El dólar destapa las contradicciones de la política económica de Trump

El dólar destapa las contradicciones de la política económica de Trump

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El dólar destapa las contradicciones de la política económica de Trump

El presidente de EEUU no quiere un dólar fuerte. Pero se lo está encontrando. Y la subida del 'billete verde' manifiesta las paradojas que arrastra la mayor economía del mundo.

6 mayo, 2018 04:00

Desde su llegada oficial a la Casa Blanca en enero de 2017, Donald Trump no perdió la ocasión de abroncar a China y Alemania por la debilidad de sus respectivas divisas, el yuan y el euro. A partir de entonces, y no sin matices ni vaivenes, evidenció que la política del `dólar fuerte¿ quedaba aparcada.

La versión más afilada de esta estrategia, mediante la que el republicano pretende reducir el déficit comercial crónico de EEUU con vario de sus principales socios comerciales, se ha destapado en 2018 con el anuncio y las amenazas de la imposición de aranceles a distintos productos y distintos países, entre los que figuran China y la Eurozona. En opinión del analista financiero Juan Ignacio Crespo, la cuestión cambiaria y las presiones comerciales forman parte de la misma política. ¿EEUU está lanzando una advertencia a los países: o apreciáis vuestras divisas o impongo aranceles a los productos¿, expone Crespo.

Lo cierto, sin embargo, es que estas pretensiones colisionan con otros frentes de la política económica de Trump. Sobre todo con uno: su reforma fiscal. La prometió y la ha sacado adelante. Pero no sin polémica. Principalmente por las dudas sobre la idoneidad de acometer una rebaja fiscal cuando la economía estadounidense está creciendo ¿lo lleva haciendo sin parar desde 2009-, con lo que esa rebaja es procíclica, y cuando las cuentas públicas norteamericanas presentan un aspecto delicado. Según los pronósticos del Fondo Monetario Internacional (FMI), EEUU arrastrará un déficit público superior al 5% hasta 2023 y en este lustro la deuda pública, que ya alcanza el 107% del Producto Interior Bruto (PIB), se disparará hasta el 117%.

Y aún hay más. A corto plazo, la reforma fiscal puede dar un `chute¿ extra a la economía norteamericana. El propio FMI, de hecho, ha elevado su previsión de crecimiento para EEUU en 2018 del 2,7% al 2,9% en parte por los efectos del estímulo fiscal.

LOS VASOS COMUNICANTES DESEMBOCAN EN LA FED

El problema es que, por los vasos comunicantes existentes siempre en la economía, este impacto puede alimentar las presiones en otros apartados, como los salarios o la inflación, que a su vez pueden ampliar la onda expansiva hasta la jurisdicción de la Reserva Federal (Fed) y sus intenciones con los tipos de interés.

El banco central de EEUU había comenzado el año con una hoja de ruta en la que figuraban tres incrementos de los tipos de interés en 2018. Ahora va cobrando forma la posibilidad de que la entidad presidida por Jerome Powell `dispare¿ cuatro veces.

La institución ha alentado esta opción en la reunión de esta semana al confirmar que la inflación ¿se ha movido hasta acercarse al 2%¿. Es decir, a su objetivo. Ha sido su forma de constatar que volverá a elevar los intereses en junio, incremento que deja la puerta abierta a la opción de ejecutar hasta dos aumentos adicionales, en septiembre y en diciembre.

Para los expertos de Julius Baer, esa referencia a que la inflación se acerca al objetivo del 2% ¿sugiere que la Fed se adhiere a su intención de subir los más este año¿. En su opinión, llegarán tres incrementos más, en junio, septiembre y diciembre. ¿Todavía esperamos tres subidas más este año, con lo que los tipos terminarán 2018 en el 2,25-2,5%¿, opinan igualmente desde AXA IM. La `temida¿ cuarta subida de los tipos también va cobrando forma en las expectativas, puesto que el mercado concede ya una probabilidad del 35% a que el precio del dinero termine el ejercicio en ese 2,25-2,50%, cuando hace un mes ese porcentaje se limitaba al 26% y a comienzos de año era inferior al 10%.

¿HASTA CUÁNDO LO TOLERARÁ?

Pero claro, el mercado no es ajeno a los efectos colaterales que traen estas expectativas. Y reacciona, tal como lo está reflejando el dólar. Las mayores prisas que le pueden acabar entrando a la Fed son determinantes a la hora de explicar el motivo por el que el `billete verde¿, que en febrero llegó a caer hasta los 1,255 dólares por euro, está protagonizando un considerable rebote. Este viernes, tras conocer que en abril el paro bajó del 4% en EEUU por primera vez desde el año 2000, se apreció hasta los 1,193 dólares, su cambio más alto contra la divisa europea desde enero. Y el lunes ha dado aún más continuidad a esta evolución y el euro ha llegado a perder los 1,19 dólares por primera vez desde el año pasado, para luego moverse en torno a los 1,193 dólares. 

Y así, a golpe de estimular la economía cuando esta ya crecía, Trump se está encontrando con lo que no quiere, un dólar más fuerte, porque la Fed no puede ser ajena a las presiones inflacionistas de ese mayor crecimiento. Y ese dólar más fuerte puede dejar a EEUU en una delicada posición a la hora de plantear una `guerra comercial¿.

Es decir, un escenario con impactos contradictorios. "Con la Fed aparentemente decidida a seguir elevando los tipos de interés en respuesta el estímulo fiscal [de Donald Trump], en tanto que otros bancos centrales se están volviendo más comedidos, un dólar más fuerte puede estar en ciernes", avisa Joachim Fels, estratega global de PIMCO. Por este motivo, avisa del riesgo de que la Casa Blanca se rebele contra esta posibilidad para intentar alinear de nuevo sus políticas: "[Y si el dólar se fortalece] es probable que la Administración Trump devuelva el golpe en algún momento".

Pero no lo tiene fácil. La economía es la disciplina de la elección, los costes de oportunidad y los sacrificios. Ni siquiera Trump lo puede tener todo.Aunque seguramente, y como previene Fels, aspirará a alinear las consecuencias de sus políticas. Aunque sea a 'martillazos'. O a golpe de tuits.

 

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