Hace tiempo que Donald Trump viene exigiendo a la industria farmacéutica que debe tomar medidas para rebajar los precios de sus medicamentos en Estados Unidos.
Las cúpulas de las grandes multinacionales barajan fórmulas para satisfacer al residente de la Casa Blanca, ocasionando el menor daño posible a sus cuentas. Y eso puede pasar por perjudicar los sistemas sanitarios de la Unión Europea, incluido el español, y el acceso a los medicamentos innovadores.
Según ha podido saber el Observatorio de la Sanidad, las direcciones de varias multinacionales farmacéuticas están barajando dejar de lanzar productos en los mercados comunitarios. ¿La causa? Eludir, dentro lo posible, la exigencia de Trump de que los precios de sus medicamentos en Estados Unidos se igualen con los de países desarrollados como los europeos... no comercializándolos allí.
Con todo, se trata de una posibilidad que algunas compañías barajan ya desde hace tiempo: la posibilidad de no lanzar determinados productos innovadores en mercados como, por ejemplo, el español. ¿La causa? La baja rentabilidad que permiten los precios que ofrecen las administraciones.
En realidad, se trata de algo que ya ocurre con algunos medicamentos en determinados países. Es el caso del mercado portugués. Según ha podido saber este periódico, los vecinos ibéricos están huérfanos de varios productos farmacéuticos innovadores. Hay compañías que descartan su comercialización por, precisamente, los bajos precios que se ofrece a pagar su Gobierno.
En este contexto, las grandes multinacionales farmacéuticas ya estaban cavilando si merecía la pena lanzar determinados productos innovadores en los mercados europeos. Pero ante las reclamaciones de Trump, esta posibilidad cobra más fuerza.
Lo cierto es que el sector farmacéutico tiene una importante dependencia de sus ventas en Estados Unidos: cerca de la mitad de los ingresos de las compañías se origina allí. De hecho, en el caso de las grandes multinacionales, más de la mitad. En cambio, la UE representa menos del 23% del mercado farmacéutico mundial.
Así, las compañías no se pueden permitir perder terreno en Estados Unidos. Por eso, entre otras cosas, compañías como AstraZeneca, Sanofi o Novartis (por citar tres) se han comprometido a invertir cientos de miles de millones en Estados Unidos.
Para Trump, esto supone cumplir parte de sus metas: más inversión y producción de medicamentos made in USA. Pero esto no resuelve el diferencial de precios que hay con otros países desarrollados, que se ha comentado antes.
Un informe del think tank Corporación Rand (uno de los más potentes de Estados Unidos) apunta a que, de media, un fármaco en Estados Unidos cuesta tres veces más que la media de los países desarrollados de la OCDE.
En una carta enviada la semana pasada, Trump pidió a los CEO de las principales farmacéuticas medidas inmediatas para rebajar los precios de los medicamentos en un plazo de 60 días. Muy al Donald Trump style.
Desde la industria creen que parte de la solución esta reclamación ya se está en marcha. Se trata de poner en marcha fórmulas para vender de forma directa al paciente y evitar a los intermediarios.
Concretamente a las grandes aseguradoras de Estados Unidos. Como ya ha contado este periódico, hay guerra entre el sector pharma y empresas como CVS, United Health o Cigna.
Thomas Schinecker, CEO global de Roche, señaló hace unos días a estas compañías y aseguró que sacarlas de la ecuación permitiría una reducción radical del precio de los medicamentos. ¿Se llegará hasta este punto y será suficiente para la actual Administración estadounidense? Veremos.
