La reacción de los mercados a los anuncios de estímulos por parte de las instituciones monetarias y económicas podría estar siendo “excesivamente optimista”. Así lo explican las actas de la última reunión del Banco Central Europeo (BCE) y que han visto la luz este jueves y que desvelan falta de unanimidad en cuanto al alcance de su programa de compras antipandemia.

La llamada a la cautela que las actas de la Reserva Federal de EEUU (Fed) lanzaban ayer a los mercados encuentran eco un día después en esta orilla del Atlántico. El documento que recoge los pormenores de la reunión del Consejo de Gobierno del BCE celebrado en julio insiste en que el comportamiento del mercado en plena pandemia podría no encontrar una explicación completa en los datos macroeconómicos, que siguen muy raquíticos en algunos casos.

En las actas publicadas este jueves queda en evidencia lo que la presidenta de la institución, Christine Lagarde, ya adelantó al término de aquel cónclave. La sesión estuvo marcada por un amplio debate sobre el alcance y la flexibilidad de aplicación del Programa de Compras de Emergencia Pandémica (PEPP, por sus siglas en inglés), algo que ya se preveía por las declaraciones que algunos miembros de la institución habían realizado antes de su reunión.

Oposición a nuevos aumentos

En este sentido, según recogen las actas, algunos responsables de política monetaria no estarían por la labor de respaldar un hipotético nuevo incremento de este plan de urgencia. No obstante, cabe recordar que el BCE ya sorprendió en junio con un incremento de 600.000 millones de euros que elevó la cuantía total del programa hasta 1,35 billones de euros, sobradamente por encima de lo que venía reclamando el mercado.

Por otra parte, en cuanto al uso de la cuantía ahora disponible, algunos miembros de la institución se mostraron partidarios de no consumirla por completo en el caso de que no se considerase estrictamente necesario. La propia Lagarde ya explicó en su comparecencia hace un mes que el BCE no se plantea dejar de usar los recursos de los que ahora dispone e incluso reforzarlos si se considera oportuno.

El documento publicado este jueves insiste en que “la flexibilidad del PEPP sugería que el programa de compras netas debía considerarse un techo en lugar de un objetivo”. En esta misma línea, “se señaló que los datos [macroeconómicos] entrantes habían sorprendido al alza y que algunos de los riesgos a la baja que rodeaban las perspectivas habían retrocedido”, un tándem que resultaba en un “aumento de la posibilidad de que el programa no tenga que ser implementado en su totalidad”.

Las previsiones que maneja el BCE hablan de que la Eurozona se contraerá en torno a un 10% este año a consecuencia de la epidemia de la Covid-19. Sobre este punto, las actas confirman la previsión de una "recuperación desigual y parcial" de la Eurozona, que en cualquier caso sigue sufriendo un escenario "frágil" con la persistencia de "riesgos", advierte la institución.

Pendientes del plan de Bruselas

Con el objetivo de que los gobiernos y también las instituciones europeas tengan margen suficiente para endeudarse a tipos bajos y así contribuir a un retroceso económico más suave la institución se decidió a lanzar este programa de emergencia sin dejar de insistir en la necesidad de un plan económico coordinado, tal y como el que finalmente vio la luz el pasado 21 de julio.

Después de una reunión en la que se optó por no implementar ninguna nueva herramienta monetaria para respaldar la economía, la próxima cita del Consejo de Gobierno del BCE tendrá lugar el 10 de septiembre.

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