Publicada

Las incidencias en la red ferroviaria de España se han convertido en algo normal en el día a día de los viajeros. El problema es que el Gobierno asume que seguirán siendo habituales, al menos, hasta 2028. Pero podría ser más porque hasta 2030 no estará renovada toda la flota de Cercanías y Rodalies.

Y es que Renfe está a la espera de que lleguen cerca de 500 trenes en los próximos años para renovar dicha flota, más allá de una futura compra que se espera hacer.

Pero el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, también asume que su puesta en funcionamiento no estará exenta de incidencias.

Óscar Puente, ministro de Transportes, en su visita a la fábria de Alstom donde se fabrican los trenes de Rodalies. Europa Press

Según este, un nuevo tren, al entrar en funcionamiento, suele tener incidencias. También ocurre al final de la vida útil de los mismos. Las averías mejoran en su edad media, generando una curva de incidencias en 'V'.

Por ello, “me temo que el año que viene y los dos siguientes vamos a encontrarnos en las dos partes de la curva, con un material nuevo que algún problema dará y con un material en sus últimos años de vida”, aseguró en su comparecencia en el Congreso de los Diputados el pasado jueves.

Eso nos lleva a que las averías y retrasos convivirán, al menos, con los viajeros hasta 2028, especialmente en los servicios de corta distancia. Pero con el calendario en la mano, podría ser más tiempo.

A principios de 2026 se espera que entren en funcionamiento en Rodalies y Cercanías los primeros trenes de Alstom (de un pedido de 201) y de Stadler (más de 130).

De hecho, el ministro asegura que llegarán dos convoyes cada semana. En el caso de Alstom, la entrega gradual será de entre tres y cuatro unidades al mes, según el fabricante.

Así que, en el mejor de los casos, Alstom podrá entregar 48 unidades al año, con lo que en poco más de cuatro años Renfe tendrá este pedido completo en servicio.

No obstante, las previsiones más moderadas bajan esa cifra a que el fabricante entregará tres trenes al mes, es decir, 36 unidades al año.

Eso quiere decir que tardará cinco años y medio en completar el pedido. Y aquí nos vamos hasta 2030.

Es decir, la fecha en la que el sistema ferroviario español podría seguir sufriendo incidencias podría alargarse aún más allá de 2028.

Además hay que sumar los trenes que llegarán de CAF (79) y otros derivados de contratos con Talgo para alta velocidad. Incluido alguno de los trenes Avril que quedan por entregar y que llevan dos años de retraso.

Otra compra

A pesar de los casi 500 trenes que renovarán la flota actual, Óscar Puente asume que serán necesarios más trenes.

Por ello, avanzó que tienen que planificar una compra de flota que no se mueva a base de impulsos y que sea periódica. Y en ello, dijo, estar trabajando desde su Ministerio.

De ahí la visita esta semana a una fábrica de Siemens en Alemania. Y probablemente no sea la única que haga a un fabricante fuera de nuestras fronteras.

El Gobierno mira al Viejo Continente. “Vamos a ver qué nos ofrece el mercado de fabricantes en Europa y el resto del mundo” para establecer un plan de adquisición que permita que la flota no se quede obsoleta”, señaló.

Para el Gobierno es la principal solución para dar una vuelta a la mala imagen del sector ferroviario. “Si no renovamos la flota, no mejoramos el servicio”, indicó Puente.

De hecho, fuentes del Ministerio de Transportes aseguran a EL ESPAÑOL-Invertia que están “viendo alternativas de momento” para mejorar el servicio de tren y que en esa línea “se abren muchas posibilidades”.

Por lo que aún no hay fijada visita a otro fabricante de forma pública. La intención de mirar fuera de Europa deja a Talgo en un segundo plano.

Y más después de los problemas que arrastra el modelo S-106, los trenes conocidos como Avril.

Renfe ha tenido que retirar el servicio de Avlo que usaba estos trenes de la ruta Madrid-Barcelona por fisuras en la estructura.