Miguel Elizondo Sandra Tobar

El pasado 13 de enero José Luis Ábalos, ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, presentó las líneas maestras de su nuevo Ministerio y lanzó un mensaje muy contundente: "No tendremos éxito en la reorientación ambiental de España si no tenemos éxito en este ministerio". Pues dicho y hecho.

La decisión de dar luz verde a la llegada de la alta velocidad al Aeropuerto de Madrid-Barajas Adolfo Suárez va a seguir esta directriz a pies juntillas. Según las primeras estimaciones basadas en datos de AENA de 2019, la puesta en marcha de esta conexión permitiría eliminar 37.000 vuelos al año de los corredores Madrid-Zaragoza-Barcelona, Madrid-Valencia-Alicante y Madrid-Sevilla-Málaga.

Esta cantidad supondría eliminar de un plumazo 625.000 toneladas de emisiones de C02 anuales según datos de Ecopassenger. Una impacto que sería progresivo una vez la llegada de la alta velocidad al principal aeropuerto español se convierta en una realidad. 

Desde el ministerio se pretende cerrar el pliego del proyecto a lo largo de este año. Aunque es difícil cuantificar el tiempo que tardaría en estar lista esta conexión, fuentes del sector indican que esta obra podría ver la luz en un periodo de dos años desde la adjudicación del concurso.

El impulso de medidas que permitan llevar a pasajeros de rutas domésticas del avión al tren cuenta con gran apoyo dentro de las aerolíneas. Muchos de los vuelos nacionales que llegan a Barajas son conexiones dedicadas a nutrir las rutas internacionales de estas compañías, que es donde realmente ganan dinero. En cambio, esos vuelos dedicados a alimentar al largo radio son altamente deficitarios.

En el caso de IAG, el grupo de líneas aéreas formado por Iberia, British Airways y Vueling, el 65% de sus pasajeros de largo radio provienen de otras conexiones. El propio Luis Gallego, máximo dirigente de IAG, lleva meses pidiendo la puesta en marcha de esta conexión.

Nuevos pasajeros para Barajas

Iberia calcula que la llegada de la alta velocidad a Barajas podría aportar hasta 400.000 nuevos viajeros al aeropuerto madrileño. Esta oportunidad de negocio se suma a la voluntad por parte del Gobierno de Pedro Sánchez de reducir el número de vuelos para limitar las emisiones y que esos pasajeros pasen al ferrocarril.

Para cumplir todas estas expectativas tan importante será que el AVE llegue a Barajas como la parte logística que lo rodea. Para que esta decisión realmente tenga un impacto positivo será clave que los usuarios puedan facturar sus viajes de avión al montarse en el tren. Eso permitiría que, una vez en el aeropuerto, el viajero solo tuviera que desplazarse a la puerta de embarque correspondiente.

Además, en los vuelos de largo radio, también habrá que sumar la parte de las maletas. El elemento más complejo de ajustar por razones de seguridad.

En este contexto, la decisión del ministerio capitaneado por Ábalos de llevar la alta velocidad a Barajas se presenta como una oportunidad para tener un gran impacto ambiental sin causar perjuicio económico a las aerolíneas. Para ello será primordial que la fórmula de implantación cuente con el beneplácito de todos los involucrados. Algo que parece haber comenzado ya que los contactos con el ministerio no paran de producirse. 

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