El rastro de Madrid lleva ocho meses cerrado. Es por eso que el Ayuntamiento de la capital y las asociaciones de comerciantes vienen protagonizando todo un culebrón que ya se prolonga meses, durante los que se han sucedido propuestas, negativas y manifestaciones por parte de los vendedores.

Lo que ha ocurrido es que al dar por finalizada la primera ola de la pandemia del coronavirus, Madrid fue recuperando poco a poco y a pesar de las limitaciones buena parte de sus rasgos distintivos: bares y terrazas, parques, cines y teatros, tiendas. Sin embargo, y nunca mejor dicho, no hay rastro de nuestro típico Rastro de Madrid. 



Estas son algunas de las claves de un conflicto que el Gobierno municipal de José Luis Martínez-Almeida aspira a desenquistar con su última propuesta, trasladada formalmente a las asociaciones este jueves. ¿Volverá a abrirse el Rastro de Madrid?

¿Cuándo se cerró el Rastro?

El Ayuntamiento ordenó la suspensión de todos los mercadillos de la ciudad, incluido el Rastro, el 12 de marzo, dos días antes de que se decretase el estado de alarma. El Rastro abrió por última vez el domingo 8 de marzo.

¿Qué pasó con los demás mercadillos?

Cerraron al mismo tiempo que el Rastro, pero tienen permiso para abrir desde el 25 de mayo. En primera instancia, y en aplicación de las medidas que regían en la llamada fase 0,5 de la desescalada, se les permitió instalar el 25 % de los puestos y se les obligó a mantener el aforo por debajo del 33 % del habitual. El Ayuntamiento excluyó de dicha decisión al Rastro por la dificultad para controlar el aforo.

¿Por qué comenzó a posponerse la reapertura del Rastro?

A principios de junio, el alcalde aseguró que el Rastro volvería cuando la Comunidad de Madrid pasase a la fase 3 de la desescalada, prevista el 22 de junio. Sin embargo, ese escenario finalmente no llegó como tal porque Madrid pasó directamente a la llamada 'nueva normalidad'.



El Ayuntamiento alegó entonces que estaba a la espera de recibir una propuesta de funcionamiento por parte de los comerciantes. El reto era abrir con un 50 % de los puestos, para que se cumpliera la distancia de seguridad y evitar contagios, lo cual dejaba necesariamente a la mitad de los comerciantes fuera del mercadillo, por lo que se busca una fórmula de alternancia.



El 24 de junio, el concejal-presidente del distrito Centro, José Fernández, propuso reabrir por fases el Rastro a partir del 12 de julio, con 120 puestos ese primer domingo, para luego ir ampliando progresivamente las zonas hasta un tope de 265 puestos, en torno a la cuarta parte de los que tienen permiso.

¿Cómo reaccionaron los comerciantes?

Los vendedores vieron esa propuesta como un intento de "desmantelar" el Rastro, y el 5 de julio varias asociaciones convocaron una manifestación en la plaza de CascorroLos comerciantes alegaban que la propuesta de reapertura "nada tenía que ver" con el proyecto que presentaron a principios de junio, y cuestionaba medidas como "sortear los puestos que trabajarán cada domingo". Las movilizaciones persistieron todo el verano, con protestas cada domingo.

¿Cuáles son los puntos de desencuentro?

Dos posiciones enconadas explican el desencuentro: el Consistorio pretende disgregar el Rastro en varias zonas acordonadas con control de aforo para evitar contagios, mientras que los vendedores ambulantes quieren mantener la "huella original" del mercado, por intrincadas calles del centro.



Almeida planteó a principios de julio que se ubicasen 350 puestos en cuatro viales unidireccionales y distribuidos en tres zonas acordonadas. Los vendedores rechazaron la propuesta con el pretexto de que no respetaba la ubicación original de los puestos, y exigieron que abriera la mitad alternamente cada domingo, permaneciendo todos en sus enclaves habituales.



A continuación el Ayuntamiento subió la oferta a 500 puestos, aproximadamente la mitad del total, con cinco zonas autónomas de funcionamiento simultáneo. "Más de lo mismo", según los vendedores, que de nuevo dieron una respuesta negativa: "Pretenden que lo organicemos nosotros todos los domingo y que controlemos el aforo o que controlemos una empresa privada de seguridad para que lo haga", protestaron.



Los vendedores aseguraban que su propuesta, el 50 % de los puestos en el mapa habitual del Rastro, era ya una autolimitación porque en la Comunidad de Madrid los mercadillos ya podían abrir al cien por cien de puestos y únicamente con limitación de aforo al 75 %. Ahí se llegó a un punto muerto que se dilató más de un mes, mientras persistían las manifestaciones semanales de los vendedores ambulantes.

¿Ha habido algún acercamiento?

Ambas partes volvieron a verse las caras el 4 de septiembre, aunque de las negociaciones se apartaron voluntariamente los comerciantes con tienda fija de la Asociación Nuevo Rastro, que muestra respeto por la posición de los vendedores, pero prefieren un mal acuerdo que seguir sin mercadillo los domingos.



La nueva propuesta de los vendedores establecía la mitad de los puestos en un mapa perimetrado por los propios edificios y por vallados en los accesos de algunas calles, y sugería crear un eje entre las calles que articule las zonas con puestos.



La Comunidad de Madrid dio el visto bueno a esta opción, corrigiendo así la posición del Gobierno de Almeida sobre la imposibilidad de mantener la huella original del Rastro, y a mediados de septiembre la solución pareció próxima tras alcanzarse un preacuerdo y suspenderse las movilizaciones.

¿Qué dice la última propuesta del Ayuntamiento?

La propuesta definitiva del Ayuntamiento llegó el 2 de octubre: repartir 500 puestos en seis zonas autónomas de funcionamiento simultáneo con un aforo total de 2.702 personas y con vallado perimetral.



Tampoco cuajó. Las asociaciones de vendedores se quejaron de recibir un trato distinto al de las tiendas fijas del Rastro y al de los mercadillos navideños que empiezan a autorizarse, y pidieron se haga un perimetraje del control del aforo de visitantes "del conjunto del Rastro", incluidos establecimientos fijos.



"La razón por la que no está abierto el Rastro, a diferencia de otros mercadillos de la ciudad (...) es sencillamente por la disposición y absoluta colaboración mostrada por unos y por la falta de corresponsabilidad y sensibilización evidenciada por algunos, no todos, los comerciantes del Rastro", sostuvo por su parte el Ayuntamiento.



Tras otro impás y nuevas manifestaciones de los vendedores, el Ayuntamiento ha enviado este jueves una última versión de su propuesta anterior, que recoge que la colocación de los puestos tendrá en cuenta el carácter rotatorio de domingos y festivos, tal y como habían solicitado los comerciantes, y rechaza otras peticiones como la de colocar puestos en la calle Amazonas.



Fuentes municipales indican a EFE que el Consistorio, en su última oferta a los comerciantes y como medida "excepcional" se ha ofrecido para encargarse del conteo de acceso de personas. En ningún caso será la Policía Municipal la que lo haga, si bien los agentes municipales, en cambio, sí controlarán el aforo y tránsito interior.