El Palacio de Cibeles acoge esta mañana desde las 11 horas el acto de constitución de la nueva corporación municipal. Almeida tomará posesión como alcalde de Madrid por segunda vez. Y después, como viene prometiendo en las últimas semanas, dará conocer los nombres de las personas que ocuparán las concejalías de su nuevo Ayuntamiento. Hasta ahora, el primer edil ha guardado la lista con recelo. El único nombre que ha confirmado oficialmente es el de su 'número dos', Inmaculada Sanz, próxima vicealcaldesa. 

El dirigente de la capital anunciará previsiblemente un equipo de gobierno más reducido, con menos caras. Según fuentes próximas al Ayuntamiento, la posible reestructuración de carteras ha generado inquietud dentro de la Corporación por la complejidad de unir unas áreas a otras. 

Almeida ha dedicado las últimas semanas a dar los remates finales a su nuevo gobierno. Una de las carteras que centrarán más focos este sábado será la de Cultura. Todas las quinielas apuntaban a que Marta Rivera de la Cruz, 'número tres' de la lista de Almeida y una de las personas de máxima de confianza de Díaz Ayuso, sería la futura delegada del Área. Pero el miércoles, Alberto Núñez Feijóo la llamó a filas para figurar como 'número dos' por Madrid en la lista del PP para las elecciones generales. 

Si el líder del PP gana las elecciones y se convierte en el nuevo presidente del Gobierno, el futuro de Marta Rivera podría estar en un ministerio. Tal responsabilidad complicaría, con seguridad, su desempeño al frente del área de Cultura en el Consistorio de la capital. En cualquier caso, la ex de Ciudadanos recogerá su acta este sábado como concejala. Según Almeida, la decisión "no altera" sus planes, aunque ya suenan otros nombres para recomponer su boceto. Quien no parece ser favorita en las quinielas es la que ha ejercido la Concejalía de Cultura en los últimos cuatro años, Andrea Levy, cuyo futuro es otra de las grandes incógnitas.

Sin ataduras de Vox

José Luis Martínez-Almeida revalidó el pasado 28 de mayo su cargo con una mayoría de 29 concejales. Suya será la hazaña de ser el primer candidato popular que tiñe de azul los 21 distritos de Madrid. Lejos queda el débil resultado de las municipales de 2019 (15 ediles), que salvó gracias al pacto de coalición con Ciudadanos y el apoyo que le brindó Javier Ortega-Smith. 

Con Begoña Villacís y los concejales 'naranjas', el PP ha mantenido una buena sintonía como socio de gobierno. Pero con Vox, que se quedó en la oposición, ha sido otra historia: Ortega Smith no perdonó al alcalde que no ejecutara su promesa de acabar con Madrid Central. Almeida no eliminó la medida estrella de Manuela Carmena, sino que decidió "mejorar" la zona con su Madrid 360 tras pactar la Alcaldía con Cs. 

Tal fue la enemistad política que el alcalde llegó a acusar a Ortega Smith de hacer "pinza" con Más Madrid para bloquearle iniciativas en el pleno. De los tres presupuestos que PP y Cs han sacado adelante en los últimos cuatro años, Vox sólo voto sí a uno. El partido también bloqueó una de las grandes medidas que el equipo de Gobierno cocinó durante meses: la reforma de las normas urbanísticas, una modificación que afecta a los pisos turísticos, los nuevos desarrollos, a las inmobiliarias o a las cocinas fantasma. 

Ahora, desde su mayoría absoluta, el alcalde podrá ejecutar todo aquello que quedó pendiente en la legislatura que acaba de agotarse. Ningún partido podrá torpedear sus iniciativas. Aunque el primer edil ha prometido tender la mano "a todos los grupos de la oposición".

Del 'superalcalde' al 'caso mascarillas'

Tras aterrizar en Cibeles en 2019 como un desconocido, Almeida no tardó en ganarse a pulso la simpatía de una buena parte de los madrileños. Su tono moderado durante la pandemia, abogando por la unidad y sin criticar al Gobierno de Pedro Sánchez durante meses, le convirtió, a ojos de muchos, en el "alcalde de España". Pero cuatro años al frente de Cibeles dieron para mejores y peores momentos. 

Tras lo peor del coronavirus, llegaron Filomena y la crisis interna del PP entre Ayuso y Casado. Almeida, que había sido nombrado por el ex líder popular como portavoz nacional, también presumía de una buena relación con la 'baronesa' madrileña. Los desencuentros entre el alcalde y la presidenta acabaron diluyéndose cuando Ayuso tomó las riendas del PP madrileño y Casado abandonó Génova. 

Poco a poco, la imagen de 'superalcalde' se fue apagando. "Quienes me conocen saben que soy el mismo. La Alcaldía no ha cambiado mi forma de ser ni de entender la política", comentó a este diario.

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Su peor momento, dice, fue cuando pusieron en "duda" su honradez. Ese momento fue durante el 'caso Mascarillas', que investigaba el desembolso por parte del Ayuntamiento de Madrid de 12 millones de euros para adquirir en marzo de 2020 material de protección frente al coronavirus. La investigación acabó colocando al Palacio de Cibeles como víctima de una "estafa" y en el Consistorio respiraron tranquilos.

Las dos 'urgencias' de Almeida

La reforma de las normas urbanísticas lleva meses lista para ser elevada a pleno. Como Almeida no lo logró en su anterior legislatura, llevará la modificación al primer pleno ordinario. También aprovechará su mayoría absoluta para intentar aprobar sus presupuestos antes de 2024. De esta forma, daría luz verde a otra de las promesas que no llegó a cumplir por el bloqueo de Vox: la rebaja del IBI al mínimo legal permitido. 

Otros proyectos que abordará el popular nada más recibir el bastón de mando serán el soterramiento de la A-5 entre la Avenida de Portugal y la Avenida de los Poblados y la Operación Campamento. 

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