La Bolsa de Nueva York, en Wall Street, con decoración navideña.

La Bolsa de Nueva York, en Wall Street, con decoración navideña. NYSE

Mercados

Las bolsas preparan su 'rally' de Navidad con la complicidad de los bancos centrales

La cautela por la que se ha optado a la hora de retirar estímulos y apuntando siempre a la solvencia de la recuperación promete animar la renta variable.

17 diciembre, 2021 05:30

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La bestia negra apunta a convertirse en hada madrina. La cautela de la que han hecho gala los bancos centrales al dar el pistoletazo de salida a sus respectivas estrategias de tapering se postula como desencadenante del esperado rally de Navidad para unas bolsas que ya estaban viendo peligrar esta tradicional remontada para acabar el año.

El tono alcista con el que en las últimas jornadas han reaccionado las bolsas a los anuncios de retirada de estímulos por parte de un batallón de bancos centrales da la pista de que Santa Claus también podría visitar los índices este año. En especial, aquellos que andan más rezagados en el acumulado de este 2021 que ya se acerca a su final.

En los últimos meses, la posibilidad de una retirada demasiado ágil de los estímulos monetarios desplegados para combatir el impacto de la pandemia sobre la economía se había convertido en el gran miedo de los inversores. Y es que algunos fantasmas del pasado apuntaban a la posibilidad de que el freno a la inflación se terminase convirtiendo en un palo en la rueda de la recuperación económica.

El precedente Trichet

Aquello fue lo que ocurrió el 3 de julio de 2008. Aquel día, el Banco Central Europeo (BCE) elevó los tipos de interés en un cuarto de punto bajo la batuta de Jean-Claude Trichet. Un movimiento que multiplicó el impacto de la crisis financiera a esta orilla del Atlántico y del que buena parte de la comunidad inversora sigue teniendo un recuerdo muy vivo.

No es de extrañar, por tanto, que una retirada demasiado agresiva de estímulos -un tapering hawkish, como se suele denominar en jerga financiera- haya llegado a ser señalado por los inversores de todo el mundo como la principal amenaza para el buen desempeño de la economía y las bolsas. Así lo atestigua la última edición de la Encuesta Global de Gestores de Bank of America.

El sondeo, publicado hace solo unos días por la entidad estadounidense, señala que un 42% de las manos fuertes del mercado ya apuntan a este riesgo como su mayor preocupación. Un porcentaje abultado que aún engorda más si se tiene en cuenta que hace solo un mes apenas un 22% de los gestores se decantaban por este factor.

Al contrario de lo que ocurrió en Fráncfort hace 13 años, esta última semana los bancos centrales se han esforzado por subrayar que gastarán pies de plomo antes de realizar cualquier ajuste. Esta vez han asegurado que ni siquiera están dispuestos a atarse a sus propias previsiones o anuncios, anteponiendo siempre la evolución de la pandemia y especialmente de sus efectos sobre la economía.

Una de cal, otra de arena

Un compromiso que ha quedado patente tanto en los comunicados como en las comparecencias de los gobernadores de los hasta nueve grandes bancos centrales que esta semana han tomado la palabra. Y con tanta claridad que desde Aspain 11 Family Offices no dudan en calificar la alocución de Jerome Powell del miércoles como "uno de los discursos más importantes de los últimos tres años".

El economista jefe de ING, Carsten Brzeski, ha resumido que "hay algo para todo el mundo". Como si del propio Santa Claus se tratase. Los anuncios de revisión de tipos y, especialmente, de reducción o finalización de programas de compra de deuda para los seguidores del ala más agresiva (hawkish) y persistencia de los planes de acompañamiento más tradicionales para calma de aquellos más cautos (dovish).

Incluso los bancos centrales que más allá han ido en su arranque por el camino del tapering, tampoco han llegado tan lejos. Azad Zangana, estratega y economista sénior para Europa de Schroders, señala que, si bien el Banco de Inglaterra "ha decidido que los riesgos disruptivos que puede causar la variante ómicron son menores que los riesgos de una mayor inflación a medio plazo […], los tipos de interés siguen estando increíblemente bajos".

Récords y rezagados

En definitiva, un punto de arranque que también podría serlo para un tirón de última hora en las bolsas mundiales que alegre un poco más las cifras conseguidas en este segundo año de pandemia. Y es que ahora que la incógnita de los bancos centrales se ha resuelto, desaparece la incertidumbre que mantenía amarradas sus gráficas de precio.

Eso sí, los analistas coinciden en que la visita de Santa Claus debería notarse no tanto en los que ya andan en zona de máximos anuales y hasta históricos como en aquellos más rezagados. Así, mientras el S&P 500 se mueve en cotas insólitas hasta ahora con una revalorización acumulada del 24,4% desde enero, el Ibex 35 todavía cotiza un 17% por debajo de sus precios previos al estallido de la pandemia y solo suma un 3,8% en el año.