El oro encadena un máximo tras otro en las últimas semanas. La reapertura de las refinerías suizas se queda corta para atender la fuerte e incesante demanda de lingotes, barras y monedas del preciado metal, que acaba de asomarse a precios no vistos en los últimos nueve años.

La nueva ‘fiebre del oro’ sigue sin encontrar alivio incluso tras el regreso al funcionamiento de varias de las refinerías que en las últimas semanas se habían visto obligadas a echar el cierre. Tanto es así, que la onza del metal acaba de rebasar los 1.775 dólares, una cota que había sido infranqueable desde el año 2011 y cuya superación apunta ahora a nuevos máximos históricos.

En lo que va de abril, el oro repunta un 11,4%. En el último mes, la subida es del 17%. Y, sin embargo, en lo que va de año la revalorización de la onza se queda en el 16%. Estos porcentajes evidencian que el repunte se ha producido más especialmente en las últimas semanas. Cuando el pánico inicial por la irrupción del coronavirus ha dejado paso a la formulación de estrategias de inversión frente a la recesión global que con toda seguridad se avecina.

Sin el freno de las coberturas

Los analistas de materias primas destacan que, además, estos últimos bríos en la remontada pese a que la demanda de oro lleva casi dos meses en constante incremento, se deben a la superación de los episodios más bajistas en el mercado de renta variable. Las drásticas correcciones de las bolsas obligaron a muchos inversores a deshacerse de sus posiciones en el metal para conseguir liquidez y aportar garantías adicionales para el resto de sus depreciadas carteras.

Ahora, sin este freno, el acelerón del metal parece no tener fin.

Los gráficos que maneja Eduardo Bolinches, analista de Invertia, dan cuenta de este escenario. Por una parte, el ‘spread’ entre las posiciones de compra y venta se ha relajado ya a apenas 50 centavos por onza, lejos de los grandes huecos de hasta 10 dólares de hace cuatro semanas. Por otra, el experto apunta que si se rebasan los 1.790 dólares por onza en las próximas sesiones, “ya no habrá nada hasta los máximos históricos de los 1.922 dólares”.

Y a pesar de este persistente calentón, “sigue entrando dinero”, como señala Bolinches. Desde Andorrano Joyería, uno de los puntos de distribución de oro más importantes por volumen y trayectoria en España, lo corroboran: la subasta de piezas que cerraron el martes pasado “ha ido bastante bien, ha habido mucho más interés y movimientos que en otras recientes”, señala un portavoz del emblemático establecimiento.

Evolución del precio del oro Eduardo Bolinches

Una subasta que, además, contaba con algunas piezas que habitualmente cuentan con menos salida entre su catálogo. En este sentido, la demanda del oro va a más conforme la manguera de liquidez de los bancos centrales sigue regando el mercado para evitar los peores efectos del coronavirus sobre la economía, pero que también merma el valor del dólar, la moneda en la que se negocia el preciado metal en los mercados internacionales.

En este sentido, tanto desde la joyería catalana como desde la rama española de Degussa, uno de los principales comercializadores de metales preciosos en Europa, coinciden en que también la venta de piezas más pequeñas se ha multiplicado. Eso sí, lo habitual es que el cliente tenga que esperar más de lo acostumbrado hasta recibir su pieza, porque “las refinerías que han reabierto se están concentrando en grandes piezas para el cliente institucional”, según señala Tomás Epeldegui, director en España de la firma de origen alemán.

Regreso, pero a medias (o menos)

Este no es el único impedimento que sigue frenando la vuelta a un cierto equilibrio entre oferta y demanda en el mercado del oro. “Las refinerías que han reabierto lo han hecho a menos de medio gas”, señalan desde la Andorrano. MKS PAMP y Valcambi han explicado que operarán a “menos del 50% de su capacidad productiva”, mientras que Argor-Heraeus, la tercera que ha reabierto sus factorías en los últimos días en el cantón suizo de Tesino, ni siquiera ha puesto números a su regreso más allá de señalar que su actividad estaría “limitada”.

Con estas premisas, no es de extrañar que en Degussa ya estén esperando una nueva remesa de piezas que esperan recibir “a finales de esta semana o principios de la siguiente” que, según señala Epeldegui, ya está vendida antes de llegar a sus cajas fuertes. La agilidad en el transporte de piezas también se ha visto mermada por la limitación de movimientos y la reducción de la fluidez de mercancías en las aduanas, señala.

A la postre, se trata de dos factores más que, según ratifican los últimos informes publicados sobre la evolución reciente del oro, vaticinan la continuidad de esta ‘fiebre’ y su consecuente rally de precios.

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