Bruselas

Aunque sólo se trata de un ejercicio de calentamiento -las decisiones concretas no se tomarán hasta una cumbre presencial en Bruselas en julio-, Pedro Sánchez, llega a la videoconferencia de líderes europeos de este viernes en una posición relativamente cómoda. El fondo de reconstrucción poscoronavirus de 750.000 millones que ha propuesto Ursula von der Leyen recoge la mayoría de las aspiraciones de su Gobierno. De aprobarse, España será el segundo mayor beneficiario: 140.000 millones entre subvenciones y créditos (el 19% del total).

En la negociación que ahora comienza, Sánchez juega a la defensiva: su prioridad es evitar que el club de los frugales nórdicos -Holanda, Austria, Dinamarca y Suecia- logren rebajar el tamaño del fondo de reconstrucción o el porcentaje de subvenciones a fondo perdido (66%). Al presidente del Gobierno le preocupa también que los halcones de la austeridad endurezcan las condiciones que Bruselas exigirá a España en materia de reformas económicas.

"En cuanto a la condicionalidad, creemos que debe ser la que se corresponda con las actividades que se financian, como con todos los programas de la UE, no condicionalidades exorbitantes o fuera de contexto", explican fuentes diplomáticas.

Pedro Sánchez conversa con Mark Rutte durante una cumbre de la UE UE

Según la propuesta de Bruselas que discuten los líderes europeos, España deberá presentar antes del 15 de octubre un plan de reformas e inversiones si quiere recibir ayudas de la UE. El plan tiene que reflejar las recomendaciones de Bruselas en materia de política económica: reforma laboral, sostenibilidad de las pensiones o pacto educativo, entre otras; así como consolidación fiscal a medio plazo, cuando pase la fase aguda de la pandemia.

Este tipo de condicionalidad -y el requisito de que el dinero se invierta en la doble transición digital y verde- no disgusta a priori a la vicepresidenta económica, Nadia Calviño. No habrá visitas de la troika, aunque el dinero se desembolsará en tramos para garantizar que se apliquen las reformas, como en los rescates. Pero para los frugales no es suficiente: quieren endurecer las exigencias y tener poder de veto a la hora de enmendar o rechazar los planes de reformas de los países del Sur.

Un desembolso rápido

Además de frenar cualquier endurecimiento de las condiciones, otra de las líneas rojas de Sánchez en la negociación europea es el tamaño del fondo de reconstrucción. España había pedido inicialmente una dotación de 1,5 billones de euros, que al final se ha recortado a la mitad (750.000 millones) en la propuesta de Von der Leyen. La suma que está sobre la mesa es "razonable" aunque "se sitúa" en la franja baja de las necesidades". "Nos preocuparía ir a cantidades inferiores", apuntan desde la vicepresidencia económica.

El Gobierno español quiere además que la mayoría de las ayudas de la UE sean transferencias a fondo perdido -y no créditos a devolver como defienden los nórdicos- con el fin de prevenir cualquier riesgo de crisis de deuda. De la cuota que le corresponde a nuestro país, el Ejecutivo comunitario ha propuesto que 77.324 millones se entreguen en forma de subvenciones, mientras que 63.122 millones consistirían en préstamos.

La presidenta Ursula von der Leyen, en la Eurocámara Parlamento Europeo

Finalmente, Sánchez reclamará a sus socios un "desembolso rápido" del fondo de reconstrucción. Es decir, que las ayudas lleguen con "agilidad" en el segundo semestre del año y en 2021 y 2022, cuando serán más necesarias para salir de la recesión. Bruselas apenas prevé desplegar 11.500 millones este año para toda la UE, mientras que el grueso del dinero no empezará a fluir hasta 2021.

El PP y el PSOE se pelean 

La videoconferencia de líderes europeos llega al final de una semana en la que el PSOE y el PP han roto su tradicional unidad de acción en Bruselas y se han acusado mutuamente de intentar sabotear las ayudas del fondo de reconstrucción a España. Los socialistas sostienen que el PP de Pablo Casado se ha aliado con los halcones de la austeridad con el fin de endurecer las condiciones de acceso al dinero, bajo la batuta del presidente del grupo popular europeo, el alemán Manfred Weber.

"Los socialistas no aceptaremos los planes del pasado. No queremos ni condicionalidad disfrazada ni austeridad. A sus señorías del PP y a sus aliados les pediría que no se equivoquen: esta cámara no es un anexo del Congreso de los Diputados. No utilicen esta casa para atacar y derrocar al Gobierno de Pedro Sánchez. Defiendan a los ciudadanos españoles y no la estrategia de los frugales. Aprendan a ser patriotas también cuando están en la oposición", dijo el jefe de la delegación del PSOE en Bruselas, Javier Moreno, durante un debate celebrado el miércoles.

Los populares niegan cualquier alianza con los frugales y atribuyen el choque a una intoxicación difundida desde Moncloa para "desviar la atención de la nefasta gestión de Sánchez". "El PP lo que ha hecho es impulsar, apoyar y votar a favor del Plan de Recuperación de la UE y pedir que las ayudas sean para los sectores y ciudadanos afectados, no para las políticas partidistas de Sánchez", asegura la delegación en la Eurocámara.

"Nosotros lo que pedimos es que el Gobierno de España -como está haciendo Italia, Portugal, Francia, Alemania, todos los países- haga un paquete de reformas ambicioso para que este dinero que viene de Europa lo podamos aprovechar aún más, que nos ayude a modernizar nuestra economía. Este dinero de Europa no puede servir jamás para derogar una reforma laboral como quiere el Gobierno de España", ha dicho a la Cadena Ser la líder del PP en Bruselas, Dolors Monserrat.

La tensión se ha rebajado este jueves con una declaración conjunta suscrita por las familias políticas de PSOE, PP, Ciudadanos y Unidas Podemos en la Eurocámara en defensa del fondo de reconstrucción, de cara precisamente a la videocumbre de este viernes. Eso sí, el texto apenas habla de la condicionalidad que debe exigirse a cambio de las ayudas.

Lo cierto es que el Parlamento Europeo tiene poco que decir en esta fase de las negociaciones. El acuerdo inicial debe ser sellado por unanimidad por los jefes de Estado y de Gobierno de los 27. Y en el club de los frugales hay tanto Gobiernos del PPE (como Austria u Holanda, donde es socio de coalición) como socialistas (Suecia y Dinamarca).

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