"Las actividades relacionadas con criptomonedas son ilegales" ha dictaminado el banco central chino en un aviso en su página web.

Prohíbe de forma efectiva cualquier actividad relacionada con las criptodivisas, incluyendo pagos, 'trading' y actividades publicitarias, aludiendo a los riesgos que entraña para la estabilidad nacional por los riesgos de la especulación.

Esto incluye servicios de tipo de cambio entre divisas oficiales y criptodivisas, servicios de canje ('exchange') entre distintas criptodivisas, la compensación y liquidación de activos como contraparte central, la provisión de información de precios de criptodivisas, la emisión de 'tokens' y las transacciones de derivados ligados a criptodivisas.

El PBOC también ha señalado que proporcionar estos servicios a residentes chinos a través de Internet por parte de 'exchanges' situados en el extranjero también es una actividad ilegal.

La batería de nuevas prohibiciones afecta tanto a empresas como a ciudadanos. El regulador ha explicado que las inversiones en criptodivisas implican riesgos legales, por lo que todas las pérdidas acarreadas serán responsabilidad suya y podrán ser investigados por parte de las autoridades.

Reacción inmediata

La reacción en el mercado ha sido violenta, si bien es tan grande la volatilidad en estos activos, que no ha sorprendido demasiado en un primer momento ya que a veces, incluso sin un motivo aparente, se mueven en una proporción similar. Pero la caída ha sido dura.

En concreto el bitcoin que esta mañana llegó hasta los 45.200 dólares, se ha desplomado hasta un mínimo en 40.700. 

Más violenta fue la reacción del ethereum que cayó desde 3.165 hasta 2.735.

China contra las criptos

Esta violencia en los movimientos no es nada extraña en estos activos pero es curioso que pocos días después de que un país adopte como moneda oficial el bitcoin (El Salvador), la que está destinada a ser en poco tiempo la primera potencia mundial, prácticamente la ilegalice.

La guerra del gobierno chino contra las criptos no es nueva aunque sigue siendo uno de los países donde más se minan (se crean) muchas de ellas.

De hecho, gran parte de las críticas medioambientales contra el minado de criptomonedas se basan en que en China gran parte de la energía eléctrica que se gasta para crearlas procede de quemar carbón.

En mayo, el Comité de Estabilidad Financiera y Desarrollo de China, un organismo subordinado al Consejo de Estado, acordó tomar medidas para beneficiar a la economía real y prevenir y controlar riesgos financieros. Como parte de esto, consideraron necesario "tomar medidas" contra la minería de bitcoin.

Asimismo, el banco también ha prohibido a las "compañías de Internet" proporcionar servicios de publicidad o marketing para actividades relacionadas con criptodivisas.

Nada cambia técnicamente

Respecto al bitcoin, desde el punto de vista técnico no hay nada reseñable para nuestro analista de Invertia, Eduardo Bolinches que solo está viendo una resistencia en los 45.000 dólares por haber actuado antes como soporte al final de la primera quincena de este mes.

Ahora tocará estar muy atentos a lo que ocurra con el actual soporte en los 40.680 dólares, sobre todo durante el fin de semana que es cuando mayor volatilidad tiene esta criptomoneda.

Perder dicho nivel, según afirma, implicaría continuar con las correcciones hacia el siguiente soporte en los 38.120 dólares.

La polémica siempre está presente

Hasta los más escépticos se han convencido ya de la importancia del bitcoin como activo. Sin embargo, aún hay muchas dudas sobre su utilidad real, lo que despierta, más allá de discusiones –muy emocionales- en redes sociales y foros, debates entre economistas de prestigio.

Por ejemplo, el profesor de la Columbia University, Willen H. Buiter, cree que es tan sólo un activo especulativo con una volatilidad altísima (más de diez veces superior a la de las divisas más habituales) y que por eso no sirve de reserva de valor.

Para entender este aspecto hay que pensar en, por ejemplo, un salvadoreño que no confía en la moneda de su propio país y para protegerse de su depreciación, compra bitcoin. Si no existiera –aún lo hace la mayoría- compraría dólares.

La diferencia es que sus ahorros pueden moverse –también a la baja- diez veces más invertido en la criptodivisa, que invertido en dólares. Y a veces estos movimientos ocurren, como hemos visto hoy, en minutos.

Por otra parte, también existe el problema de la inflación de criptomonedas. Si cada vez se crean más, según van apareciendo, más se parecen a las divisas tradicionales de los diferentes países.

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