"Se necesitan 20 años para construir una reputación y cinco minutos para arruinarla" (Warren Buffett)

Los problemas de Credit Suisse son conocidos desde hace un par de años y, por lo tanto, lo que ha sucedido esta semana podría haberle ocurrido en 2022, dentro de unos meses o en cualquier otro momento: debilidad del negocio de banca de inversión, salida de patrimonio gestionado y de clientes como consecuencia de escándalos pasados que han dañado seriamente su prestigio, importes legales elevados derivados de esto mismo y una estructura de costes inadecuada (ratio de eficiencia del 140%, es decir, más costes que ingresos para resumir de forma rápida).

El papel de Suiza como banca de las grandes fortunas del mundo se basa en una reputación impecable de discreción institucional y confiabilidad máxima. Eso hace que los escándalos, las batallas legales virales y las crecientes pérdidas de Credit Suisse sean sorprendentes y difíciles de comprender. La inquietud por los crecientes problemas del banco se ha disparado y las acciones se han desplomado, lo que ha obligado a apelar a las autoridades bancarias suizas. Desde sus máximos de 2007, el banco cae en bolsa más de un 90%:

Evolución en bolsa de Credit Suisse.

Evolución en bolsa de Credit Suisse.

Los errores de Credit Suisse incluyen una condena penal por permitir que narcos lavaran dinero en Bulgaria, involucrarse en un caso de corrupción en Mozambique, una filtración masiva de datos de clientes a los medios y un escándalo de espionaje que involucró a un exempleado y a un ejecutivo (desembocó en la dimisión del anterior CEO, Tidjane Thiam). 

Su asociación con el financiero caído en desgracia Lex Greensill y el fallido family office Archegos Capital Management agravó la sensación de que la firma no tenía control firme sobre sus asuntos, lo que provocó una salida sin precedentes de clientes hartos a finales de 2022.

El consejero delegado, Ulrich Koerner, lanzó una acción comercial masiva para retener a los clientes más nerviosos. El esfuerzo parecía estar dando sus frutos en enero, con entradas positivas netas en depósitos. Sin embargo, el 9 de marzo, la SEC estadounidense (equivalente a nuestra CNMV) cuestionó las cuentas anuales del banco, lo que obligó a retrasar su publicación. El pánico se propagó después de la quiebra de Silicon Valley Bank y los inversores comenzaron a deshacerse de cualquier cosa que oliera a riesgo bancario y fuga de depósitos.

El 15 de marzo, las acciones se desplomaron radicalmente cuando el presidente de su mayor accionista (Saudi National Bank, que posee el 9,88% del capital) descartó incrementar su riesgo en la entidad (liquidez y/o capital) si fuera necesario, la respuesta a Bloomberg fue “Rotundamente no”. Después aclaró que “No podemos porque superaríamos el 10%. Es una cuestión regulatoria”, pero ya era tarde, el mercado se quedó con lo de “Rotundamente no”.

Esto llevó a Credit Suisse a solicitar al banco central suizo una declaración pública de apoyo. Los CDS (seguros de impago de deuda) se dispararon a niveles no vistos por los principales bancos internacionales desde la Gran Crisis Financiera de 2008. Los bonos TIER 1 adicionales, que están subordinados a todos los demás rangos de deuda y pueden amortizarse si el capital cae por debajo de un nivel predeterminado, se negociaban por debajo del 80% del valor nominal. Incluso los bonos que vencen en abril cotizan a precios muy por debajo del nominal.

Evolución de los CDS de Credit Suisse.

Evolución de los CDS de Credit Suisse.

A diferencia de Lehman Brothers, Credit Suisse tiene activos líquidos sustanciales a los que recurrir, acceso a líneas de crédito del banco central y es menos sensible que muchos rivales a cambios bruscos en los tipos de interés. Tiene suficiente dinero para pagar la mitad de todos sus pasivos en depósitos y préstamos de otros bancos. Koerner dijo que el índice de cobertura de liquidez de la empresa mostró que puede manejar más de un mes de fuertes salidas en un período de estrés. El banco tenía un ratio de liquidez LCR del 144% en el 4T de 2022 (frente al 100% exigido por la regulación) y un ratio de capital CET1 del 14,1% (vs. 13,1% de media en Europa).

El plan de recuperación a tres años implica la eliminación de 9000 puestos de trabajo, el desmantelamiento del gigante de la banca de inversión asentado durante cinco décadas y el regreso de Credit Suisse a sus orígenes como banquero de los ultrarricos del mundo. Eso significa escindir First Boston, un banco de inversión estadounidense que adquirió en 1990 con miras a cotizarlo en 2025, y vender partes de su unidad de productos titulizados a Apollo Global Management. 

Ese proceso ahora corre el riesgo de estancarse en una liquidación más amplia. Según Financial Times, UBS negocia la compra de Credit Suisse para atajar la crisis. Esta posible operación es prioritaria para las autoridades helvéticas, ya que la desconfianza ha seguido en los últimos días a pesar de la inyección de liquidez que le ha brindado el Banco Nacional de Suiza, de 50.000 millones de francos. Los consejos de administración de las dos entidades se van a reunir durante el fin de semana para estudiar la operación.

Tanto el caso de Credit Suisse como el previo de Silicon Valley Bank se deben a una mala gestión aislada, no estamos ante problemas sectoriales ni sistémicos.

No obstante, espero que la firma suiza resurja de las cenizas como el ave fénix. Oscar Wilde decía: “Todo santo tiene un pasado y todo pecador tiene un futuro”.