Los mercados vuelven a temblar ante el coronavirus. La acelerada expansión de la variante Delta de la Covid-19 ha arruinado las optimistas previsiones de recuperación que se habían vertido sobre las empresas y economías más golpeadas por la pandemia. Un pesimismo del que también se ha contagiado el Ibex 35, cuya gráfica amenaza ya con regresar a mínimos anuales.

Las alarmas sobre el destino más inmediato del índice español saltaron este lunes. En los cruces más bajistas de la que fue su quinta sesión consecutiva a la baja se ponía en duda la continuidad por encima de la media móvil de largo plazo y, por tanto, se asomaba peligrosamente al desencadenante de un nuevo y más profundo episodio bajista que condenaría al selectivo a perder todo lo conseguido desde enero.

Aunque el viaje de regreso a los 7.757 puntos del pasado enero supondría un impacto de ‘solo’ el 7% para el Ibex 35, su importancia radicaría más en el adiós a todas las esperanzas puestas en el índice y la recuperación de la economía española que en el puro porcentaje. Y eso que el viaje a mínimos anuales se traduciría en una pérdida del 16% desde sus máximos de este 2021, conseguidos hace solo un mes.

Salvado "por los pelos"

El analista de Invertia, Eduardo Bolinches, señala que haber salvado la media móvil de largo plazo de los 8.301 puntos “por los pelos no puede considerarse garantía de nada”. Es más, considera que “es insuficiente para poner en entredicho la continuación de la pauta de máximos decrecientes” que marca su evolución más reciente.

Una trayectoria bajista que de momento no encuentra remedio ni en la agilidad de las campañas de vacunación desplegadas por todo el mundo, pues más rápida se revela la expansión de la hasta hace poco conocida como cepa india del coronavirus. Eso explica que la espantada de los inversores se esté concentrando en aquellos sectores más dependientes de una vuelta a la antigua normalidad para recuperar su negocio.

Desde la firma de inversión BTIG, un reciente informe señala que muchos inversores “están pensando más en un regreso a la recesión que en un crecimiento por encima de la tendencia para 2021 y 2022”. En otras palabras: que las expectativas de recuperación que se habían generado se hayan pasado de entusiastas y la vieja normalidad esté todavía lejos de recuperarse.

Y todo ello aderezado, como recuerda Bolinches, por “el bajo volumen muy propio de estas fechas de verano en las que estamos” que hacen que cualquier movimiento de entrada o salida de capitales se vuelve aún más abrupto. Algo de lo que varios de los últimos veranos dan buena fe con movimientos bruscos como el recorte del 5,8% sufrido por el propio Ibex 35 en agosto de 2018.

¿Pico en Wall Street?

La cautela que había impuesto en los mercados el miedo a un traspié de los bancos centrales por una inflación desatada se ha sumado en los últimos días al temor de que la variante Delta complique aún más las cosas y sea el detonante de una fase correctiva más profunda para las bolsas. Dos peligros que podrían darse combinados o más bien por separado, como parecen apuntar los últimos tirones a la baja en los rendimientos de los bonos soberanos americanos y europeos.

En este punto, conviene abrir el foco más allá de lo que últimamente ha ocurrido en el parqué madrileño. Incluso más allá de sus vecinos europeos. Mientras que el Ibex 35 se ha quedado a un 8,6% de la recuperación de sus precios previos al estallido de la pandemia en sus mejores compases de lo que va de este 2021, Wall Street ha encadenado unos máximos históricos tras otros.

El director de Divacons-Alphavalue, Pablo García, advierte de que “hay que andarse con ojito”, ya que las novedades sobre la evolución de la pandemia han conducido a que el momentum en el que se asentaban muchas apuestas cíclicas esté “perdiendo fuerza”. Como ejemplo, el retroceso del 2% que acumula el industrial estadounidense Dow Jones en lo que va de este mes de julio.

En este mismo tono de discurso, desde Barclays se coincide en que “las perspectivas para el segundo semestre parecen menos halagüeñas, lo que implica que se perfila en el horizonte una disminución de las rentabilidades de la renta variable”. Una advertencia que sus analistas lanzan al considerar unos beneficios corporativos del segundo trimestre “sólidas, pero en pico de crecimiento”.

Más noticias que fundamentales

En un reciente informe, la directora de estrategia de tipos en EEUU de Société Générale, Subadra Rajappa, apuntaba que los últimos movimientos del mercado parecen seguir “el clásico vuelo hacia la calidad”, lo que en jerga se conoce como estrategias de inversión quality. La directiva de origen indio señalaba que los mercados parecían estar más influenciados en los últimos días por “el flujo de noticias” vinculados a “los riesgos asociados con la variante Delta” que a factores fundamentales de evolución de la economía global.

El analista Darío García, de XTB, señala que este último tobogán bajista por el que se ha deslizado el Ibex 35 hay que situarlo, de hecho, “dentro de un regreso de sentimiento generalizado de aversión al riesgo que enmarca la tendencia del primer inicio de este tercer trimestre del año”. Si a todo ello se suma la incertidumbre ante cuál será la gestión de estímulos de los bancos centrales, los temblores del mercado parecen seguir asegurados para largo.

Por si fuera poco, esta semana se espera la publicación de nuevos índices de actividad sectorial. Ante la creciente posibilidad de que las restricciones vigentes para refrenar los contagios hayan generado una contracción en los PMI por tercer mes consecutivo, el experto de XTB encuentra un motivo adicional para este nerviosismo al ecuador de julio que amenaza con un verano mucho más amargo del que se esperaba en las bolsas. Y especialmente en un Ibex 35 que ya solo retiene alzas del 2,8% desde enero.

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