Wall Street ha despedido un 2020 plagado de turbulencias, pero marcado por sus récords a contracorriente de los fuertes retrocesos sufridos en un nutrido grupo de bolsas mundiales. Los índices neoyorquinos han terminado el año en zona de máximos históricos, inmunes a la pandemia del coronavirus a golpe de estímulos monetarios, fiscales y económicos.

Nunca antes en la historia los tres grandes índices estadounidenses habían cotizado tan alto. Y al unísono. Aunque los avances acumulados a lo largo del año no han sido ni mucho menos uniformes, sí que han sido suficientes -contra todo pronóstico- para colocar al 2020 como uno de los ejercicios más brillantes en la historia de Wall Street.

Si bien es cierto que la economía estadounidense ha sido una de las que menos ha sufrido por la pandemia, a pesar de que las cifras de contagios y defunciones siguen disparadas, la rápida reacción de las autoridades económicas y políticas ha marcado las bases de este comportamiento alcista sin ambages. Los estímulos han llegado a tiempo y con fuerza suficiente, por ahora, incluso en medio del pulso entre el presidente republicano saliente Donald Trump y el demócrata electo Joe Biden.

Resumen anual de los mercados estadounidenses Eduardo Bolinches

El tecnológico Nasdaq 100 ha puesto la voz cantante con una revalorización de nada menos que el 47% desde que empezó el año, su segundo mejor registro en las últimas dos décadas. En los cruces más elevados de este año, esta misma semana, el índice asaltaba por primera vez en su historia los 12.900 puntos.

Este vertiginoso ascenso tiene su origen precisamente en la pandemia que este año ha asolado el mundo. El cambio de hábitos que han forzado los confinamientos, las medidas de distanciamiento social y el auge del teletrabajo se han convertido en los grandes aliados de los pesos pesados del Nasdaq.

Alzas de triple dígito

A pesar de que al empezar el año muchos analistas advertían de una posible sobrevaloración de las FAANG -y del sector tecnológico en general-, el incremento de negocio y la concentración del dinero inversor ha engordado todavía más su capitalización. Y ahora señalan que, a diferencia de lo ocurrido durante la burbuja de las puntocom, el mercado se ha vuelto más selectivo a la hora de premiar valores. 

Sirvan como ejemplo las fuertes revalorizaciones que han alcanzado las plataformas de comercio electrónico Mercadolibre (+200%) y JD.com (+155%), la firma de ciberseguridad DocuSign (+204%) o la compañía de dispositivos digitales para la práctica deportiva Peloton Interactive (+445%).

El presidente electo de EEUU, Joe Biden.

De entre los 100 valores que forman parte del índice, una docena ha más que duplicado su valor en bolsa en este año plagado de bandazos. Muchas compañías que hace 12 meses eran prácticas desconocidas para el común de los inversores se han convertido en abanderadas de esta remontada.

Una mención especial se merecen dentro de este bloque dos buenos ejemplos de esta circunstancia. De una parte, Zoom Video Communications (+420%), la gran revelación del trabajo y las reuniones en remoto. De otra, Moderna (+470%), una de las ganadoras en la búsqueda de una vacuna efectiva contra la Covid-19 que ya está preparada para empezar a distribuir su antígeno a escala mundial.

La imparable Tesla

Sin embargo, la gran protagonista de la escalada del índice tecnológico ha sido Tesla. La fabricante de vehículos eléctricos fundada por Elon Musk ha roto todos los pronósticos al haber multiplicado por ocho su capitalización, que ya sobrepasa los 670.000 millones de dólares.

Un ascenso del 730% desde que empezó que se ha visto alimentado por su esperada entrada en el S&P 500 y un desdoblamiento de acciones que tenía por objetivo hacer más accesible su precio por título a los inversores más modestos y fomentar su liquidez. Y lo ha conseguido, pues la entrada de dinero inversor fresco ha elevado su capitalización desde los 500 hasta rebasar los 700 dólares.

Apple lidera el Dow Jones

Un mucho más modesto 6,5% ha sumado el Dow Jones. Una cota que, sin embargo, ha sido más que suficiente para que el índice industrial de Wall Street se haya asomado por primera vez a los 30.500 puntos y haya conseguido cerrar muy cerca de ellos.

Al frente de los avances en este índice, Apple, con una revalización del 82% en un año en el que ha vuelto a hacer historia al convertirse en la primera cotizada con una valoración superior a los 2 billones de dólares. Y es que la compañía fabricante del iPhone ha sido también protagonista por otro desdoblamiento de acciones coincidente en el calendario con el de Tesla.

Como consecuencia de esta operación, el Dow Jones ha sufrido la remodelación interna más profunda de los últimos siete años. Un vuelco que se saldó con la salida de la petrolera Exxon Mobil (-40%), a pesar de que había sido miembro del índice desde su establecimiento en 1928.

Entre las primeras posiciones de este índice, Microsoft y Nike, casi empatadas con revalorizaciones del 40%. Muy arriba también se han quedado otras dos cotizadas beneficiadas por el 'quédate en casa'. La cadena de supermercados Walmart (+21%) y la minorista especializada en bricolaje Home Depot (+22%). Al otro extremo, la aeronáutica Boeing (-33%), que a la situación general del sector ha tenido que sumar los problemas de seguridad de su modelo 737 MAX, y la petrolera Chevron (-29%).

El 'índice del miedo'

A caballo entre los dos índices ya comentados, el S&P 500. El agregado estadounidense ha sumado una revalorización del 15% en este 2020. Un impulso que le ha llevado a marcar sus propios máximos históricos por encima de los 3.700 puntos.

En todo caso, este ascenso no ha sido un camino exento de bandazos. Buena prueba de ello la aporta el VIX, que mide la volatilidad de este indicador y también es conocido como el 'índice del miedo'. Su gráfica también se ha apuntado este año máximos históricos en los 78,82 puntos. Unas cotas que tocó en plena ola de pánico inversor en marzo, cuando la Reserva Federal de EEUU (Fed) supo estar ágil.

La Fed, al rescate

El organismo liderado por Jerome Powell, contra el que tantas críticas vertió el mismo Donald Trump que ha resultado perdedor en los comicios presidenciales que se celebraron el 3 de diciembre en EEUU, dio un claro golpe de efecto al recortar de forma drástica y por sorpresa sus tipos de interés de referencia.

Aquel fue solo el primer paso de una Fed que no ha escatimado en desplegar herramientas para mantener el ritmo de la economía estadounidense. Una tarea especialmente compleja en un momento en el que China, que ha conseguido poner freno a la Covid-19 que salió de Wuhan, recorta distancias por el liderazgo económico mundial.

El presidente de la Reserva Federal de EEUU, Jerome Powell.

Más allá de que el organismo monetario ha alargado el horizonte de tipos de interés en mínimos históricos hasta 2023, el cambio más determinante llegó en agosto en Jackson Hole. Y es que la institución anunció en ese esperado simposio que su hoja de ruta cambiaba radicalmente al introducir el concepto de "inflación promedio", lo que permitirá temporalmente encarecimientos de la cesta de la compra superiores al 2%.

El fin del año del coronavirus ha coincidido en EEUU con la llegada de los primeros cheques de subsidios de urgencia a los hogares con más dificultades económicas. Un salvavidas que ha sido posible gracias a la aprobación de la nueva ronda de ayudas de 900.000 millones de dólares hace solo unos días después de meses de tira y afloja en el Congreso del país.

Esta misma Nochevieja se ha conocido que 5,22 millones de estadounidenses han vuelto a solicitar prestaciones semanales al desempleo. Las recibirán puntualmente. Este bombeo de estímulos es el factor que, según los expertos, ha sido clave para inmunizar al mayor mercado del mundo de la mayor epidemia del último siglo.

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