Cuatro días es el tiempo que ha ofrecido BBVA a los sindicatos para que se piensen su última propuesta sobre el Expediente de Regulación de Empleo (ERE). El banco ha dado un salto importante adelante desde sus planteamientos iniciales para convencer a los representantes de los trabajadores de firmar un acuerdo y poder aplicar el despido colectivo con el máximo respaldo de la plantilla, pero aún debe sortear una línea roja. Los sindicatos quieren que la adscripción al ERE pueda hacerse de forma totalmente voluntaria y eso, al menos de momento, no está sobre la mesa.

"CCOO ha defendido, defiende y defenderá que la adscripción sea totalmente voluntaria", explican fuentes de uno de los sindicatos con representación mayoritaria entre la plantilla de BBVA, que exige a la entidad que elimine la condición de equilibrio generacional. Desde UGT también tienen el mismo objetivo y apuntan que el banco va a estudiar sus peticiones sobre voluntariedad universal con el objetivo de dar una respuesta el martes, cuando se celebrará la próxima (y, en principio, última) reunión.

BBVA, al igual que ha hecho CaixaBank con su ERE, quiere que la edad de las personas que abandonen el banco esté equilibrada y, de acuerdo con fuentes sindicales, la intención es que la mitad de las salidas se produzca en el colectivo de empleados menores de 50 años.

La Vela, sede de BBVA en Madrid.

Esta condición, como coinciden varias fuentes sindicales, se traducirá con toda probabilidad en despidos forzosos, dado que siempre va a haber más disposición a abandonar el banco entre aquellos empleados que están más cerca de la jubilación que entre los jóvenes. Por una parte, porque tienen la opción de prejubilarse, mientras que a los jóvenes les queda aún una larga carrera por delante. Por otra, porque los mayores recibirán compensaciones más abultadas si dejan la entidad, principalmente porque acumulan mayor antigüedad.

Es por eso que poner un límite a la edad para las adscripciones al ERE es también una forma de ahorrar costes para el banco. De hecho, esta condición está presente también en la negociación del ERE de CaixaBank, que en un principio quería que al menos la mitad de los empleados que salieran de la entidad fueran menores de 50 años, si bien ha accedido a que un 40% tenga una edad inferior a 52 años.

El acuerdo, en el horno

Pese a esta línea roja, las negociaciones han tomado por fin el camino del acuerdo tras una larga negociación que no ha sido fácil para el banco ni para los sindicatos, acostumbrados a una entidad que nunca había ejecutado despidos colectivos de este calibre.

Para poner en marcha el primer ERE de su historia, BBVA ha tenido que enfrentarse a la que ha sido la primera gran huelga del sector bancario en las últimas tres décadas, pero no ha sido su única dificultad.

Nadia Calviño, José Ignacio Goirigolzarri y Ángel Torres

La coincidencia en el tiempo con la negociación del ajuste de empleo de CaixaBank le ha hecho contagiarse, además, de las fuertes críticas vertidas desde varios departamentos del Gobierno sobre los "altos" sueldos de los directivos de la banca, especialmente de aquellos que realizan despidos colectivos.

Lejos de esta polémica, ha sido la última oferta puesta sobre la mesa por el banco la que ha acercado a los representantes de los trabajadores hacia la posibilidad de firmar un acuerdo, aunque para ello ha hecho falta extender el plazo de negociación cuatro días más allá del fin del plazo legal, que vencía el viernes. Esta ampliación es posible siempre que así lo quiera la empresa, como contaba días atrás Invertia.

Para lograr este acercamiento ha sido necesario que el banco rebajara un 28% los despidos propuestos, lo que equivale a renunciar a más de mil (de 3.798 a 2.725) y que encontrara otras alternativas, como el cambio de puesto y las excedencias, para 523 trabajadores. Además, ha mejorado las indemnizaciones y compensaciones propuestas al inicio de las conversaciones.

No se debe cantar victoria hasta el final del partido, pero es altamente probable que la dirección de BBVA y los sindicatos estrechen la mano el próximo martes, cuando está prevista la última reunión entre las partes.

En el caso de que así sea, se activarán los engranajes para la salida de 2.725 empleados (más los 210 que podrán volver tres años después con excedencia), una parte importante de los más de 20.000 con los que cuenta el banco en España, y los trabajadores podrán apuntarse al ERE hasta el próximo 12 de julio. Sin duda, un reflejo de la fuerte transformación que está viviendo el sector bancario en estos años tan convulsos.

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