Las claves
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La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha subrayado este viernes que las barreras internas en los servicios y mercados de bienes europeos equivalen a los aranceles. Así, ha abogado por adoptar un enfoque más radical de simplificación, puesto que "prolongar la inacción no sólo implicaría una pérdida de crecimiento, sino que sería irresponsable".
En el Congreso de Banca Europea, celebrado en Fráncfort, Lagarde ha advertido de la pérdida de competitividad de Europa y de que las exportaciones, en las que se basaba el crecimiento europeo, ya no son el motor de la economía debido a las tensiones comerciales y al aumento de la competitividad global.
Lagarde ha subrayado que cabe esperar que las barreras internas en el mercado europeo "sean suficientemente bajas para los sectores que darán forma al crecimiento futuro para operar en un mercado verdaderamente europeo".
Pero esto no ocurre en los servicios digitales, que conducirán la innovación futura y en los mercados de capital que deben financiarla.
Las barreras internas en la zona del euro no son menores que las barreras exteriores, especialmente en el sector de servicios.
"Los últimos 20 años las barreras al comercio transfronterizo dentro de Europa no se han reducido más rápidamente que las que afrontan las empresas internacionales que quieren operar aquí", ha destacado Lagarde.
Por ello, ha añadido la presidenta del BCE, aunque los servicios contabilizan ahora tres cuartas partes de la economía de Europa, el comercio en servicios dentro la Unión Europea (UE) representa sólo un sexto del producto interior bruto (PIB), igual que el comercio en servicios con el resto del mundo.
Toma de decisiones
De tal modo, si bien ha admitido que la armonización total de todas las leyes y reglamentos nacionales no es realista, ha recomendado recuperar el principio de reconocimiento mutuo, que significa que si un bien o servicio se proporciona legalmente en un Estado miembro, debería poder circular libremente por toda la UE sin necesidad de cumplir con las normas de los demás países, tal como existe un sistema de reconocimiento automático de cualificaciones profesionales para diversos sectores.
Asimismo, Lagarde ha abogado también por agilizar la toma de decisiones, extendiendo la votación por mayoría cualificada a los ámbitos de los que depende el crecimiento futuro de Europa, frente a la exigencia de unanimidad, que impide avances significativos hacia la culminación del Mercado Único.
Por último, la presidenta del BCE ha defendido la necesidad de adoptar "un enfoque más radical de simplificación", precisando que para ello la vía más rápida no es derogar las normas vigentes, sino crear nuevos 'regímenes 28º' o marcos jurídicos de la UE opcionales que coexisten con el derecho nacional en lugar de sustituirlo y permitirían a las empresas optar por un reglamento europeo único en ámbitos específicos, sin necesidad de una armonización total en todos los Estados miembros.
"El mundo no se detendrá por Europa, pero podemos decidir cómo avanzar", ha comentado la francesa, para quien culminar el Mercado único supondría que el crecimiento de la UE ya no dependerá de las decisiones de otros, sino de las propias.
"Este fue mi mensaje hace seis años. Hoy, ese mensaje es aún más urgente. Otros seis años de inacción -y de crecimiento perdido- no solo serían decepcionantes, sino irresponsables", ha apostillado.
