Lo que empezó como una alianza de conveniencia acabó convirtiéndose en una lucha abierta por el control de OHLA. José Elías, que en 2024 acudió al rescate financiero de la constructora, pasó en pocos meses de aliado estratégico de los hermanos Amodio a un contrapoder interno.
Esta pugna entre el empresario catalán y los máximos accionistas de OHLA -marcada por tensiones de liquidez, dimisiones en bloque y una ampliación de capital que debilitó a Elías- tiene un claro vencedor (al menos por ahora).
Este viernes, los Amodio reforzaron su control sobre la compañía con un respaldo accionarial rotundo, que certifica el fracaso de las ofensivas de Elías. Pero, ¿cómo se ha llegado a este punto? La historia se puede contar en cinco actos.
1. El 'salvavidas' de Elías
A mediados de 2024, OHLA volvía a caminar por la cuerda floja. Tras más de una década de dificultades financieras, la histórica constructora -liderada desde 2020 por los hermanos Luis y Mauricio Amodio- enfrentaba de nuevo una situación: la urgencia de caja provocada por varios vencimientos de deuda inminentes.
Tanto la banca como los bonistas exigían a la compañía una solución inmediata para evitar el riesgo de impago.
Y la constructora activó el plan de emergencia. Contrató al banco Houlihan Lokey como asesor en la negociación con los acreedores. Y, como parte del rescate, lanzó una ampliación de capital cuyo éxito no estaba garantizado.
Fue en septiembre de 2024 cuando llegó el primer respiro. OHLA anunciaba que había asegurado el respaldo de nuevos inversores. En el centro de este salvavidas financiero estaba el conocido empresario José Elías, presidente de Audax Renovables y propietario de La Sirena, que irrumpía en escena con un grupo de aliados.
La operación se canalizó a través de la sociedad Excelsior Times. Junto a Elías desembarcaron nombres como José Eulalio Poza (fundador de MásMóvil), Josep Maria Echarri (Inveready) y Antonio Almansa (Coenersol).
La llegada de Elías fue en tono amistoso, aunque con una declarada intención de influir en el futuro de la compañía. "Los Amodio son buena gente", decía entonces en declaraciones públicas. "La compañía se encuentra en un momento de reestructuración y yo voy a intentar hacer lo máximo posible por ayudar. Tengo el plan de crecer", aseguraba a finales de 2024.
En paralelo, también acudió al rescate de OHLA el empresario mexicano Andrés Holzer, ligado al sector inmobiliario en su país y a la propia familia Amodio.
La recapitalización se hizo efectiva en febrero de 2025. Los Amodio mantuvieron su posición como accionistas de referencia con el 21% del capital. José Elías se situó por encima del 10%, mientras que Holzer alcanzó un 8,4%, configurando así un nuevo equilibrio de fuerzas en el accionariado de OHLA.
2. El consejo se rompe
La ampliación de capital trajo calma a OHLA: le sirvió para casi duplicar el precio de las acciones y mejorar en dos categorías el rating crediticio.
Pero la paz duró poco. A finales de marzo de 2025, apenas unas semanas después de culminar su recapitalización, estalló una crisis en el consejo de administración que evidenció las fisuras internas del nuevo equilibrio accionarial.
El primer gran temblor fue la destitución del director financiero, José María Sagardoy, una figura clave para el ala de nuevos inversores liderada por José Elías. Incorporado a la compañía en 2018 bajo el paraguas de la familia Villar Mir, Sagardoy representaba para algunos un punto de continuidad en un momento de transición delicada para la compañía.
Su salida, promovida por los hermanos Luis y Mauricio Amodio, respondió, según argumentaron, a una pérdida de confianza y a la necesidad de un relevo para afrontar una nueva etapa financiera tras la ampliación de capital.
No obstante, el detonante de la guerra fue un escándalo que salpicó directamente al entorno del propietario de La Sirena.
Antonio Almansa, consejero independiente vinculado al empresario, vendió cinco millones de acciones justo antes de que se hiciera público un revés judicial en Kuwait, que derivó en la ejecución de avales por 40 millones de euros.
La operación, ejecutada en pleno periodo de blackout -cuando los miembros del consejo tienen prohibido operar en bolsa-, fue denunciada por la propia empresa ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) por posible uso de información privilegiada.
La reprobación de Almansa por parte del consejo precipitó una ruptura total: José Elías y sus aliados abandonaban en bloque sus cargos como consejeros, alegando discrepancias insalvables con la dirección de la compañía.
En su carta de dimisión, los miembros salientes denunciaban graves deficiencias en la gobernanza, falta de transparencia en la gestión y opacidad en los procesos de toma de decisiones estratégicas.
También criticaban la ausencia de una investigación interna rigurosa sobre posibles irregularidades y señalaban como especialmente grave la destitución de Sagardoy.
3. El 'varapalo' de Kuwait
El varapalo de Kuwait, donde se ejecutaron avales por 40 millones de euros vinculados al proyecto de la avenida Jamal Abdul Nasser, abrió una nueva y peligrosa grieta en la ya delicada liquidez de OHLA.
Para cubrir ese agujero, que amenazaba directamente la viabilidad del grupo, el consejo de administración -controlado por los Amodio- aprobó en abril una nueva ampliación de capital de 50 millones de euros.
Y, una vez más, todas las miradas se dirigieron a José Elías, el segundo mayor accionista con un 10% del capital, cuya participación se volvió crítica.
Los Amodio se comprometieron a aportar 20 millones, pero reconocieron su debilidad. En una comunicación oficial, la empresa advertía que "en caso de que el aumento de capital no se ejecute por un importe de, al menos, 30 millones de euros y con la participación de los accionistas significativos de referencia (…) el grupo podría no generar suficientes flujos de caja".
Ante esta situación, Elías lanzó un órdago al consejo. Condicionó su participación a tres exigencias clave: la destitución del CEO, Tomás Ruiz (al que acusaba de mala gestión), una reestructuración completa del consejo y la salida del secretario del consejo, José María del Cuvillo.
Desde la torre de mando de OHLA devolvieron el pulso al presidente de Audax. El consejo rechazó de plano sus exigencias y cerró filas en torno a Tomás Ruiz y José María del Cuvillo, a quienes ratificaron públicamente en sus cargos.
4. El éxito de la ampliación
Pese a la ausencia de José Elías, la ampliación de capital fue un rotundo éxito: el 97,5% de las acciones se suscribieron en el periodo preferente y la demanda adicional multiplicó por más de diez la oferta, obligando a un fuerte prorrateo. La operación provocó una dilución del peso de José Elías en el capital de OHLA, que pasó del 10% al 8,7%.
Los Amodio dieron así la primera estocada a Elías. Su resultado fue interpretado por OHLA como una manifestación de "la confianza del mercado en la estrategia corporativa y al plan de negocio actualmente en ejecución", tal y recogieron en un comunicado público.
5. La cruzada en la junta
Tras su salida del consejo y con su peso accionarial menguado, José Elías lanzó un último intento por recuperar influencia en OHLA. Inspirado en el lema de Donald Trump, puso en marcha una plataforma bautizada como "Make OHL Great Again" (MOGA).
A través de una web y una campaña en redes sociales, buscó movilizar a los pequeños accionistas para que le delegaran su voto con vistas a la junta celebrada este 27 de junio.
Con esa baza, pretendía votar en contra de la reelección de los hermanos Amodio, rechazar la gestión actual, oponerse a las remuneraciones del consejo y bloquear la autorización para futuras ampliaciones de capital durante los próximos cinco años.
Pero su embestida se quedó sin eco y los Amodio dieron al presidente de Audax la segunda estocada. La movilización minoritaria fue residual y todos los puntos del orden del día fueron aprobados con más del 72% del respaldo.
Luis Amodio aprovechó su discurso para lanzar un mensaje directo al empresario catalán: "Hay voces con intereses personales o de grupo que han intentado desvirtuar el buen hacer del que hoy damos cuenta".
El presidente de OHLA reivindicó así los cinco años de gestión al frente de la compañía, defendió la solvencia de su plan estratégico y subrayó el compromiso del grupo con la protección de los accionistas minoritarios.
El telón cayó con los Amodio reforzados en el escenario. Pero en una compañía habituada a las turbulencias internas y financieras, nadie puede descartar que no haya un acto más.
