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Las claves

Tras el fiasco de la opa de BBVA a Banco Sabadell, donde el banco vasco apenas ha obtenido el respaldo del 25,33% de los accionistas del Sabadell, los escenarios que se abren para las dos entidades ahora que seguirán sus caminos por separado esconden diferentes derivadas e incertidumbres.

¿Dimitirán Carlos Torres y Onur Genç? En adelante, ¿con qué palancas de crecimiento cuenta Banco Sabadell sin TSB? ¿Qué pasará con el mexicano David Martínez Guzmán dentro del consejo del Sabadell? Éstas son algunas de las muchas preguntas que se hacen los inversores y que necesitan respuesta.

Al mercado le cogió por sorpresa el veredicto final. El bróker XTB únicamente daba un 10% de probabilidades a que BBVA se quedara por debajo del 30%. De darse el caso, sus analistas pronosticaban que las acciones de BBVA subirían entre el 5% y el 10%, mientras que los títulos de Sabadell caerían entre el 5% y el 10%.

La primera reacción del mercado se pudo palpar en Wall Street. Los ADRs de BBVA se revalorizaron en la noche de ayer un 6,68%, hasta los 19,48 dólares por título.

Fondos y analistas consultados por este periódico no prevén que la cúpula de BBVA dimita a corto plazo, pero sí consideran que Torres y Genç deberían cuanto menos repensar sus estrategias tras fracasar en sus tres intentos por controlar el Sabadell en 2020, 2024 y 2025. Tanto de forma amistosa como por la vía hostil. El no a sus ofertas ha sido rotundo.

Algunas voces internas dentro de BBVA empiezan a presionar para que sus dos primeros espadas se planteen si deben dar un paso al lado. De momento lo que han hecho es anunciar un programa de recompra de acciones y un 'reguero' de dividendos con los que contentanr a sus accionistas. De hecho, la intención de Torres y su equipo es la de acelerar su estrategia para mantenerse como el banco más rentable de Europa. 

Si en La Vela reconocían que el resultado "no era el esperado", en la sede del Banco Sabadell se vivió una auténtica fiesta. Sin embargo, los inversores ya apuntan a que su futuro presenta muchas dudas. Sin TSB el margen de crecimiento se estrecha, y la opción de nuevas oportunidades también. 

"No creo que lo sucedido sea especialmente bueno para nadie", resume un gestor español de fondos. "Necesitamos más concentración bancaria. Si el Gobierno es el primero que no ayuda, mal vamos", añade este experto.

En la misma línea, el responsable de otro fondo asevera que "ellos verán", porque "la masa crítica cada día es más importante" en el negocio bancario.

Un tercer profesional de la inversión intenta contextualizar el marco de la operación hasta su desenlace de ayer: "No hay mucho que se le pueda reprochar a BBVA. El Gobierno les ha puesto la opa muy difícil, y ellos tampoco se han dedicado a hacer locuras".

A raíz de ello, se cuestiona lo siguiente: "La pregunta que los accionistas deben hacerse es, ¿qué pasa ahora con el Sabadell?" Porque, como recuerda, "se ha quitado TSB para pagar un macrodividendo, se lo han jugado todo a la defensa. ¿Y ahora qué?", vuelve a interrogar.

Josep Oliu y César González-Bueno siempre han justificado su rechazo a la opa con que el futuro en solitario del Sabadell es más rentable que con el BBVA. Y han regado con promesas de dividendos a sus accionistas, incluyendo el megadividendo extraordinario de 2.500 millones de euros por la venta de su filial británica TSB al Santander, pagadero en el primer trimestre de 2026.

Pero, a partir del segundo trimestre del próximo año, será la hora de la verdad. El mercado les espera con expectación y con la lupa preparada para vigilar de cerca si la hoja de ruta se cumple como prometido.

Y todo ello sin olvidar las grietas que se han abierto en el consejo de administración del Sabadell. Martínez Guzmán, primer accionista privado del grupo catalán con un 3,86%, afloró que vendía sus títulos al BBVA y se enemistó con Oliu y González-Bueno.

Como consejero, ahora se queda en desventaja en un órgano que ya sabe de sus intenciones y que tendrá que maniobrar con cintura para gestionar a su disidente... sino acaba vendiendo a mercado y diciendo adiós reconociendo su particular derrota. Como la de BBVA.