
Fotomontaje de una flecha hacia abajo con un fondo de una industria verde.
Descarbonizar ya no convence a la banca de inversión: JPMorgan o BlackRock prefieren a Trump y el gas en EEUU
Los grandes fondos echan a perder todo el esfuerzo que se ha hecho en las últimas décadas para detener un proceso que amenaza la vida en el planeta.
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JP Morgan, Goldman Sachs, Citigroup, Bank of America (BofA), Morgan Stanley, Wells Fargo, y también el gigante BlackRock han anunciado que abandonan en masa la Alianza Bancaria Net-Zero (NZBA, por sus siglas en inglés), una decisión que hace peligrar las políticas climáticas que tanto ha costado poner en marcha y que evitarían un colapso del planeta.
Su decisión coincide en el tiempo con la victoria aplastante de Donald Trump en las presidenciales a Estados Unidos, su ideología negacionista ante el calentamiento global y la apuesta decidida por impulsar la industria de los combustibles fósiles.
La Alianza Bancaria Net-Zero se creó en 2021, en el seno de la ONU (Organización de Naciones Unidas), y reunía a un grupo de bancos de todo el mundo que representaba alrededor del 40% de los activos bancarios mundiales. Desde entonces hasta hoy, y a falta de restar a estos grandes titanes de las inversiones, el número de miembros se triplicó, pasando de 43 a 144 bancos.
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"La decisión que han tomado estos fondos de inversión no significa que ya no interese la transición energética, no vemos un cambio en sus dinámicas. Sigue siendo necesaria la descarbonización, y las renovables son una inversión atractiva y rentable", explica a EL ESPAÑOL-Invertia Santiago Blanco, vicepresidente ejecutivo y director regional para Sistemas de Energía en DNV para el Sur de Europa.
"Pero la descarbonización no es lineal, a veces se acelera y otras, todo lo contrario. Y aunque las eléctricas están comprometidas con este proceso, hay algunas compañías de oil & gas a las que le generan más dudas".
Apostar por el gas y por Trump
En opinión del experto, "los negocios de petróleo y gas no van a desaparecer en las próximas décadas". Según su último informe Energy Transition Outlook 2024, la transición energética "más probable" conducirá a un calentamiento de 2,2 °C para fines de este siglo.
"Según nuestros análisis, en 2050 el consumo energético seguirá dependiendo en un 50% de los combustibles fósiles, pese al enorme despliegue de las renovables y el desarrollo de otros vectores como el biogás, el hidrógeno verde o los biocombustibles".
Por tanto, "los fondos ven un negocio atractivo en la industria del gas". No hay que olvidar que hay sectores difícilmente electrificables como el sector de la automoción, la aviación, la industria, el sector primario, la climatización o los edificios.
Para DNV, el gas será el combustible fósil que desplace al petróleo en las próximas décadas. "Y Estados Unidos está adquiriendo una posición de dominio mundial en este sector".
Negacionismo de Trump
Para Aurora Energy Research, proveedor global de análisis de mercados energéticos, la victoria de Donald Trump para la presidencia de Estados Unidos ha tenido un impacto en los mercados globales de gas.
"El contexto político ha influido en la decisión que han tomado entidades como JP Morgan o BlackRock en materia de financiación climática", señalan sus expertos a este diario.
Así ha ocurrido con BlackRock, cuyo vicepresidente Philipp Hildebrand, según una copia de la carta publicada por Financial Times, escribió que la membresía en NZAB "había causado confusión respecto a las prácticas de la compañía y nos había sometido a investigaciones legales de varios funcionarios públicos".
Desde 2020, Lawrence D. Fink, dueño de la firma, ha denunciado ser objeto de constantes ataques por parte de los políticos conservadores estadounidenses, que han iniciado demandas, investigaciones regulatorias y boicots. A raíz de adoptar la postura de que "el riesgo climático es un riesgo de inversión", se le acusaba al gestor de fondos de 11,5 billones de dólares de utilizar sus grandes participaciones para impulsar el activismo climático y otras formas de "capitalismo progresista" en las empresas estadounidenses.
A fines del año pasado, 11 estados liderados por republicanos demandaron a BlackRock, Vanguard y State Street, alegando que habían conspirado para limitar los suministros de carbón y promover una "agenda ambiental destructiva y politizada".
El apoyo de BlackRock a las propuestas de los accionistas sobre cuestiones ambientales y sociales ha caído del 47% en 2021 al 4% el año pasado.