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Mercados

¿Dónde está el techo de Wall Street? Las cuentas semestrales dan argumentos para pasar de la guerra comercial

Wall Street sigue sin encontrar techo para sus grandes índices a pesar de la amenaza de la guerra comercial. Los récords conseguidos en esta temporada de resultados semestrales son los culpables.

13 agosto, 2018 04:00

Los índices de referencia del mercado neoyorquino mantienen intacta su tendencia alcista más allá de alguna que otra corrección para coger, si cabe más carrerilla. De momento, permanecen ajenos a la tormenta de la guerra comercial que amenaza con alterar el tablero de juego del comercio mundial gracias a la solidez de las cuentas que han sido capaces de publicar para el ecuador de un año en el que Donald Trump ha metido la directa en lo que se refiere al cumplimiento de sus promesas electorales de corte económico.

Mientras que desde la Casa Blanca se anuncian sanciones a terceros países o subidas de aranceles en frontera un día sí y otro también, los balances publicados por las cotizadas en Wall Street han roto ya muchos registros históricos. Y eso que el goteo de cuentas aún está muy lejos de haberse completado en la bolsa neoyorquina. De momento, se han confesado con el mercado cerca de un 85% de las componentes del índice S&P 500 y la media de sus beneficios por acción suben un 24% con respecto a igual altura del año pasado, según datos recogidos por FactSet.

Eso no es todo. El incremento al que parecen apuntar las compañías del S&P 500, térmometro de la economía estadounidense por su amplia representatividad de sectores, geografías y tamaño de negocio, se asoma a cifras insólitas desde el año 2010. El índice, que gana un 6% en lo que va de año frente a la caída del 0,9% del Stoxx 600, podría estar muy cerca de cerrar su mejor trimestre en los últimos ocho años en cuanto a ganancias por acción.

La hazaña ha sido posible gracias a la fuerte mejora en los márgenes operativos de buena parte de las cotizadas del índice amplio de Wall Street. Un escenario para el que la contribución de la reforma fiscal de Trump ha sido inestimable, según destacan muchas de las propias cotizadas en sus informes trimestrales. A estas alturas del desfile de cuentas, estos márgenes alcanzan el 11,7% de los ingresos por ventas. De nuevo, máximo. Y, esta vez histórico, para esta cota.

A pesar de los malos tragos que algunas gigantes han traído para sus inversores, como ha ocurrido con Facebook, las ventas por sí solas también han experimentado un fuerte incremento. Incluso a pesar de la progresiva apreciación del dólar estadounidense frente a buena parte de las divisas extranjeras más representativas en los balances de las grandes firmas internacionales radicadas en EEUU.

La facturación de las cotizadas del S&P 500 ha mejorado un 10,3%, su mejor registro por ahora desde el tercer trimestre del año 2011. Por sectores, el grupo que ha experimentado un mayor incremento de ingresos por ventas ha sido el de las energéticas, un 34,6% arriba. Las empresas de materiales (+17,6%) y de salud (+15,3%) han completado el podio. Al otro extremo, las que más apuros están poniendo a la continuidad alcista del S&P 500 son telecomunicaciones (-6,4%) y `utilities¿ (-3,3%).

Este cóctel de cifras es el que respalda por el momento la continuidad alcista de un mercado en el que hace unos meses se vaticinaba una abrupta salida de inversores coincidiendo con el toque del 3% de rentabilidad para los bonos a diez años del Tesoro de EEUU. Finalmente, la estampida no se ha producido y un 96% de los analistas consultados por FactSet considera este septiembre llegará la octava subida de tipos de interés en el país desde que la Reserva Federal comenzó a retirar estímulos.

La media de los analistas otorga al S&P 500 un potencial de largo plazo que todavía sugiere alzas adicionales del 10%. Sin embargo, los expertos coinciden en que una vez se digieren las cuentas, el mercado ya empieza a mirar las previsiones para el próximo trimestre y los récords pasados no son garantía de rendimientos futuros. Un reciente informe de JP Morgan explicaba en esta línea en alusión a las grandes tecnológicas que ¿así como los inversores confían cada vez más en los actuales líderes del mercado, tienen más probabilidades de decepcionar¿ con sus balances y provocar una más rápida y contundente corrección.