Modelos de bombas de calor y calderas de gas

Modelos de bombas de calor y calderas de gas Invertia

Observatorio de la Energía

¿España no es país para bombas de calor? Calderas de gas y acumuladores compiten según la zona climática

La guerra entre electrificación, eficiencia energética y gases renovables tienen en el ojo del huracán a las familias, que no saben qué elegir. 

6 diciembre, 2023 01:55

La calefacción y la refrigeración son responsables del 10-12% del total de emisiones globales anuales de CO2, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Por eso, Europa busca tecnologías y combustibles alternativos que cumplan con los objetivos climáticos.

Y en España, el sector residencial representa aproximadamente un 17% del total del consumo de energía, del cual cerca del 40% se corresponde con el consumo energético asociado a la calefacción de los hogares, según el informe 'Demanda de calor en los hogares' de la Fundación Naturgy.

Pero no solo es una cuestión ambiental, sino también económica. Con la llegada del frío, se dispara el consumo de calefacción -y con la del calor, el aire acondicionado-, pero con grandes diferencias a lo largo del país. El Código Técnico de Edificación (CTE) divide a España según la severidad climática y parámetros como la temperatura y radiación solar. Dependiendo de cada zona, variará la factura energética.

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Según los últimos datos que maneja Kronos Homes, el gasto medio en calefacción con gas natural en España se sitúa entre los 750 y los 1.000 euros al año, unas cifras que pueden llegar incluso a superar los 2.000 euros anuales si la calefacción eléctrica es poco eficiente.

Pero ¿qué opciones tienen los hogares para ser más sostenibles con el planeta y con su bolsillo? En el mercado compiten cada vez más encarnizadamente la bomba de calor, las calderas de gas -cada vez más eficientes- con la alternativa de consumir biometano y otros gases renovables, y los acumuladores de calor.

Bombas de calor

La Unión Europea apuesta claramente por las bombas de calor. De hecho, el Plan RepowerEU propone el despliegue de 4 millones de estos sistemas en 2024 y 10 millones en 2030, para que el parque instalado en la Unión Europea alcance los 60 millones ese año.

"Ya estamos viendo que en las obras de nueva construcción se está incorporando este sistema, porque además así lo recoge el CTE de 2019", explica a EL ESPAÑOL-Invertia David Díaz, product manager de Calefacción de la empresa de climatización Daikin.

"Las bombas de calor junto combinadas con aerotermia (o geotermia) no solo reducen el consumo energético -el coste de una factura de la luz se reduce en un 50%-, sino también las emisiones", añade. "Y ya el 21% de los sistemas de climatización en España utilizan esta tecnología".

Sin embargo, el informe de la Fundación Naturgy no coincide con esa afirmación. Señala que la bomba de calor, aunque sea una pieza clave, por sí sola no es suficiente para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones propuestos, teniendo en cuenta tanto la cantidad como el coste real que tiene para el consumidor.

Y para ello, ha identificado una serie de barreras como solución única. Dice que España dispone de zonas climáticas en las que las bombas de calor son soluciones ineficientes económicamente y pueden llegar a no obtener la condición de renovable.

"La mayor parte de las bombas de calor utilizan un suministro eléctrico que proviene del mix de generación energética del sistema. En España, no toda la energía generada es renovable (42,2% en 2022)", apunta.

"Además, durante las horas de menor generación renovable, la dependencia de las bombas de calor de la electricidad de los ciclos combinados (gas) aumenta, como ocurre al final del día, a partir de las 18 y 24 horas de los meses fríos, cuando no hay generación solar. Podemos por tanto afirmar, que más bombas de calor funcionando en ese horario significa más producción de ciclos combinados con gas natural, mientras no haya una total descarbonización del sistema eléctrico", recoge el texto.

Calderas de biogás

El biometano es la alternativa al gas natural fósil en las calderas que hay en la gran mayoría de los hogares. Reúne cualidades similares a las del gas natural y puede ser utilizado en las calderas de condensación de las viviendas, solo con alguna pequeña modificación o corrección de los aparatos. 

La oportunidad es enorme, según explicó en la presentación del informe de la Fundación Naturgy Óscar Barrero, socio líder del sector Energía de PwC.

"España tiene potencial para producir anualmente 163 TWh de biometano, en todo el territorio. Esta cifra es ocho veces superior al objetivo que marca el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima".

Este experto puso el ejemplo de Francia, un país con características similares a España, pero donde el despliegue del biometano va muy delante. "El objetivo de Francia es de 50 TWh y el país está poniendo en operación prácticamente 100 plantas al año gracias a un modelo de apoyo muy fuerte a su sector agrícola y ganadero", expuso.

Otro ejemplo de país europeo con un desarrollo muy superior en producción y consumo de biometano es Dinamarca. "Hay unas 60 plantas de distinta capacidad y el Gobierno ha acelerado el plan para cumplir los objetivos ambiciosos de 2040 ya en el año 2030", explicaba por su parte el danés Torben Brabo, senior VP de Energinet.

Y como colofón, el informe calcula que el cambio completo de instalación por bomba de calor que cumpla criterios de renovable puede suponer entre 10.000 y 20.000 euros y requiere dejar la vivienda entre 12 y 16 días para la instalación, además de que también requiere incrementar la potencia a contratar (entre 1,5-4,5kW adicionales) durante todo el año.

Acumuladores de calor

Y por último están los acumuladores de calor. Son una alternativa interesante que también utiliza electricidad para funcionar como las bombas de calor. Sin embargo, en esta solución el consumidor debe estar atento a las diferentes tarifas eléctricas y cargar los aparatos cuando resulta más económico, para ir liberando calor a las habitaciones cuando sea necesario.

En contra está su precio de compra, su capacidad de almacenamiento limitada, y que hay que estar pendiente de las variaciones de los precios en el mercado mayorista.