CaixaBank ha cerrado por fin, tras llegar a un acuerdo con los sindicatos, el diseño de su ajuste de empleo, que vendrá acompañado de una reestructuración de su red de oficinas. Este redimensionamiento, derivado del exceso de capacidad que el banco considera que tiene tras la integración de Bankia, alumbrará también un mayor ritmo de reconversión de las sucursales de la entidad al modelo Store.

El despido colectivo, cuyas adscripciones serán finalmente voluntarias, afectará a 6.452 trabajadores, de los que 5.419 serán empleados de la red de sucursales del banco (el 84% del total). Sus extinciones serán fruto del cierre de 1.500 oficinas bancarias, lo que dejará la red de CaixaBank en unas 4.052 sucursales.

De ese total, casi un cuarto serán oficinas Store, el nuevo modelo de sucursal que el banco implantó por primera vez hace ocho años en la avenida Diagonal de Barcelona y que ha ido expandiendo poco a poco por su red.

Casi el doble

Tras el ajuste, el banco tendrá 925 sucursales de este tipo, es decir, casi el doble de las Store con las que cuenta en la actualidad (574), acelerando considerablemente su reconversión a este nuevo tipo de oficina hacia el que se dirige todo el sector financiero en el marco de su proceso de digitalización.

Se trata de sucursales ubicadas principalmente en entornos urbanos que tienen un tamaño superior al de las tradicionales (entre 500 y 1.000 metros cuadrados), espacios amplios y pocas barreras físicas.

¿Es necesario semejante ajuste del empleo en la banca española?

En ellas la atención está más enfocada al asesoramiento al cliente que a la operativa diaria de las oficinas tradicionales, que cada vez más se puede realizar a través de los canales digitales o los cajeros automáticos. Otra diferencia con las de todas la vida es que tienen horarios de mañana y tarde.

La dimensión de la red comercial del banco creció significativamente tras la integración de Bankia el pasado mes de marzo. No en vano, supuso sumar las 2.127 oficinas con las que contaba la extinta entidad antes de la fusión a las 4.208 que ya tenía CaixaBank.

Las duplicidades entre ambas redes, sumadas al proceso de digitalización que está experimentando todo el sector, han llevado al banco a redimensionar su tamaño y, tras la reestructuración, echarán el cierre 1.500 oficinas, una cifra que no ha cambiado prácticamente desde el inicio de las negociaciones con los sindicatos sobre el ajuste.

Este proceso negociador sí ha logrado reducir, sin embargo, el número de empleados afectados por el ERE, que no serán 8.291, como se proponía en un inicio, sino 6.452. Estos saldrán a través de extinciones voluntarias, mientras que otros 708 lo harán mediante recolocaciones.

En remoto

Precisamente, la vía principal que ha utilizado el banco para reducir el número de despidos ha sido reubicar a empleados en otras filiales del grupo y en puestos de atención al cliente en remoto, de forma que, aunque cambien de trabajo, no abandonarán CaixaBank.

Tras estas reubicaciones de empleados, el banco contará con una plantilla de 2.900 personas trabajando en los llamados centros inTouch, en los que gestores financieros se encargan de la resolución de consultas de clientes a través de canales digitales. Este servicio cuenta con unos 1,4 millones de clientes, según los datos del banco.

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