Las claves
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La economía española ha dado los primeros síntomas de desaceleración en el tercer trimestre de este año, con un freno de dos décimas en el aumento del PIB, hasta el 0,6%, pese a la fortaleza del consumo doméstico en verano.
Diez meses después de la irrupción de los aranceles de Trump, las exportaciones se han empezado a resentir y han sufrido una contracción de seis décimas, frente a la subida de 1,3% del trimestre anterior, y han frenado el ritmo de crecimiento de toda la economía.
Aún así, el consumo de los hogares entre julio y septiembre se elevó todavía un 1,2%, un ritmo de casi el doble que tres meses antes típico de la temporada turística. La inversión se mantuvo en el 1,7% y compensó en parte el freno del comercio exterior.
Las importaciones se mantuvieron en positivo con un 1,1% de avance, si bien se trata de medio punto menos que entre abril y junio. Esa caída también refleja el freno de la demanda interna en industria y servicios del tercer trimestre.
En términos interanuales, el crecimiento del tercer trimestre permite un ritmo de avance de la economía del 2,8%, a una décima de la previsión oficial del Gobierno y en la línea de la revisión al alza que han hecho la mayor parte de los servicios de estudios e instituciones.
Del lado más positivo, los datos del tercer trimestre muestran que la inversión en vivienda (1,4%) o en bienes de equipo (1,7%) se mantiene a ritmos superiores al trimestre anterior. Destaca el 2,4% de subida en propiedad intelectual, si bien pondera menos en el cómputo global.
Esa inversión es la que hace que, en el lado de la oferta, todas las ramas de actividad estén en positivo, salvo la agricultura y el sector primario. Pero su avance se ralentiza sobre los tres meses anteriores, perjudicado por la falta de tirón exterior.
El valor añadido bruto que ha generado la industria manufacturera, pese a la mayor inversión, se modera dos décimas, al 0,5%. Mientras que la construcción, que usa plazos más largos de finalización, se queda en un 0,8%, la tercera parte que en los tres meses precedentes.
En términos interanuales, todas las comparaciones son todavía favorables, pero se nota por primera vez una ralentización del gasto en consumo final de dos décimas, al 2,8%. Se mantuvo estable y fuerte el consumo de los hogares en el 3,3%, pero bajó el consumo público en seis décimas al 1,3%.
Empleo y productividad
El número de horas efectivamente trabajadas creció un 2,5% interanual este trimestre, nueve décimas más que en el precedente. En términos intertrimestrales, varió un 1,0%, prácticamente el doble que entre abril y junio.
Se trata de una evolución típica en este trimestre por la mayor actividad del turismo y las contrataciones del sector servicios.
Ese proceso hizo que los puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo subieran también un 3,3% en tasa interanual, si bien eso es ya una décima menos que en el trimestre precedente. En términos intertrimestrales su variación fue del 1,0%, dos décimas más.
Dado que se trata de un periodo donde domina la mano de obra intensiva, lo que sufre siempre es la productividad, que no eleva ni siquiera la mayor inversión en industria y tecnología.
Tanto la productividad por puesto de trabajo equivalente a tiempo completo, como la que se calcula por horas trabajadas, cayeron cuatro décimas en verano. Y acumulan ya retrocesos de entre tres y cinco décimas en el cómputo anual.
