Pedro Sánchez y Emmanuel Macron, en la cumbre europea celebrada en Bruselas.

Pedro Sánchez y Emmanuel Macron, en la cumbre europea celebrada en Bruselas. Pool Moncloa/Borja Puig de la Bellacasa

Observatorio de la Energía

El ‘farol’ de Sánchez sobre el gasoducto con Italia empujó a Macron a proponer el tubo submarino hasta Marsella

El gasoducto a Italia desde Barcelona parecía "inverosímil" antes del acuerdo con Francia, y ahora, con el BarMar, más aún "por razones técnicas". 

22 octubre, 2022 02:53

El sorprendente acuerdo entre Francia y España para finiquitar el MidCat, el gasoducto terrestre por Pirineos, y construir el hidroducto submarino BarMar ha estado precedido de numerosas negociaciones entre bambalinas. Intercambios en los que no han faltado 'faroles' similares a los de una timba de cartas. En ellos, Italia ha jugado un papel principal y ha tratado de sacar tajada, pero ha sido Francia la que ha ganado la partida.

Según ha podido saber EL ESPAÑOL-Invertia por fuentes conocedoras, "la idea de construir un gasoducto entre Barcelona y Livorno (Italia) nunca estuvo de verdad sobre la mesa, como un proyecto serio. Es una historia rocambolesca, pero se gestó pensado como una especie de órdago para presionar a Francia". 

El pasado mes de mayo se anunció este proyecto en Italia, entre la empresa encargada del transporte de gas italiano, Snam, y el homólogo español, Enagás. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) también avalaba el proyecto.

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El gasoducto conectaría el complejo gasista que posee Enagás en Barcelona con Livorno, una población italiana a unos 800 kilómetros en línea recta por el mar. Las inversiones mínimas estarían entre los 2.500 y los 3.000 millones de euros. El objetivo era alcanzar una capacidad media de entre 10.000 y 15.000 metros cúbicos al año (entre 10 y 15 bcm). No estaría finalizada hasta 2028, según el operador del sistema gasista español.

"No es que sea imposible hacer un gasoducto submarino de 800 kilómetros", en caso de que se hiciera en línea recta, "pero acometer semejante infraestructura por el fondo marino del mar Mediterráneo tendría unos costes disparatados", indican las fuentes mencionadas. 

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A diferencia de las megainfraestructuras Nord Stream 1 y 2, que cruzan el poco profundo mar Báltico entre Rusia y Alemania, el mar Mediterráneo tiene una profundidad media de 1.370 metros, llegando en algunas partes a ser de 5.210 metros.

La profundidad media en el mar del Norte es de solo 95 metros y en el mar Báltico, donde se asientan los tubos Nord Stream, es aún menor: 57 metros. La complejidad de una instalación a decenas de metros respecto a miles de metros no necesita explicación.

La pinza de Italia y España 

Con este plan, tanto si Francia cedía a las presiones como si no, Italia ganaba. "Por el lado de Italia no había muchas ganas de llevar a término el gasoducto a Livorno si no había para ello fondos de la Unión Europea. El gas sería para Alemania", continúan las mismas fuentes.

Pero si Francia accedía a terminar el MidCat, "el operador gasista encargado de negociar el flujo entre España y Francia sería Teréga [que gestiona la región  francesa del Midi], cuyo accionista mayoritario es el italiano Snam (que tienen el 40,5% de la compañía) y, por tanto, se beneficiaba de la nueva interconexión". 

Es decir, que el MidCat también hubiera beneficiado intereses transalpinos. Con los acontecimientos políticos en Italia de las últimas semanas, el Gobierno español tuvo que aumentar la presión a Francia. "El plan se iba a complicar con el cambio a un  Gobierno ultranacionalista (en mayo presidía el socialista liberal Mario Draghi)".

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La decisión final ha terminado sacando a Italia del tablero de juego. El gasoducto a Livorno está prácticamente descartado. "Si antes tenía pocas opciones, ahora es técnicamente imposible que salgan de un mismo punto (Barcelona) dos infraestructuras grandes, por una cuestión de puntos de presión hidráulicos para impulsar el gas", añaden las fuentes.

Ni tampoco se va a beneficiar su operador Snam. El cambio de proyecto, desde un gasoducto terrestre en la región de Midi a otro submarino que desemboca en Marsella, también hace que ya no lo gestione Teréga.

"En el sur, el operador que lleva el transporte de gas es GRTgaz, que es propiedad del Estado francés, y por tanto solo se benefician los franceses de este cambio en su decisión".

Además, "Marsella cuenta con las infraestructuras gasistas adecuadas para un nuevo gasoducto, en el futuro hidroducto, y llevar el gas a Centroeuropa", concluyen las fuentes.

"Los franceses no tendrán que gastarse los 3.000 millones de euros del MidCat, porque el BarMar se puede considerar un Proyecto de Interés Común (PIC) y recibir financiación europea, y además se beneficiarán de convertirse en intermediarios de los flujos".