La escalada del oro sigue sin tener freno y este viernes asalta sus máximos históricos. La onza del preciado metal alcanza los 1.904,6 dólares en máximos intradía, apenas a un 0,4% de igualar los 1.911 'billetes verdes' que tocó el 6 de septiembre de 2011, pero no pudo aguantar al cierre. El enésimo pulso diplomático entre Pekín y Washington podría suponer el impulso final para este hito.

Si bien la volatilidad sigue marcando día a día la evolución del oro, con bandazos a uno y otro lado de la gráfica en buena parte de las últimas sesiones, la ruptura de los 1.800 dólares por onza ya advertía a los analistas del inicio del asalto a unos máximos históricos que ahora parece a punto de rebasar. Con estos últimos avances, el oro roza una revalorización del 25% en lo que va de este año del coronavirus.

La fuerte demanda de oro físico que alcanzó máximos durante el confinamiento al que se sometió a la población de muchos países, sigue muy por encima de su media histórica. Este viernes cuenta con el respaldo de un nuevo rifirrafe entre China y EEUU, dos gigantes que imponen la inversión en activos refugio cada vez que se carean.

Pulso por los consulados

En esta ocasión, el Gobierno de China ha decidido responder a la exigencia de EEUU de cerrar su consulado en Houston con una medida muy a la par. Pekín ha ordenado el desmantelamiento de consulado estadounidense en la ciudad de Chengdu. De momento, la respuesta es proporcionada, pero este inesperado toma y daca se ve ya por muchos como la antesala de un nuevo recrudecimiento de las tensiones entre ambas potencias económicas. No hay que olvidar que este año es electoral en Washington.

Este nuevo foco de incertidumbre se suma a los muchos que ya había desatado la crisis del coronavirus. Y, por si fuera poco, también se está prestando más atención en los últimos días a la posibilidad real de que el 'brexit' se produzca a las bravas sin acuerdo comercial con la Unión Europea, de manera que la relación entre ambas partes a partir del próximo año quedaría sensiblemente resentida.

Varios analistas de materias primas coinciden en señalar que, en tiempos de turbulencia, los inversores reclaman activos seguros. Y el oro es el refugio patrimonial por excelencia. Además, procuran que sean activos lo más tangibles posibles. Y un lingote, una moneda o una pepita de oro lo es tanto que se puede guardar en un bolsillo o -mejor- en una caja fuerte.

El analista de Invertia, Eduardo Bolinches, señala que en las últimas semanas se está produciendo un volumen de entradas en oro físico que no duda en calificar como “brutalmente importantes” e “históricas”, pues superan incluso los volúmenes de 2011, cuando el oro tocó los máximos con los que ahora se mide.

El soporte de la liquidez

Más allá de las tensiones puntuales entre las dos grandes potencias económicas del mundo, la abundancia de liquidez facilitada por los bancos centrales y mecanismos de estímulo como el 'Next Generation' recién aprobado por el Consejo Europeo dan sostenibilidad a este continuado incremento de precios en el oro y otros metales preciosos, como la plata, que está en una situación muy parecida.

Desde los despachos de Goldman Sachs insisten en señalar que el oro alcanzará los 2.000 dólares por onza el año que viene. Una vez que el grueso de las previsiones macroeconómicas descartan la posibilidad de una recuperación ágil y completa, el banco de inversión estadounidense cree que, desde los precios actuales, el oro tiene margen para anotarse un 10% adicional.

De momento, si alcanza al cierre de la sesión americana por encima de los 1.900 dólares por onza, será la primera vez que consiga esta hazaña. Y es que hace nueve años los dos días en los que superó esta cota no logró aguantarla hasta el último cruce. El récord histórico podría ser, por tanto, doble.

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