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Las autoridades europeas siguen trabajando en la futura implementación del euro digital. Un proyecto que, como reconoció recientemente el Banco Central Europeo (BCE), va a generar importantes costes a los bancos. Y serán elevados, según concluye un informe de PwC.

En concreto, alcanzarán los 18.000 millones de euros. Así lo revela el Estudio de Costes del Euro Digital, un documento elaborado por la consultora y encargado por las patronales europeas de la banca, las antiguas cajas y entidades minoristas y las cooperativas.

Estas son, respectivamente, la European Banking Federation (EBF), la European Savings and Retail Banking Group (ESBG) y la European Association of Co-operative Banks (EACB).

De acuerdo con este informe, los bancos de la zona euro afrontan costes de hasta 18.000 millones con la implementación del euro digital.

De este importe, 14.900 millones corresponderían a las entidades más grandes (las consideradas significativas, que son unas 661 en la zona euro) y los otros 3.500 millones, a las más pequeñas (las menos significativas, que son 2.244).

Los expertos de PwC estiman un coste medio de 110 millones de euros por banco, si bien la inversión dependerá del tamaño de la entidad y de otras características de su estructura. Y eso teniendo en cuenta sólo una parte de los costes totales que tendrán que cubrir los bancos con la introducción del euro digital.

La mayor parte de este gasto, en torno al 75%, tiene que ver con la tecnología, debido a la adaptación de las aplicaciones móviles, las inferfaces de las webs y el ajuste de la infraestructura de pagos, del comercio electrónico y de los cajeros automáticos, entre otros.

Gasto medio por partida

Especialmente fuerte será el esfuerzo para actualizar las aplicaciones móviles, que costará unos 10 millones de euros de media a cada banco, según el estudio de PwC. El establecimiento de un sistema de gestión del fraude específico para el euro digital costaría unos 5 millones.

La adaptación de las soluciones de pago digitales implicará un gasto medio de 7 millones y el ajuste de la infraestructura de los cajeros, unos 9 millones. Los cambios en las sucursales implicarían unos 2,7 millones en promedio.

La presidenta del BCE, Christine Lagarde. Reuters

Pero los bancos también tendrán que invertir en personal especializado y en realizar cambios en la gestión de las cuentas y de la liquidez, así como en el análisis del riesgo y las funciones de cumplimiento, que tendrán que reevaluarse.

"El alcance de la iniciativa es amplio y ambicioso, lo que implica una demanda significativa de recursos para los bancos, tanto en términos de capital humano como financiero", exponen los autores del informe.

La banca pide evitar redundancias

Antonio Romero, director general de la CECA, a la que están adscritas entidades como CaixaBank, Unicaja o Ibercaja, afirmaba hace unos días que desde el sector están siendo "constructivos y responsables" con la puesta en marcha del euro digital, en cuyos proyectos piloto participan.

"Pero tenemos que ser responsables y poner de manifiesto las dificultades", como los elevados costes que va a causar al sector su puesta en marcha, como añadió durante su participación en el curso de verano que organizan BBVA y APIE en la UIMP.

Por su parte, Alejandra Kindelán, presidenta de la AEB, que representa a Santander, BBVA o Sabadell, entre otros, afirmó en el mismo foro que el importe de costes estimado por PwC implica "mucho dinero". En su opinión, "no es lo prioritario en este momento".

"Ya tenemos una infraestructura que da soporte a esos pagos directos digitales y queremos evitar tener que hacer inversiones redundantes", especialmente en un momento en el que "la banca tiene tantas cosas que financiar", agregó.

El BCE no cuantifica los costes

Como informó EL ESPAÑOL-Invertia, Claudia Buch, jefa del Consejo de Supervisión del BCE, reconocía hace algunas semanas en una carta remitida al Parlamento Europeo que el proyecto del euro digital implicará mayores costes para los bancos, aunque no los cuantificó.

Tanto los bancos como las plataformas de pago deberán aumentar sus inversiones en digitalización, lo que incrementará sus costes, principalmente para "ser capaces de distribuir el euro digital", como explicaba Buch en su carta.

Los costes serán desiguales. "La necesidad de inversión en la transformación digital varía de banco a banco, dependiendo de su modelo de negocio, su tamaño y su infraestructura tecnológica previa", valoraba la jefa de Supervisión del BCE.

La puesta en marcha del euro digital tendrá impacto tanto en costes como en capital. Pese a ello, las entidades serán compensadas.

Y no sólo con incentivos financieros para las entidades, sino también con el potencial del euro digital de recortar costes operativos al aumentar la competencia del sistema financiero europeo en el mercado de pagos.

Las autoridades europeas están trabajando actualmente en la fase de preparación para el euro digital, que se inició en noviembre de 2023 y culminará a finales de este año. El objetivo ahora es construir las bases técnicas, regulatorias y operativas.

Entre otros aspectos, durante esta fase se están elaborando prototipos, desarrollando las normas de funcionamiento (el conocido como rulebook), seleccionando los proveedores tecnológicos y recogiendo opiniones.

Esta fase llega tras haber pasado por una investigación previa. La decisión sobre el lanzamiento del euro digital aún no se ha producido, si bien todo apunta a que se pondrá en marcha como herramienta de soberanía estratégica.

Bizum, Wero y otras iniciativas privadas

Mientras el BCE trabaja en la puesta en marcha del euro digital, los bancos hacen lo propio con sus propias iniciativas privadas para crear una gran solución de pagos europea.

La banca española empuja Bizum, una de las soluciones de pagos instantáneos más veteranas en Europa, creada por las entidades hace casi una década, mientras que Alemania, Francia y Bélgica trabajan con Wero.

Aunque ambas iniciativas nacieron separadas, acaban de acordar interconectarse para facilitar a ciudadanos de 15 países, incluidos Italia (Bancomat) y Portugal (MB Way), realizar pagos inmediatos entre ellos.

Además, hay soluciones similares en otros países. Es el caso de Twint en Suiza, de Swish en Suecia, de Vipps en los países nórdicos (Noruega, Dinamarca y Finlandia), de Paylib en Francia y de Blik en Polonia. Esta última es la que más usuarios tiene, unos 30 millones.

Fuentes financieras explican a EL ESPAÑOL-Invertia que aún es muy pronto para saber si estos avances culminarán con la creación de una sola solución de pagos paneuropea, pero que estos pasos son muy relevantes.

El objetivo es lograr la autonomía estratégica de la Unión Europea -o, en este caso, de la zona euro- también en el mundo de pagos y poner fin a la excesiva dependencia de proveedores extranjeros, principalmente Visa y Mastercard.