Bruselas

El Banco Central Europeo (BCE) recarga su bazuca monetario contra el Covid-19 para salir al rescate de Italia y España. Su Consejo de Gobierno, presidido por Christine Lagarde, ha decidido este jueves ampliar en 600.000 millones de euros su programa de compra de deuda de emergencia frente a la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés), que contará así con una dotación total de 1,35 billones de euros.

Además, este programa extraordinario para amortiguar el impacto del coronavirus no concluirá a finales de año como estaba inicialmente previsto, sino que se prolonga como mínimo hasta el fin de junio de 2021. Finalmente, el BCE anuncia que reinvertirá el dinero de todos los bonos adquiridos en el marco del PEPP que lleguen a vencimiento hasta finales de 2022.

El objetivo de esta nueva ronda de estímulo es ayudar a absorber las emisiones de deuda sin precedentes que están realizando los países de la eurozona para amortiguar el impacto de la crisis del coronavirus, rebajar sus costes de financiación y mantener bajo control la prima de riesgo de Italia y España, los países más golpeados por la pandemia y a la vez los que tienen menos margen presupuestario para hacerle frente.

Por otro lado, en su reunión de este jueves, el BCE ha dejado sin cambios los tipos de interés. En concreto, el tipo general se mantiene en el mínimo histórico del 0%, mientras que el tipo de la facilidad de depósito, la remuneración de los bancos por aparcar su exceso de liquidez en Fráncfort, se queda en el -0,5%.

Lagarde ha explicado que la decisión de ampliar en 600.000 millones la compra de deuda ha sido adoptada por "amplio consenso" en el Consejo de Gobierno, lo que significa que algún banquero central del norte se ha opuesto. Eso sí, había "unanimidad" sobre la necesidad de tomar nuevas medidas para frenar la tensión y la fragmentación en los mercados provocada por el Covid-19 y para apuntalar la inflación.

Un desplome económico sin precedentes

El BCE lanzó el programa de emergencia frente a la pandemia el pasado 19 de marzo, con una dotación inicial de 750.000 millones de euros. Desde entonces, ya ha gastado más de 234.000 millones de euros. Con el actual ritmo de adquisiciones y sin una recarga, la munición se hubiera agotado en octubre.

En sus primeros meses de funcionamiento, España y sobre todo Italia han sido los principales beneficiarios del PEPP. Entre marzo y mayo, el BCE ha adquirido un total de 37.365 millones de deuda pública italiana y 22.392 millones de deuda española, por encima de lo que les correspondería a ambos países según su peso económico en la eurozona, el criterio fundamental en el que se basan las compras. 

En paralelo al PEPP, el Banco Central Europeo mantiene activo su plan ordinario de compra de deuda (APP, por sus siglas en inglés) a un ritmo de 20.000 millones de euros al mes, más la recarga extra de 120.000 millones decidida al principio de la crisis.

La decisión de Lagarde de ampliar la potencia de fuego del plan antipandemia responde al desplome sin precedentes que sufre la eurozona debido al impacto del coronavirus y de las medidas de confinamiento adoptadas para combatirlo, que han llevado a una situación de parálisis económica. 

Según las últimas previsiones del BCE publicadas este mismo jueves, la eurozona experimentará una contracción récord del 8,7% este año, seguida de un rebote parcial del 5,2% en 2021 y del 3,3% en 2022. No obstante, Lagarde ha avisado de que este escenario central está lastrado por "riesgos a la baja".

En el peor de los escenarios, con rebrotes importantes del Covid-19 que obliguen a reiniciar el confinamiento en los próximos meses, la eurozona se hundiría un 12,6% en 2020. 

Por su parte, la inflación caerá a mínimos del 0,3% este año y empezará a remontar tímidamente al 0,8% en 2021 y al 1,3% en 2022, todavía muy lejos del objetivo del 2% del BCE. En el escenario más pesimista, la inflación apenas llegaría al 0,9% en 2022. Pese a las preguntas de los periodistas, Lagarde ha evitado en todo momento hablar del riesgo de una espiral deflacionista en la eurozona.

El impacto del fallo alemán

En el debate del BCE de este jueves ha pesado también el reciente fallo del Tribunal Constitucional de Alemania que pone en duda la legalidad de su programa ordinario de compra de deuda (APP). Cualquier vacilación ahora por parte del Consejo de Gobierno habría sido interpretada por los mercados como una muestra de que la sentencia alemana ha cortado las alas al BCE y le ha dejado sin capacidad de reacción frente a la crisis.

Sin embargo, tanto Lagarde como el resto de miembros del directorio en Fráncfort han dicho desde el principio que no van a cambiar su política monetaria en respuesta a la sentencia del Constitucional alemán. El BCE, alegan, es una institución comunitaria que responde ante el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE), que ya avaló el programa de compra de deuda en diciembre de 2018. Con la ampliación del PEPP, la presidenta demuestra en la práctica que continúa "impertérrita" su labor pese al fallo alemán.

¿Responderá el BCE al ultimátum de 3 meses que ha fijado el Constitucional alemán para que explique la proporcionalidad de sus decisiones? En su rueda de prensa, Lagarde ha vuelto a insistir en que el BCE está sujeto únicamente a la jurisdicción del TJUE. A su juicio, la sentencia de Karlsruhe no se dirige por tanto a ellos sino al Gobierno y al Parlamento de Alemania. "Confiamos en que se encuentre una buena solución que no comprometa la independencia del BCE, la primacía del derecho comunitario ni el fallo del TJUE", ha dicho.

El BCE apoya el fondo de reconstrucción

La decisión del BCE de recargar su plan contra el coronavirus se produce tras el pacto entre Francia y Alemania para crear un fondo de reconstrucción de 500.000 millones de euros en la UE con el fin de ayudar a Italia y España. Una iniciativa que después ha sido ampliada a 750.000 millones de euros en la propuesta de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. Lagarde había pedido en múltiples ocasiones una respuesta fiscal de este tipo coordinada desde Bruselas para completar y reforzar los estímulos monetarios.

"Celebramos de forma entusiasta la propuesta de la Comisión Europea de un plan de recuperación para ayudar a las regiones y a los sectores más afectados por la pandemia", ha dicho la presidenta del BCE. "No dudo ni por un segundo de la determinación de los líderes europeos para responder al desafío del coronavirus y a las necesidades de los planes de recuperación", ha insistido.

Sin embargo, el fondo de reconstrucción todavía debe ser aprobado por unanimidad por los Veintisiete. La iniciativa choca con la resistencia del autoproclamado club de los frugales -Países Bajos, Austria, Suecia y Dinamarca- y en todo caso no estará plenamente operativa hasta principios de 2021. Es decir, la compra de deuda del BCE será prácticamente la única ayuda disponible para Madrid y Roma en lo que queda de año.

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