Bruselas

La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha avisado este lunes de que las presiones de precios en la eurozona siguen siendo fuertes y de que la inflación subyacente aún no ha tocado techo. Lagarde ha señalado que el BCE seguirá subiendo tipos hasta alcanzar un nivel suficientemente restrictivo que garantice que la inflación baje al objetivo del 2%, aunque no ha dado más pistas sobre la decisión que adoptará la semana que viene

El Consejo de Gobierno del BCE celebra su próxima reunión el jueves 15 de junio y la mayoría de los expertos esperan un nuevo incremento de 0,25 puntos, lo que situaría el tipo general en el 4%.

"Nuestras decisiones futuras garantizarán que los tipos se lleven a niveles lo suficientemente restrictivos para lograr un regreso en tiempo debido de la inflación a nuestro objetivo a medio plazo del 2% y se mantendrán en esos niveles durante el tiempo que sea necesario", ha dicho Lagarde en una comparecencia ante el comité de Asuntos Económicos de la Eurocámara.

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La presidenta ha vuelto a repetir los tres parámetros que tendrá en cuenta el BCE a la hora de decidir sobre los tipos: las previsiones de inflación, la dinámica de la inflación subyacente y la fortaleza de la transmisión de la política monetaria a la economía real.

La inflación de la eurozona se redujo en mayo al 6,1% (9 décimas menos que en abril), su nivel más bajo desde el estallido de la guerra en Ucrania, debido a la caída de la factura energética y a la moderación de los alimentos. No obstante, Lagarde señala que "las presiones de precios siguen siendo fuertes".

Por su parte, la inflación subyacente (que excluye la energía y los alimentos) también bajó del 5,6% en abril al 5,3% en mayo, una reducción insuficiente para el BCE. "Los últimos datos disponibles sugieren que los indicadores de las presiones inflacionistas subyacentes se mantienen altos y, aunque algunos muestran signos de moderación, no hay evidencia clara de que la inflación subyacente haya tocado techo", ha apuntado la presidenta.

Lagarde destaca que "las presiones salariales se han fortalecido aún más a medida que los empleados recuperan parte del poder adquisitivo que perdieron como resultado de la alta inflación". "Además, en algunos sectores las empresas han podido aumentar sus márgenes de beneficio gracias a los desajustes entre la oferta y la demanda y la incertidumbre creada por una inflación elevada y volátil", ha señalado.

En cuanto a la transmisión de la política monetaria, la presidenta admite que la subida de tipos empieza a afectar a la economía real. "Nuestras subidas de tipos se están transmitiendo con fuerza a las condiciones de financiación de las empresas y los hogares, como se puede observar en el aumento de los tipos de interés y la caída de los volúmenes de préstamos", ha señalado.

La presidenta ha pedido de nuevo a los Gobiernos que retiren las ayudas energéticas aprobadas con motivo de la guerra en Ucrania para no alimentar todavía más la inflación, porque de lo contrario el BCE tendrá que subir todavía más los tipos.