
Aranceles a las Harley, al bourbon y a la maquinaria: el plan anti Trump que Economía diseña con las siderúrgicas Reuters.
De negociar a aranceles a productos como el bourbon o las Harley: el plan anti Trump que el acero lleva a Economía
Bruselas solicita a España y a otros países de la UE propuestas para definir un plan de acción comunitario contra los aranceles del 25% al acero.
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El Gobierno llama al sector siderúrgico para ayudar en la elaboración del plan de acción de la Unión Europea contra Trump. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, y la secretaria de Estado de Comercio, Amparo López, solicitaron a las acereras una propuesta de estrategia, tanto defensiva como ofensiva, frente a los aranceles del 25% aprobados el martes por el presidente estadounidense.
Esta iniciativa responde a una solicitud del jefe de Comercio de la UE, Maroš Šefčovič, que se reunió esta semana con los representantes de los Estados miembro para pedirles propuestas. Con ellas, Bruselas busca definir un plan comunitario para responder a los aranceles.
Así lo revela Carola Hermoso, directora general de la Unión de Empresas Siderúrgicas (Unesid), en una entrevista con EL ESPAÑOL-Invertia, donde analiza su potencial impacto en España, así como el problema de fondo que enfrenta el sector.
Las medidas propuestas por Unesid —enviadas este miércoles al Ministerio de Economía y abordadas el jueves en una reunión con la secretaria de Comercio— incluyen desde enfoques diplomáticos hasta la imposición de aranceles a "productos estadounidenses de alto valor añadido", como las "motocicletas Harley-Davidson", "el whisky bourbon" o la "maquinaria".
Una baza similar a la que se utilizó en 2018, durante el primer mandato del presidente estadounidense. En aquel entonces, Trump anunció aranceles del 25% al acero y del 15% al aluminio. Sin embargo, la Unión Europea logró negociar excepciones y contingentes, permitiendo que parte de sus exportaciones quedaran exentas de estos impuestos aduaneros.

Carola Hermoso, directora general de Unesid.
"El efecto Trump tiene dos caras", explica Carola Hermoso. La primera es el impacto directo en las exportaciones nacionales a Estados Unidos. España envía 250.000 toneladas de acero al año al mercado estadounidense, lo que representa un 3,3% del total de sus exportaciones (según los últimos datos de 2023).
"Esto supone un valor económico de 518 millones de euros, por lo que el pago de los aranceles rondaría los 130 millones anuales", alerta.
A esto se suma que "ya hay miles de toneladas de acero viajando en barcos desde España a Estados Unidos, conforme a contratos de compra de hace meses que no tenían en cuenta el arancel", revela la directora de Unesid.
Y esto está provocando una "incertidumbre tremenda". Según Hermoso, los barcos que salen de nuestro país pueden tardar más de un mes en llegar a EEUU, de manera que el acero que desembarque a partir del 12 de marzo, cuando entra en vigor la medida, podría enfrentar aranceles no previstos.
"Probablemente, la legalidad internacional diga que en contratos ya firmados no aplica ese nuevo arancel, pero no está nada claro", advierte. "La realidad es que ese producto llegará a puerto y puede ser que a la entidad aduanera americana no le importen los términos contractuales firmados hace meses", añade.
Pero más allá de estos efectos directos, también existe un impacto enorme indirecto "muy difícil de cuantificar". Los aranceles del 25% afectarán a todos los países exportadores de acero a Estados Unidos. Esto podría llevar a que el producto extracomunitario que hasta ahora entraba en EEUU busque nuevos destinos, como Europa.
Cabe recordar que el mercado mundial sufre desde hace años un exceso de producción de acero que impacta con especial dureza en el comercio europeo.
Grandes exportadores como Corea del Sur, México, Brasil o Canadá dependen en gran medida del mercado estadounidense. "Si de repente pierden ese acceso, ¿dónde colocarán su producción?", reflexiona la directiva.
Por este motivo, el listado de propuestas enviado a Economía por Unesid también hace referencia a las salvaguardias vigentes de la UE. Unas medidas impuestas en 2018 para proteger el mercado comunitario, en respuesta a las agresivas políticas comerciales de terceros países. Se trata de cuotas de importación y aranceles adicionales para ciertos productos.
"Esas medidas de salvaguardia llegan a su fin en la primera mitad de 2026", recuerda Hermoso. "Lo que pedimos a la Unión Europea es que busque una herramienta mejorada y alternativa (por normativa, no se pueden extender) para seguir protegiéndonos de esas importaciones masivas y un poco desleales", señala. Esto "nos permitiría controlar ese efecto más indirecto, en caso de que el mercado estadounidense se cierre", explica Carlota Hermoso.
Pérdida de competitividad
España consume actualmente 13,5 millones de toneladas de acero, una cifra superior a la de 2021, pero inferior a la de 2018. Aunque "no está en su mejor momento", su situación es más estable que la de Alemania, dice Hermoso.
La capacidad de exportación ha sido esencial para la supervivencia de la industria siderúrgica española, ya que más de la mitad de su producción de acero se destina al mercado internacional. Sin embargo, existe un efecto indirecto a considerar: los aranceles de Trump reducirían la competitividad de España en mercados clave como Estados Unidos.
"Cuando Trump intentó imponer aranceles por primera vez en 2018, Europa logró negociar las excepciones y contingentes actuales. Esto permitió a España mantener una ventaja competitiva frente a otros países, como Turquía, que tuvieron que asumir los aranceles. Si estos impuestos se extienden a todos los países, perderíamos competitividad", explica la responsable de Unesid.
Aunque desde la asociación de empresas siderúrgicas consideran que lo más adecuado es negociar, también insisten en que la Unión Europea debe estar preparada para posibles medidas más drásticas.
Un problema de fondo
"Lo que subyace detrás de esta guerra es un problema estructural que tiene el planeta", analiza Carola Hermoso. En la actualidad se produce más acero del que se consume. Es lo que se conoce como sobrecapacidad.
"La ONU tiene grupos de trabajo específicos para abordar este problema, pero todavía no se han encontrado soluciones", apunta la directiva.
Durante las últimas décadas, China y otros países asiáticos apostaron fuertemente por la producción de acero, esperando una alta demanda interna en el futuro. Para ello, construyeron numerosas fábricas, lo que ha llevado a que hoy China produzca aproximadamente la mitad del acero mundial.
"De hecho, la demanda de acero de China ha perdido 140 millones de toneladas desde 2020, que es prácticamente lo que produce la Unión Europea", ilustra Hermoso.
¿El problema? El crecimiento en estos países se desaceleró, y su demanda de acero cayó drásticamente. En consecuencia, "están exportando todo ese exceso de acero a precios de derribo", pues sus costes laborales son muy bajos y no tienen la carga ambiental que asumen las empresas europeas, según la responsable de Unesid.
A esto se suman los rumores de que la producción de este acero asiático cuenta con subvenciones gubernamentales, lo que implicaría una competencia desleal.
"Nosotros queremos seguir exportando o importando conforme a la legalidad, que es lo que establece la Organización Mundial del Comercio, pero no queremos que eso afecte de forma negativa e injusta a la industria europea", denuncia. De ahí, la importancia de las citadas medidas de salvaguardia.