Dice la vicepresidenta de economía, Dª Nadia Calviño, en funciones (¿de verdad en funciones?) que Telefónica es la empresa más estratégica de España. Nadie lo duda. Por eso hay rumores de que la Sepi (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) quiere entrar en su accionariado, para defender su españolidad.

Hace poco el Gobierno Saudí a través de la Stc (Saudi Telecom Company) mostró su interés por comprar hasta el 10% de sus acciones, lo que le daría opciones al Consejo de Administración y poder dentro de la compañía. Más tarde, ante la reticencia del Gobierno español y la opinión pública económica (más bien la publicada), parece que opta por quedarse con su actual 4,9% para no levantar sospechas. Pero sigue teniendo opciones, a las que aún no ha renunciado.

No debe ser el único fondo de inversión que desea entrar en el accionariado de Telefónica. Es una empresa sólida con inversiones rentables en el mundo y parece bien gestionada, con excepción de su estrategia bursátil.

Con la política de reducción de la deuda, a base de desinversiones, que ha llevado su presidente Álvarez-Pallete, la empresa tiene una economía saneada y una buena rentabilidad. Los dividendos van a ser muy apetecibles.

Sin embargo, esa política, que puede atraer a los inversores que optan por la rentabilidad en dividendos, puede no ser apetecible para los que buscan plusvalía.

Telefónica es una empresa sólida con inversiones rentables en el mundo y parece bien gestionada, con excepción de su estrategia bursátil

Por ejemplo, un cálculo burdo, extrapolando lo que dicen los analistas que le costaría al Stc el 10% valoraría toda telefónica en unos 20.000 mil millones de euros ¡Ridículo!

Por eso, Telefónica parafraseando el título de la última película de Luis Buñuel (1977) se está convirtiendo en “ese oscuro objeto del deseo”.

En la película la excitante lencería negra de Conchita, una seductora española, se convierte en el objeto del deseo y, a la vez, en el valladar de su enamorado, el francés Mathieu, incapaz de sobrepasarla para conseguir su objetivo sexual.

Cuando escribo este artículo la acción de Telefónica vale 3,67 euros. El Gobierno saudí y el español saben que comprar ahora a ese precio, es buen negocio por rentabilidad del dividendo. En 2019 valía 6,10 euros por acción y antes mucho más.

La cotización actual la hace objeto de deseo. Por eso la Sepi podría actuar de valladar, como la lencería de Conchita. A ese precio también podría comprar acciones para neutralizar la estrategia saudí.

La acción de Telefónica vale 3,67 euros. El Gobierno saudí y el español saben que comprar ahora a ese precio, es buen negocio por rentabilidad del dividendo

En términos estratégicos y económicos parecería lógico que la Sepi comprara ¿Sería lo más conveniente políticamente?

El Gobierno actual está ocupando las instituciones políticas, desde las menos significativas cómo el Defensor del Pueblo, que esta semana ha mostrado su cara más partidista, hasta el Tribunal Constitucional, ahora de mayoría “progresista”. 

¿Que pasará si en los próximos cuatro años de legislatura copa el poder en los sectores “estratégicos” de la economía?

¡Cuidado! La oposición política, con casi el 50% de los diputados y mayoría de votos en muchos territorios no está parando la estrategia de ocupación política del Gobierno en muchas instituciones. 

La única batalla pendiente es la de la ocupación definitiva por los “progresistas” del “Poder Judicial”. Una batalla que sigue con las espadas en alto ¿Cuánto tiempo? ¿Podrá el PP mantener su postura mucho tiempo? ¿Lo podrá hacer cuando el Gobierno utilice toda su potencia mediática en una televisión pública a su servicio y otras privadas ávidas de sus dádivas publicitarias?

La lógica económica puede que esté por la compra de aciones de Telefónica por parte de la Sepi ¡Pero el peligro político es grande!

Sería volver a tiempos pasados en los que el Estado franquista lo impregnaba todo. Una democracia sana exige división de poderes y un tejido social y económico potente independiente.

En España la división de poderes está en peligro y en la sociedad civil los sindicatos se alinean con el poder político ¡Imagínense que en la CEOE hubiera también paniaguados de ese mismo poder!

Es el franquismo disfrazado. Solo que ahora, sobre las sillas del poder los culos son diferentes ¿O no? Porque si se mira su biografía dos o tres generaciones antes tenían, con gran probabilidad, los mismos apellidos. Y es que ésta España del oscuro objeto de deseo de poder” es eterna.

** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.