Es el pasado que vuelve…

Lo que vuelve es el drama de que en EEUU acaban de toparse con el llamado “techo de la deuda pública” que puede tener emitida y en circulación el gobierno y que desde el último acuerdo en el Congreso (de diciembre de 2021) estaba fijado en 31,4 billones (trillion) de dólares.

Es algo que ya ha sucedido en varias ocasiones a lo largo de los últimos 12 años, aunque cobró especial relieve en aquellos días del verano de 2011 en que la arquitectura del sector financiero mundial parecía que iba a derrumbarse sobre nuestras cabezas por segunda vez en tres años.

La consecuencia, entonces, de la incertidumbre provocada en torno a si el Tesoro de EEUU terminaría por hacer default (es decir, no pagaría los intereses o algún vencimiento del principal de la deuda pública en la fecha debida) sacudió los mercados financieros de todo el mundo. Entre las consecuencias más llamativas estuvo la fuerte caída de las Bolsas: el índice general S&P 500 perdió del 7 de julio al 3 de octubre de 2011 un 19%.

La situación se percibía doblemente complicada y grave porque en la zona euro apenas se había salido del susto de la crisis de la deuda griega (que había estallado en enero de 2010, con un primer plan de rescate en mayo de ese año, y otro en octubre de 2011) y de las medidas de reducción del gasto que tuvo que tomar de urgencia el gobierno de Zapatero, a las que siguieron, en noviembre de 2010, el rescate de Irlanda y, más tarde, el de Portugal, en mayo de 2011.

Por si eso fuera poco, el BCE, aún dirigido por Jean Claude Trichet, volvía a cometer el error de subir dos veces los tipos de interés, igual que lo había hecho en la primavera de 2008, cuando la economía norteamericana ya estaba en recesión (aunque aún no se hubiera declarado formalmente) y a solo tres meses de la quiebra de Lehman Brothers.

Piénsese que, en ese verano de 2011, y por esas mismas fechas del peligro de impago de la deuda pública norteamericana, las economías de la zona euro y de Japón habían vuelto a entrar en recesión, mientras que la de EEUU se libraba de ella por los pelos (la Confianza de los Consumidores bajó al muy recesivo nivel de 40,9; por comparar: ahora está en 108,3).

¿Qué puede hacer el Tesoro de EEUU para evitar el 'default'? Pues, en primer lugar, empezar a rebañar dinero de todos los sitios de donde pueda hacerlo, además de restringir el gasto

Para terminar de pintar el panorama de entonces, baste recordar que aún faltaban seis meses para que Mario Draghi pudiera tomar las medidas drásticas de política monetaria acomodaticia que salvaron a la zona euro de la disgregación (los préstamos a la banca europea conocidos como LTROs) y doce meses para que lanzara aquel “whatever it takes” (haremos “lo que sea necesario”) que los mercados no se creyeron de verdad hasta dos meses más tarde (septiembre de 2012).

En el terreno de lo político, Mariano Rajoy ganaría las elecciones generales por las mismas fechas en que Draghi asumía la presidencia del BCE y bajaba los tipos de interés, y aún quedaba también más de medio año adicional para el rescate de Bankia, lo que equivaldría al rescate del sistema financiero español. Para cuando Draghi tomaba posesión (noviembre de 2011) también se producía la caída del gobierno de Berlusconi.

Fueron, por tanto, fechas muy dramáticas en todas partes, porque 2011 también fue el año de la “Primavera Árabe” y del maremoto que provocó el caos y numerosas víctimas mortales en la costa japonesa, además de la fuga en la central nuclear de Fukujima.

¿Podría repetirse otra vez el episodio de inestabilidad financiera descrito? No necesariamente, porque las circunstancias son muy distintas y el sistema financiero se encuentra aparentemente mucho más sólido, pero el mundo se encuentra atribulado, también ahora, por numerosos miedos, y afectado por incontables achaques que, aunque bien diferentes, podrían llevar a consecuencias parecidas.

Y lo de la solidez del sistema financiero podría ponerse en entredicho por la crisis existente en algunos sectores de la economía mundial, como el sector inmobiliario y de la construcción en EEUU y en otros países: se habla poco de que en USA, en los últimos doce meses, las licencias de obra han caído (-30%) y la venta de viviendas de segunda mano también (-34%).

¿Qué puede hacer el Tesoro de EEUU para evitar el default? Pues, en primer lugar, empezar a rebañar dinero de todos los sitios de donde pueda hacerlo, además de restringir el gasto, comenzando por las aportaciones al Plan de Ahorro de los funcionarios, dando prioridad a los pagos de la deuda pública, retrasando otros pagos que no considere prioritarios, entre ellos, cerrar algunos departamentos la Administración norteamericana y enviar a los funcionarios a sus casas durante los días que sea necesario (algo que ya ha sucedido otras veces).

¿Se contagiará del mercado americano el mercado de los bonos europeos? Es pronto para saberlo

Lo curioso es que el paralelismo con lo que sucedió en 2011 planea de nuevo sobre nosotros, pues parece que el Tesoro se quedará sin dinero en los mismos meses de julio y agosto en que se iba quedando sin dinero entonces. Todo dependerá de cómo vaya la recaudación de impuestos, al no poder emitir deuda nueva.

En 2011 la pelea se produjo entre la Administración de Obama y una Cámara de Representantes dominada por los republicanos (en un momento aquél de dominio, a su vez, del Tea Party) igual que lo está ahora, lo que dificultará las negociaciones con una Administración demócrata, de la misma manera que lo hizo entonces.

La reacción de los mercados no está siendo nada aspaventosa, ya que se ve la crisis aún demasiado lejos, pero, con todo y con eso, el coste de asegurar el riesgo de impago de la deuda de EEUU a un año subió la semana pasada de 15 a 69 puntos básicos.

Hay que recordar que en aquellos días de 2011 la cosa se puso tan seria como para que la agencia calificadora de la deuda Standard&Poor’s rebajara la calificación de la de EEUU, que, hasta entonces, había sido siempre la máxima.

Todo apunta a que, en el terreno de la Bolsa, el año 2023 se está planteando de la misma o parecida manera a como se desenvolvió en 2011: con grandes sustos y oscilaciones, no solo por la amenaza de default, sino porque aún quedan pendientes subidas de tipos de interés a ambos lados del Atlántico y, supuestamente, una retirada de liquidez por parte de los bancos centrales, que quieren seguir reduciendo sus balances, además, claro está, de las sorpresas aún más desagradables que pueda proporcionar la guerra en Ucrania u otros acontecimientos geopolíticos.

Pero, volviendo a la renta fija, la gran pregunta es: ¿se contagiará del mercado americano el mercado de los bonos europeos? Es pronto para saberlo. De momento, lo que podrían considerarse síntomas de contagio en la cotización de las Letras del Tesoro alemán, español e italiano son muy débiles.

Si hubiese un riesgo elevado de que EEUU no hiciera honor a sus compromisos de pago de la deuda de largo plazo, estaríamos ante un verdadero "cuasi-cisne negro"

Pero no hay que olvidar que el BCE está comprando aún deuda española e italiana con los vencimientos que tiene de deuda alemana (mediante su programa de compra llamado TPI) por lo que, mientras los alemanes no se harten, no habrá mayor problema.

Eso permite que las primas de riesgo estén controladas. Además, parece que el antiguo y temido “somatén de los bonos” (que es una posible traducción correcta de “bond vigilantes”; otra sería “justicieros del mercado de los bonos”) sigue durmiendo la siesta.

Los síntomas de contagio, de hacerlo, deberían aparecer en los mercados de Letras del Tesoro a un año o a plazos inferiores, principalmente, dado que el riesgo de impago por parte de EEUU es un riesgo de corto plazo, pues se supone que para dentro de un año, como mucho, el problema estará resuelto. De lo contrario, si hubiese un riesgo elevado de que EEUU no hiciera honor a sus compromisos de pago de la deuda de largo plazo, estaríamos ante un verdadero
“cuasi-cisne negro”.

Preparados, por tanto, para un año de “bumpy road” o “camino lleno de baches” del que hablan los anglosajones. Camino al que, por otra parte, ya estamos bastante acostumbrados desde hace 15 años. Nos pilla curados de espanto.