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Donald Trump tiene varios frentes abiertos para revolucionar el mercado farmacéutico de Estados Unidos. Además de las constantes amenazas de aplicar aranceles a la importación de medicamentos, el presidente de Estados Unidos ha anunciado la puesta en marcha de políticas para imponer drásticas rebajas de los precios de los fármacos. Una iniciativa que está desatando una peculiar guerra entre los laboratorios y las grandes aseguradoras.

Cabe recordar que el modelo sanitario en Estados Unidos no tiene nada que ver con el español (y, en términos generales, europeo). El Medicare cubre a la población con menos ingresos (con pobres coberturas), pero la mayoría de la población depende de seguros sanitarios privados, que también tienen un rol en la negociación del precio de los medicamentos.

Concretamente, grandes aseguradoras como CVS, UnitedHealth o Cigna son las principales intermediarias comerciales de medicamentos (o gestoras de beneficios farmacéuticos, como se conoce esta posición) en Estados Unidos, manejando el 80% del mercado. Y tendrían un papel clave en su precio final, según acusan las compañías farmacéuticas.

Hace unos días, Thomas Schinecker, CEO global de Roche, señaló a estas compañías directamente. "Hay que hacer algo para eliminar a quienes sólo buscan ganar dinero", avisaba, en unas declaraciones recogidas en Bloomberg.

"Como compañía farmacéutica, hay que asumir un gran riesgo si se quiere desarrollar un nuevo medicamento, y creo que no está bien que los llamados intermediarios se lleven el 50% de las ganancias", añadía.

"Así que, si Estados Unidos quiere reducir los precios, vendamos directamente y podremos reducirlos en un 50%. Y podemos hacerlo en toda nuestra cartera de productos".

El responsable de la compañía helvética se refiere a buscar fórmulas para vender sus productos directamente a los pacientes, sin tener que pasar por las citadas intermediarias comerciales.

Según Schinecker, la compañía ya está dialogando con la Casa Blanca para buscar fórmulas para lograr este objetivo y dejar fuera del negocio a gigantes como CVS, UnitedHealth y Cigna.

Y no es el único laboratorio que trabaja en esta línea. Lilly, Novo Nordisk y Pfizer trabajan con la Administración para saltarse a los intermediarios en el mercado farmacéutico estadounidense. Particularmente a las aseguradoras, que son las que manejan el precio final.

Las autoridades federales estadounidenses hace tiempo que han puesto el foco en las compañías. La Comisión Federal de Comercio acusó a principios de año a CVS, United Health y Cigna de elevar los precios de medicamentos genéricos de forma desproporcionada, con incrementos del 1.000%.

Estas aseguradoras no se han quedado en silencio ante estas acusaciones y han cargado contra las big pharma. En una declaración ante el Congreso de Estados Unidos la semana pasada, sus representantes criticaron los "abusos que hacen las compañías farmacéuticas de sus patentes". Y de retrasar el lanzamiento de productos genéricos y biosimilares.

David Joyner, presidente de CVS, afirmó que el precio promedio de los fármacos recién lanzados al mercado por la industria estaba en los 300.000 dólares al año. "Humira, Ozempic y Stelara por sí solos cuestan más que todos los medicamentos genéricos juntos", aseguraba.

Así, la batalla está servida. Veremos si Donald Trump escoge lado.