especie protegida, con la ganadería extensiva, muy presente en amplias zonas del territorio regional.

En esta convocatoria se ha dado prioridad a las explotaciones gestionadas por trabajadores y jóvenes, con el doble propósito de fomentar la profesionalización del sector y garantizar su relevo generacional.

En el ámbito territorial, las subvenciones han llegado a casi una veintena de municipios de la Sierra madrileña, donde los ganaderos han optado mayoritariamente por la instalación de vallados fijos para proteger a los animales más vulnerables.

En menor medida, se han solicitado vallados portátiles, pastores eléctricos y actuaciones relacionadas con el mantenimiento de mastines.

Las aportaciones permiten que los ganaderos situados en zonas loberas puedan adaptarse, tanto a nivel material como tecnológico, a la presencia de esta especie.

Las distintas medidas de prevención, junto a una mejora en el manejo de los rebaños, no solo reducen el riesgo de ataques, sino que también favorecen que la alimentación del lobo se centre en ungulados salvajes, especialmente en los jabalíes, cuya sobrepoblación genera problemas de tráfico, daños en cultivos y afecciones a los equipamientos municipales.

Según informan desde la Comunidad de Madrid, la tramitación de estas ayudas se ha llevado a cabo con gran agilidad, ya que la convocatoria se publicó la pasada primavera. Esto ha permitido poner en marcha antes las medidas preventivas y acortar los plazos de cobro, de manera que los profesionales recuperan con mayor rapidez los importes que han adelantado.

Los datos reflejan una disminución progresiva de los ataques atribuidos al lobo ibérico y a perros asilvestrados en la Comunidad de Madrid. En 2018 se registraron 398 incidentes, una de las cifras más elevadas, mientras que en 2024 se redujeron a 223 y, en lo que va de 2025, se contabilizan 184.

A este descenso contribuyen factores como una mayor alimentación basada en animales muertos, la mejora de las prácticas ganaderas y la modernización de las infraestructuras, elementos que refuerzan la convivencia entre la conservación de la fauna protegida y la actividad ganadera en la región.