Las compañías con un propósito especial de compra (SPAC) están de moda. En lo que llevamos de año las SPAC han conseguido recaudar 122.000 millones de dólares, una cifra muy alejada de lo conseguido en 2020. Durante ese año estos vehículos lograron alcanzar una recaudación de 83.000 millones y en 2019 de 13.000 millones. 

Estos vehículos permiten una salida más o menos rápida a bolsa, a través de la que se puede lograr dinero de inversores de forma inminente para la adquisición de una tercera empresa. Ejemplos de compañías que lo han hecho hay muchos en los últimos meses. En septiembre conocimos que Virgin Orbit, la filial de lanzamiento de satélites de Virgin Galactic, eligió esta opción para salir a los mercados bursátiles, aunque la operación no se cerrará hasta, mínimo, final de este año. 

La semana pasada fue la famosa revista financiera Forbes la que anunció también su salida a bolsa a través de una fusión con una SPAC. Aquí en España la empresa de cargadores de coches eléctricos Wallbox, saldrá a bolsa el próximo trimestre. 

Si bien la operación más llamativa para España afecta a Codere, empresa que cotiza en el Mercado Continuo y que va a conseguir que una filial suya salga a bolsa en el Nasdaq

Qué son las SPAC 

SPAC son las siglas de “Special Purpose Acquisition Company” (empresa de adquisición con propósito especial) y su único fin es conseguir fondos para realizar fusiones y adquisiciones. 

Salen al mercado, captan fondos, y con ellos adquieren una o varias empresas que esperan que coticen en bolsa. Los directivos de estas compañías no pueden disponer de los fondos para otros fines. No obstante, la empresa en la cual se va a invertir no tiene por qué hacerse público. 

El inversor hace un salto de fe confiando en el gestor, y a veces en algún inversor institucional con el que va de la mano. 

Además, existe un período acordado para que se lleven a cabo las operaciones de compra o fusión; suele ser de 24 meses. En el caso de que transcurra este período de tiempo y no se haya producido ningún tipo de operación, se liquida la sociedad creada y se devuelve el dinero a los inversores

Mientras esto sucede el dinero se deposita en una cuenta de fideicomiso que abona intereses a los que han acudido a la OPI (oferta pública inicial) de dicha SPAC

A veces también son llamadas “Blank Check Companies” o compañías de cheque en blanco ya que, en ocasiones, se dedican a recaudar fondos sin un modelo de negocio claramente expresado, a la espera de una posible adquisición. 

Pero lo habitual es que suelan estar especializadas en un sector concreto, normalmente empresas emergentes; las startups de tecnología hasta ahora han sido las más numerosas. 

Codere como ejemplo 

Si una compañía quiere salir a cotizar a bolsa, los trámites ni son fáciles ni son baratos, especialmente si el tamaño es pequeño. Sin embargo, si se deja comprar por una SPAC que ya se encuentra cotizando en una bolsa de valores, la adquisición pasa a sustituirla y su salida al mercado se produce de un modo más rápido y barato.  

Codere, la empresa de recreativos fundada en 1980 que ahora se dedica sobre todo a las apuestas deportivas, lleva años de desplome bursátil. Tuvo la mala fortuna de salir a bolsa en octubre de 2007, coincidiendo con los máximos históricos de la bolsa española, y desde entonces sus acciones han perdido más del 99%. 

Una política expansionista demasiado ambiciosa en plena crisis financiera lastró su evolución desde entonces, y sus problemas para refinanciar su deuda tras la crisis pandémica lo convierten en uno de los peores valores del Mercado Continuo en 2021, en el que pierde casi un 50% de valor. 

Sin embargo, la posibilidad de salir a bolsa en el Nasdaq usando una de sus filiales, le va a permitir una inyección de capital que, sin una SPAC, le resultaría muy complicada de conseguir. 

Así, Codere Online -formada por la sociedad matriz Codere Online Luxembourg, Servicios de Juego Online y sus filiales consolidadas- se ha fusionado con la SPAC DD3 Acquisition Corp. II valorando la suma en 350 millones de dólares. Y Codere mantiene la gestión. 

A favor y en contra 

Hay quien cree que las SPAC tienen tanto éxito exclusivamente por el exceso de liquidez que hay en los mercados  y que, igual que ha llevado a mínimos la rentabilidad de los bonos 'basura' (o con altas probabilidades de impago), está propiciando que salgan a cotizar empresas que en otra situación no encontrarían financiación. 

Sin embargo, incluso si esto es total o parcialmente cierto, el que haya posibilidades de conectar a una pyme (sea o no una startup tecnológica que son las que más suelen acudir a esta figura) con inversores anónimos, no deja de ser una buena noticia. Salvando las distancias, es la misma filosofía que hay detrás del BME Growth (antiguo MAB). 

La CNMV filtró en julio que, en la regulación que está preparando para una posible autorización a las SPAC españolas, exigirá que haya un mínimo de 50 millones y de 50 inversores para poder constituirse, aunque es un tema que se sigue debatiendo, y en que la posible fiscalidad que se aplique, será clave.

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