El presidente Sánchez ha demostrado con creces que sabe manejar los tiempos. Aplica su “Manual de Resistencia” de manera eficaz. Pero que él sobreviva no significa que lo haga España y, menos aún, su economía.

El Gobierno alardea de números macroeconómicos, incluidos los del paro. Aunque muchos analistas los destripan y descubren fallos dentro de ellos, la vicepresidenta Calviño, tiene argumentos para defender su gestión.

Asegurar que los datos describen la realidad presente puede ser discutible. Pero también dicen algo sobre un futuro nada halagüeño.

Estoy en la provincia de Castellón. La industria cerámica está en crisis. Castellón representa el 90% de la producción nacional. En mayo y junio la producción se redujo en un 24% en volumen respecto a los mismos meses de 2022. En lo que va de año la reducción es del 15,7%. La exportación disminuyó en 10% en valor, en los cuatro primeros meses del año y en cantidad el 21%. En agosto las empresas aprovechan para parar hornos de cocción y repararlos. Este año los paros serán de más duración. Los almacenes están llenos.

Las causas son la baja de la demanda interior y la competencia en precios de la producción asiática (en particular la china).

En mayo y junio la producción se redujo en un 24% en volumen respecto a los mismos meses de 2022

Un estudio del profesor José Luis Nueno del IESE, que abarca desde enero de 2022 a marzo de 2023, indica que en valores reales (descontando la inflación) una de las categorías de gasto que los españoles más han recortado es la de reforma de los hogares. Las familias españolas, y en particular los jóvenes, han redistribuido sus gastos “discrecionales” (aquellos gastos que se puede prescindir). Una de las categorías que más ha crecido en términos reales es la de bares y restaurantes, un gasto corriente de satisfacción inmediata. Por contra, la reforma del hogar, que requiere un periodo de ejecución más largo, se pospone.

Las familias españolas están gastando sus rentas en categorías “no discrecionales” (luz, agua, hipotecas, educación de la prole…) porque no les queda más remedio. La renta restante dedicada a “gastos discrecionales” se dirige a bienes de satisfacción inmediata, no duradera.

Además, el sector de la construcción está en un periodo de espera. La ley de la Vivienda, ha incluido más incertidumbre para los inversores. Ni para vender, ni para alquilar, hay seguridad de rentabilidad. Los tipos de interés al alza reducen el volumen de hipotecas (con un tipo medio de interés del 3,75%, en mayo su número descendió en un 24%). Para 2024 no se espera aumento de la construcción.

Tanto el descenso de las reformas de hogares, como el parón de la construcción hacen prever una reducción de la demanda interna del sector de la cerámica.

La demanda externa sobre el producto español, como dicen las cifras, también flaquea. No porque no haya demanda internacional, sino porque el precio de la cerámica asiática, y en particular la china, reduce la competitividad de la producción nacional.

El precio de la cerámica asiática, y en particular la china, reduce la competitividad de la producción 

China ha experimentado una deflación en sus precios (-0,3% en julio). Sus productos se han abaratado. Por otra parte, las subidas del tipo de interés del BCE han revalorizado el Euro; moneda en la que se cotiza la cerámica nacional. A igualdad de producto, la exportación española es sustituida por la china más barata.

La defensa que tiene la cerámica de Castellón a nivel internacional es la apuesta por la calidad, la innovación. Porcelanosa lo ha hecho, sus cerámicas son de alta gama y sus ingresos dependen en más de un 50% de otros productos más sofisticados. Pero muchas fábricas no tienen esta estrategia.

El sector cerámico espera ayudas de la Administración. Pueden ser necesarias para salvar el bache. Sin embargo, la solución a largo plazo es la reconversión para competir en calidad. La famosa reestructuración de la economía española sigue sin funcionar a pesar de los famosos fondos de Next Generation.

Por tanto, la corriente de fondo indica que, cuando baje la demanda del turismo (interno y externo), en el otoño que viene y principios del año 2024, habrá un bache económico.

Me gustaría equivocarme. Pero los números dicen lo que dicen.

** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.