Las claves
nuevo
Generado con IA
BBVA y Sabadell apuran las horas para conocer el resultado de una opa que se presenta sin un ganador claro. Todo apunta a un resultado muy ajustado este viernes, que obligará a lanzar una segunda oferta y puede alargar el proceso hasta el año que viene.
El respaldo de apenas un 1,1% de los accionistas minoritarios del banco catalán dejatodo en manos de los fondos de inversión. La clave está en que BBVA supere el 30% de las acciones de Sabadell y, si así lo decide, siga adelante con otra opa.
En esa situación, la CNMV debe reunir a su consejo para decidir el precio de una segunda opa, que estaría en el entorno de los 3,39 euros en que se ha marcado la primera oferta.
Las quinielas no dan nada por definitivo y en ambas entidades se respira nerviosismo ante una situación al límite que ninguna de las dos partes esperaba.
El Banco Sabadell siempre ha dicho que la operación era casi "un suicidio", confiando en el apoyo de sus accionistas tradicionales y las trabas que el Gobierno puso a la operación.
Desde BBVA, al contrario, han estado en todo momento seguros de que llegarían incluso al 50% del capital, para que todo sea un éxito. Sobre todo tras obtener el apoyo del accionista mexicano David Martínez Guzmán, el mayor de los socios particulares con un 3,86% de las acciones.
Las campañas mediáticas lanzadas por ambas entidades han sido realmente duras. No se ha escatimado en inversión y trabajo dentro y fuera de España para defender sus posturas.
Por debajo del 30% de apoyo a la opa, la operación sería un fracaso para el BBVA de Carlos Torres, que siempre ha apostado por llegar al 50%.
Por su parte, en la entidad vallesana se juega con una horquilla que iría entre el 28% y el 33% del capital, señalan fuentes del mercado. A sabiendas de que menos de esa tercera parte sería un triunfo para ellos.
Al límite
Desde el banco vasco tienen todos los escenarios estudiados por la encrucijada en la que puede meterles una segunda operación en metálico, si apenas superan el 30% y tienen la opción de seguir o retirarse.
En caso de que la operación superase el 30%, que es la condición mínima para renunciar que se ha impuesto BBVA, la clave estará en lo cerca que se ponga la opa de una participación mayoritaria.
Lanzar una opa en metálico por el 70% restante del banco puede suponer una operación de hasta 12.000 millones de euros para BBVA (para llegar al 100%), que pondría en duda su ratio mínimo de capital.
Lejos de ese escenario total, con una parte cercana al 40%, el banco vasco tendría hasta tres años de bloqueo oficial del Gobierno para la fusión. Un periodo en el que podría hacerse con los mandos del Sabadell.
Esa participación le daría además un dividendo millonario de la venta de TSB, con el que podría recomponer su base de capital sin que afectara de forma grave al reparto de dividendos futuros.
Sería una gestión difícil, al estar obligado a mantener la autonomía de ambas marcas y su operativa. Pero BBVA controlaría una parte mayoritaria del consejo y podría avanzar en la integración.
Del lado malo para el banco de Torres, si no se alcanza el 30%, las condiciones del folleto le obligan a retirarse de la operación y no quedarse con nada.
