¿A quién le ha extrañado la posición de los dirigentes empresariales ante los indultos? Solo a los ingenuos. Tanto el Cercle d'Economia como la CEOE, a través de sus presidentes, los señores Faus y Garamendi, han hecho lo que manda el Manual de relaciones de un empresario con el poder político (Capitulo III de mi libro: Tsunamis políticos. Consejos y reflexiones para empresarios y directivos en su relación con la política. Editorial EUNSA. junio 2010 páginas 61 a 73).

Ese manual dice:

1. A corto plazo pactar con el poder político. El BOE puede ser un arma de destrucción masiva que hay que tener en cuenta siempre (sino que se lo pregunten a quienes quisieron olvidarse de ello, por ejemplo, el Sr. Ruiz-Mateos).

2. A medio plazo animar a llegar al poder a quienes sostienen ideas que apoyen el libre mercado y el empresariado como creadores de riqueza y trabajo.

3. A largo plazo animar, financiar, apoyar a los centros de creación ideológica para que desarrollen y difundan teorías en favor del mercado y la iniciativa empresarial como garantía de desarrollo económico y humano de una sociedad.

Por tanto, el Cercle, que tiene un Govern independentista y un Gobierno socialista, no tiene más remedio, en este momento, que poner buena cara al poder político ¿Y la CEOE? Pues también.

Los grandes empresarios en España saben que sus negocios dependen muchas veces del BOE. Si no, por ejemplo, que se lo pregunten a las eléctricas, que ahora se están forrando; o a la Banca que ha recibido ayudas sustanciales para evitar "el peligro sistémico". Lo de la 'ley del mercado' sólo se lo creen los académicos y de ellos únicamente los más teóricos.

La realidad es un complejo entramado de sector privado, público y tercer sector. Así que no me creo la reprimenda de esos grandes empresarios a Garamendi por sus palabras a favor de "arreglar las cosas para la distensión". Garamendi es un navegador en las aguas de esa burocracia que también es la CEOE; buen discípulo de su maestro Cuevas. No habla sin saber esto.

No me creo la reprimenda de esos grandes empresarios a Garamendi por sus palabras a favor de 'arreglar las cosas para la distensión'

Por otra parte, si hay algo que teme cualquier empresario, sea micro, pyme o gran empresa, es la incertidumbre. La distensión en el llamado "tema catalán", que es más un "tema de catalanes", reduce, al menos a corto plazo, esa incertidumbre. Si el clima de esa comunidad se torna en una la normalidad de negociación, lo más serena posible, como ocurre en el País Vasco, las aguas volverán a su cauce; algunas sedes empresariales retornarán a Cataluña. España y dentro de ella Cataluña, respiraría. Bastantes problemas económicos tenemos (paro, déficit, improductividad, …) como para añadir una inestabilidad territorial.

En esa clave, la respuesta corresponde ahora a ERC. Junts per Catalunya (JxCat) necesita tiempo para digerir la nueva situación y deshacerse de Puigdemont (ya se están dando pasos, pero tardará). La CUP se sitúa fuera del sistema y contar con ella sería una ingenuidad.

Si ERC se acerca a la realpolitik (que parece que Junqueras intuye como necesaria) no sólo hará un gran favor a la economía catalana y española; además, empezará a recoger los votos de la antigua Convergencia ¿No es eso lo que ha querido desde hace tiempo? Convirtiéndose en el PNV de Cataluña.

Si ERC se enroca en el independentismo, hundirá definitivamente la economía catalana, creará incertidumbres en la española y perderá esa oportunidad política.

El liderazgo no es ponerse delante de la manifestación y hacer demagogia. El liderazgo es reconducir la manifestación hasta la sensatez viable. Lo que dudo es que Pere Aragonès y sus mariachis sean conscientes de eso y ahí está el gran riesgo de Sánchez y los españoles con los indultos: que no sólo no sirvan para la distensión, sino que agraven la inquina que desata el sentirse engañados.     

*** J. R. Pin es profesor del IESE.