Ursula von der Leyen saluda al presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, durante su reunión de este lunes en Bakú

Ursula von der Leyen saluda al presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, durante su reunión de este lunes en Bakú Reuters

Observatorio de la Energía

La Unión Europea reduce su dependencia de Putin y ya sólo importa un 20% del gas procedente de Rusia

Las importaciones de gas natural licuado (GNL) han aumentado un 59% durante los primeros seis meses del año.

19 julio, 2022 03:18

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La invasión de Rusia a Ucrania ha puesto patas arriba los mercados energéticos, ha desencadenado subidas de precios sin precedentes y ha provocado inseguridad de suministro en todo el mundo y sobre todo en Europa. Bruselas sostiene que Vladímir Putin usa los combustibles fósiles como arma de guerra y por ello ha cortado o reducido unilateralmente el suministro a países como Polonia, Dinamarca, Alemania, Eslovaquia, Austria, Holanda o Italia.

La llegada de gas a través de Nord Stream 1 ha caído un 60% desde mediados de junio. Ahora la tubería está cerrada por completo por trabajos de mantenimiento, que en teoría concluyen el 21 de julio. Pero los dirigentes de la UE temen que el Kremlin nunca volverá a abrir el grifo.

"No hay motivos para creer que este patrón de comportamiento, que ha creado incertidumbre en el suministro y volatilidad de precios, vaya a cambiar. Nos enfrentamos a un invierno potencialmente difícil", explica un alto funcionario comunitario.

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Por todo ello, librarse de la dependencia del gas ruso se ha convertido en la principal prioridad política y económica de la UE. La estrategia de Bruselas para lograrlo se basa en tres pilares: en primer lugar, el ahorro energético, que será la columna vertebral del plan de contingencia que se aprobará este miércoles.

A medio plazo, el objetivo es acelerar el despliegue de renovables, aunque también este esfuerzo empieza a dar frutos: desde principios de año se han añadido 20 gigavatios (GW) de capacidad de renovables, cifra equivalente a 4.000 metros cúbicos de gas.

La tercera pata de la estrategia consiste en diversificar el suministro de gas, es decir, en encontrar proveedores alternativos. Una tarea "complicada", sobre todo teniendo en cuenta que la situación del mercado es "extremadamente dura": precios récord, mucho volumen de gas natural licuado (GNL) contratado a largo plazo y problemas de capacidad en las terminales de regasificación. "No es un supermercado en el que podemos rebuscar, coger el gas que necesitamos y volver a casa a tomar el té", explica el alto funcionario.

Con esta estrategia (y también con las restricciones unilaterales adoptadas por el Kremlin), la UE ya ha logrado recortar a la mitad su dependencia del gas ruso. Si en 2021, los europeos importaban de Rusia el 40% del gas, ahora este porcentaje se ha reducido al 20%. Pero este 20% restante todavía no se ha conseguido cubrir al completo, y eso explica la alarma en Bruselas por si Putin corta de inmediato el suministro.

Estados Unidos, principal alternativa

El mayor esfuerzo de sustitución ha consistido en acelerar las importaciones de gas natural licuado, que han aumentado un 59% (24.000 millones de metros cúbicos) durante la primera mitad de 2022 en comparación con el mismo periodo del año anterior.

Aquí el papel protagonista lo ostenta Estados Unidos, que sólo entre enero y junio ha enviado a Europa un total de 30.000 millones de metros cúblicos de GNL, frente a los 22.000 millones en el conjunto de 2021.

El presidente norteamericano, Joe Biden, ha firmado dos memorandos con la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, que hasta ahora se están cumpliendo al pie de la letra, según las fuentes consultadas. Bruselas ha cerrado también un acuerdo con Israel y Egipto y busca un pacto con Nigeria para aumentar las importaciones de GNL, que ahora representan el 14% del total de la UE.

Además, durante la primera mitad del año, las importaciones de gas de tubería ruso cayeron en 28.000 millones de metros cúbicos, hasta situarse en 45.000 millones. En contraste, la llegada de gas de tubería no ruso aumentó en 14.000 millones de metros cúbicos, procedente de Noruega, el mar Caspio, Reino Unido y el norte de África.

Precisamente, la presidenta Von der Leyen ha viajado este lunes a Bakú en busca de más gas de tubería de Azerbaiyán. Allí ha firmado un memorándum de entendimiento con el presidente del país, Ilham Aliyev, en el que éste se compromete a enviar a la UE 4.000 millones de metros cúbicos adicionales este invierno, hasta alcanzar los 12.000 millones en total en la temporada 2022-2023.

Además, las dos partes se comprometen a aumentar la capacidad del Corredor Sur de Gas, que conecta el mar Caspio con Europa a través de Turquía, para que el volumen de importaciones alcance los 20.000 millones de aquí a 2027. Los grandes beneficiarios serán Italia, Grecia y Bulgaria.

Precio de mercado

Todos estos acuerdos se están finalizando a precio de mercado, sin descuentos de ningún tipo. Bruselas todavía no ha puesto en marcha la plataforma de compras conjuntas que reclama España para reforzar el poder de negociación de la UE frente a los proveedores. Además, se imponen los contratos de suministro a largo plazo, aunque el Ejecutivo comunitario niega que esto ponga en riesgo los objetivos climáticos.

"Europa necesitará gas en sus tuberías hasta 2045, incluso con el Pacto Verde. La diferencia es que ya no será gas ruso, será gas de otros proveedores. A este respecto, los contratos a largo plazo forman parte de la ecuación", señalan las fuentes consultadas.

¿Corre el riesgo la UE de sustituir su dependencia de un régimen autoritario como el ruso por otros régimenes autoritarios como el de Azerbaiyán? "Hemos aprendido la lección de haber sido demasiado dependientes de una fuente de suministro que no era fiable. No es nuestra intención construir nuevas cadenas de dependencia o meter a la UE en controversias de derechos humanos", responden en la Comisión.