Bruselas

José Manuel Campa (Oviedo, 55 años) ha vivido las dos últimas crisis económicas en primera línea de fuego. Durante la Gran Recesión fue número dos de la vicepresidenta Elena Salgado como secretario de Estado de Economía en el último Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, entre 2009 y 2011. Desde mayo de 2019, Campa dirige la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés), el órgano encargado de impulsar la armonización de la normativa bancaria en la UE y que ahora vigila el impacto del Covid-19 en el sector financiero.

En una entrevista virtual con Invertia, Campa avisa de que pese a las moratorias y los avales públicos, la crisis del coronavirus provocará un aumento de la tasa de créditos morosos y una caída de la rentabilidad de la banca europea, aunque su alcance es todavía difícil de medir por la incertidumbre sobre la duración y la profundidad del desplome económico.

Los bancos más débiles (con problemas previos o muy expuestos a los sectores más afectados por el Covid-19) se enfrentarán a dificultades más graves, según el informe que acaba de publicar la EBA

El presidente de la institución asegura que la banca española se encuentra en una situación de partida "relativamente cómoda" gracias a la reestructuración acometida tras la anterior crisis financiera. Ahora bien, recomienda a todas las entidades que vigilen de forma constante sus riesgos. 

Al principio de la crisis del coronavirus se dijo que la banca, esta vez, no era el problema, sino la solución para mantener el crédito mientras la economía hibernaba por el confinamiento. ¿Sigue siendo válido este diagnóstico o ahora que entramos en la fase más aguda de la recesión ustedes han empezado a detectar riesgos en materia de liquidez, rentabilidad o morosidad?

Esta vez, la banca claramente no ha sido la causa de la crisis. Eso es una diferencia importante con respecto a la de 2008 y 2009. Aquí ha habido un shock sanitario externo. Yo no diría tanto que es toda la solución, pero a lo mejor sí es parte de la solución a la crisis, por la capacidad de dar liquidez a sus clientes o de reestructurar sus pasivos si es necesario.

Por lo que se refiere a la liquidez, la situación de partida del sector financiero, junto con las medidas adoptadas por el Banco Central Europeo (BCE), están garantizando que la liquidez siga estando ahí y esté disponible. Los bancos tienen una situación cómoda en este aspecto.

Gracias a la situación de partida del sector financiero y a las medidas adoptadas por el BCE, los bancos tienen una situación de liquidez cómoda para hacer frente a la crisis

En términos de riesgo operativo, que al principio nos preocupaba bastante, el sector ha dado pruebas de robustez. Incluso en los momentos más difíciles de la crisis a mediados de marzo, cuando se estaba produciendo el cierre de la economía y había que mover a todas las personas a trabajar desde sus casas, toda la operativa de los bancos siguió funcionando normalmente.

Hubo algunas dificultades en algunos bancos específicos, pero en general el sistema funcionó bien. Y continua funcionando de forma razonable sin tener disrupciones ni en cajeros, ni en operaciones, ni en ningún otro tipo de actividad.

¿Qué ocurrirá con la rentabilidad?

En términos de pérdidas, antes de saber cuál va a ser el impacto en la banca hay que tener en cuenta dos elementos. El primero es cuál va a ser el impacto del coronavirus en la economía: cuánto va a durar la crisis o cómo se va a salir de ella.

En segundo lugar, habrá que ver el impacto ya no solo en la economía, sino en las empresas y las personas más afectadas por el shock negativo -como parados o personas con rentas vulnerables que tienen deudas- y cuál es el apoyo que les prestan los Gobiernos.

La banca resultará impactada, en cierta medida, de forma subsidiaria. Porque obviamente si la economía se deteriora y las medidas públicas no cubren todas las pérdidas que ese deterioro genera en estos colectivos, habrá pérdidas que vayan al sector bancario.

En la Autoridad Bancaria hemos hecho un análisis de sensibilidad utilizando como base los últimos test de estrés de 2018 y actualizando los datos de los bancos según los balances que tenían a finales del año pasado. El resultado que nos sale es que la crisis podría provocar un deterioro en la calidad del crédito con un impacto de entre 230 y 380 puntos básicos en la posición de capital de las entidades. 

No obstante, la banca europea dispone de forma agregada de un colchón de 500 puntos básicos gracias al capital acumulado por los bancos en los últimos años y las medidas de alivio aprobadas por los supervisores frente al Covid-19. Eso significa que los bancos tendrían suficiente capital para resistir a las posibles pérdidas. 

Este alivio temporal de los requisitos de capital y contables adoptado por el BCE y por ustedes para mantener la liquidez a corto plazo, ¿no agravará los problemas de la banca a medio plazo cuando muchos créditos no puedan devolverse por la gravedad de la crisis?

Nosotros hemos intentado mandar el mensaje de que los bancos debían estimar correctamente los riesgos a los que se enfrentan. Lo que significa esto es que no tenía que haber ningún automatismo, es decir, que tenían que hacer análisis cliente a cliente, teniendo en cuenta la duración de la crisis y el impacto de las medidas que están poniendo en marcha los Gobiernos para paliar su impacto. Es lo que están haciendo ahora las entidades.

Obviamente, en un primer momento, en los países en los que, por ejemplo, se ha establecido una moratoria al pago de hipotecas, si el cliente la pedía, los bancos no podían hacer un análisis individualizado de todos los casos en ese momento: tuvieron que conceder la moratoria y ahora empiezan a hacer esos estudios. 

Seguro que habrá algún incremento en la morosidad y en los créditos impagados dado el tamaño de la crisis. Lo importante es que los bancos vayan provisionando en función de los riesgos que detecten

Para nosotros es muy importante que los bancos hagan esa evaluación y que los supervisores estén encima de ellos para que se haga de forma apropiada. Seguro que esto va a traer consigo algún incremento en la morosidad y en créditos impagados: es razonable dado el tamaño de la crisis. Lo importante es que los bancos vayan provisionando en función de los riesgos que van detectando.

Los avales públicos a los créditos varían mucho de país a país en la UE. Alemania cubre un mayor porcentaje de riesgo que España. ¿Ve peligro de fragmentación del sistema financiero europeo, de que los bancos españoles compitan en desigualdad de condiciones con los alemanes?

A nosotros nos preocupa la proliferación de medidas nacionales. En un sistema donde tenemos una supervisión única, una moneda única y una normativa única, los bancos se van a ver afectados de forma diferente en función del tamaño de las ayudas que se hayan otorgado a sus clientes, no en función de su gestión inherente. Y eso es una desventaja.

Estamos haciendo un monitoreo de esta cuestión para asegurarnos de que las reglas se implementen de la forma más homogénea posible. Lo estamos haciendo con todos los supervisores nacionales para entender bien las medidas que están poniendo los diferentes países y cómo afectan a los distintos colectivos. A nosotros, desde luego, nos gustaría que hubiera habido una mayor coordinación o incluso homogeneización de las medidas, o una medida a nivel europeo. 

Nos preocupa la proliferación de medidas nacionales diferentes en los avales públicos a los créditos. Hacen más difícil la consolidación del sector. Nos gustaría una mayor coordinación de las medidas o una medida única a nivel europeo

En estas condiciones de diversidad de medidas en cada país, ¿es factible una consolidación del sector con fusiones como respuesta para salir mejor de esta crisis o eso es imposible?

Es posible, pero lo hace más difícil. En tanto que las medidas se producen a nivel nacional, la evaluación de las medidas en la calidad del banco y la capacidad de gestión del banco va a ser también más nacional. Con lo cual, los análisis paneuropeos tienen menos importancia que los nacionales. Eso es una de las cuestiones que dificulta la consolidación.

España va a ser, junto con Italia, uno de los países de la UE que va a sufrir una recesión más fuerte: una caída del PIB de al menos el 9% según todos los organismos internacionales, ¿puede la banca española aguantar este desplome económico?

El análisis que hemos hecho hasta ahora es agregado. No hemos hecho un análisis desagregado para todos los bancos o países. La banca española ha hecho una reestructuración importante en la crisis anterior, ha reconstruido sus balances de una forma importante, como el resto de los bancos de la UE, tanto en términos de capital como en descenso de las carteras de morosos. Con lo cual, se encuentra en una situación de partida relativamente cómoda. Pero dependerá de la evolución de la economía y de las ayudas públicas, además del impacto que éstas tengan en paliar pérdidas en el sector bancario.

¿Qué le recomienda usted a los bancos españoles para resistir a esta crisis tan profunda?

Lo mejor es que gestionen adecuadamente los riesgos que tienen y sobre todo que vayan identificando los riesgos en la medida en que se van produciendo. Esta es la parte más importante.

España también será uno de los países dónde más se va a disparar el déficit, hasta superar el 10%, y la deuda, que escalará hasta el 115%, ¿ve usted riesgo de que posibles dudas sobre la solvencia del Estado se trasladen a los bancos y entremos en un bucle como el de 2012?

Yo espero que no. Las medidas que están tomando las autoridades europeas, en particular el BCE con mensajes muy claros, el reforzamiento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento o las iniciativas que se están discutiendo todavía a nivel europeo para responder a la crisis, han de generar suficiente estabilidad para que no se produzca un nuevo debate sobre la solvencia de los Estados dentro de la zona euro.

A medio plazo, el esfuerzo de consolidación fiscal tendrá que ser mayor porque ahora el gasto está siendo mayor

No obstante, es cierto que esta crisis está suponiendo un incremento en el reto fiscal de las cuentas públicas, de España y de muchos otros países. Antes hablaba de Alemania: los que tienen más espacio fiscal están poniendo más garantías y apoyo público, con lo cual su deuda también se va a incrementar. Yo creo que a medio plazo el esfuerzo de consolidación fiscal sí que tendrá que producirse, tendrá que ser mayor porque ahora el gasto está siendo mayor.

Para evitar este riesgo de bucle entre deuda pública y bancos, ¿debería el Gobierno español adelantar una estrategia de consolidación fiscal a medio plazo como sugiere el gobernador del Banco de España?

La solvencia fiscal de todos los Estados va a ser un reto y tiene que ser un objetivo, eso está claro. No sé si es España el país que debe hacer eso más que otros. Yo creo que todos los países deben hacerlo.

¿Tiene sentido ahora el debate sobre la derogación de una reforma laboral que cuenta con el respaldo de Bruselas y el FMI?

Esto tiene poco que ver con la banca. No sigo muy en detalle los debates en España sobre la reforma laboral. Pero en España siempre ha habido este debate sobre las reformas estructurales y una de las cosas que están claras es que nuestro mercado laboral todavía requiere más reformas estructurales porque tiene una prevalencia de temporalidad muy grande. Y este aspecto del dualismo y de la temporalidad es una característica estructural del mercado laboral español que todos los análisis y los expertos coinciden en que tiene que mejorarse a largo plazo.

Nuestro mercado laboral todavía requiere de más reformas estructurales porque tiene una prevalencia de temporalidad muy grande

Usted ha vivido las dos últimas grandes crisis en primera línea, como secretario de Estado de Economía entre 2009 y 2011 y ahora como presidente de la EBA, ¿En qué son diferentes?

Son diferentes en muchos aspectos. La crisis anterior tenía una gran parte de su origen en el sector financiero: el exceso de crédito que se había concedido a ciertas partes de la economía y unos bancos que habían crecido mucho y que tenían que digerir todos estos excesos. Esta crisis, por el contrario, no tiene ese origen en el sector bancario, sino en un shock externo sanitario que está teniendo impactos muy negativos en la economía.

En segundo lugar, en 2009 la economía española había acumulado unos desequilibrios que eran muy importantes. En particular, el boom del sector inmobiliario y de la construcción y un desequilibrio exterior muy grande en términos de déficit por cuenta corriente. Hoy eso no es de la misma manera. No es que las economías europeas tengan desequilibrios estructurales que tienen que corregirse. Es que se ha producido este shock sanitario externo a la economía, que está causando una crisis económica muy importante pero que no requiere una reasignación de recursos a través de sectores o una corrección de desequilibrios sectoriales por falta de competitividad o por otros aspectos que requería la crisis de 2008.

En 2009, la economía española había acumulado unos desequilibrios muy importantes. La de hoy es una crisis sanitaria que está impactado a la economía, que no tenía desequilibrios subyacentes importantes.

Esas son dos diferencias importantes. La crisis del 2008 era en su origen financiera con desequilibrios económicos subyacentes y la de hoy es una crisis sanitaria que está impactando a la economía, que no tenía desequilibrios subyacentes importantes.

¿Por qué España está en el ojo del huracán en ambas?

No sé si es una coincidencia. Tampoco debemos pensar en demasiadas correlaciones. En la primera estaba claro: se habían acumulado desequilibrios económicos. En esta, el shock sanitario ha impactado inicialmente más a España en Europa. Pero todavía estamos viviendo esta crisis. Hace tres meses creíamos que el coronavirus era una crisis fundamentalmente de China y ahora estamos descubriendo que es una crisis fundamentalmente de los países occidentales, de Estados Unidos y de Europa Occidental.

A lo mejor, con una dinámica de tres o cuatro meses, el virus se habrá propagado y el epicentro de la crisis sanitaria puede que esté en otras partes del mundo. Todavía estamos viviéndolo. Es demasiado inmediato para poder hacer un análisis sobre si España está o no en el centro. Yo diría que Europa está en el centro, Estados Unidos está ahora también en el centro de esta crisis, pero la crisis sigue evolucionando. 

¿Le parece adecuada la respuesta que ha dado hasta ahora la UE? ¿Es suficiente el fondo de reconstrucción de 500.000 millones que proponen Alemania y Francia?

El fondo de reconstrucción todavía es una propuesta, no es una realidad. Ha habido otras cosas en las que se ha avanzado más, como en la utilización del MEDE (el fondo de rescate de la UE). Pero en general yo diría que, como casi siempre ocurre con las crisis, Europa saldrá más reforzada pero la reacción está tardando en producirse.

Me gustaría que hubiera habido una respuesta más coordinada en Europa a la crisis del coronavirus, pero tengo la confianza de que se irá produciendo

Las medidas inmediatas eran fundamentalmente nacionales. Algunas de esas medidas nacionales incluso ponían en tensión aspectos de la UE muy importantes como el mercado único o la libre circulación de productos. Después, Europa ha ido respondiendo. Desde nuestro punto de vista, desde la Autoridad y a mí personalmente, me gustaría que hubiera habido una respuesta más coordinada dentro de Europa, pero tengo la confianza de que se irá produciendo.

¿Acelerará esta crisis la digitalización de la banca? ¿Veremos menos sucursales y más apps? ¿Se adelantará el final del efectivo?

Antes de que empezase esta crisis, nosotros hacíamos análisis regulares de la industria y teníamos identificadas tres vulnerabilidades importantes. La primera era la baja rentabilidad de media del sector, que llevaba cinco años con una rentabilidad que estaba por debajo del coste de capital.

El segundo punto era el reto de la transformación que necesitaba la industria, derivado de la tecnología y la digitalización. Y el tercero era el exceso de capacidad en ciertas partes de la industria europea y la necesidad de concentración, y en particular de una concentración más proeuropea. 

El reto de la rentabilidad de la banca, si antes ya era grande, ahora será mayor: puede que haya más mora en el sistema, las perspectivas para la economía son más negativas y los tipos de interés van a estar más bajos durante más tiempo

De la tercera ya hemos hablado. De la segunda que menciona ahora, yo creo que sí se ha acelerado la digitalización como resultado de la crisis y es más importante que nunca. En cuanto al reto de la rentabilidad, si antes era grande, ahora será mayor porque puede que haya más mora en el sistema, las perspectivas para la economía son más negativas y los tipos de interés van a estar más bajos durante más tiempo. Así que estos tres retos no sólo persisten, sino que se van a acelerar y es importante que la banca los acometa. 

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