El debate sobre si habrá o no guerra arancelaria entre Estados Unidos y la UE se pospone al 1 de agosto, pero el miedo que se expande inexorable entre los diferentes sectores españoles que llevan meses –ayuda del ICEX mediante– buscando alternativas para cuando el zarpazo llegue, no frena.
Se hace más grande con cada nuevo dato que constata que la ruta para esquivar el golpe es corta. Esta semana llega el último iceberg para el Titanic que es el agroalimentario en términos comerciales: el 19% de las exportaciones de España pertenecen a este segmento.
A saber: China, que ganaba enteros como socio comercial agroalimentario, no para de diluir su papel de salvador. Va comprando menos, perdiendo cuota y, con ello, recortando las opciones fuera de las fronteras de la UE, que sigue siendo nuestro primer mercado al que vender aceite, quesos o vinos, sólo por mencionar productos simbólicos.
Lo recoge el último informe agroalimentario de Cajamar: las exportaciones a China, que aumentaron considerablemente entre 2018 y 2020, "posicionando a este país asiático como el segundo socio comercial extracomunitario más importante, después de Reino Unido", están en declive.
Actualmente China tiene una cuota del 2,4%. Si se suma a Japón, el bloque asiático eleva su peso al 4,1%. Pero, ojo, incide el documento, porque hace apenas cinco años representaban el 8,5%.
Es un descalabro importante porque la batalla que plantea ahora Trump recorta camino a las ventas agro de nuestro país si desea explorar otras opciones que se pensaba iban consolidándose. Y el golpe que se teme es de envergadura: el año pasado las ventas agroalimentarias a EEUU ascendieron a 3.609 millones de euros.
O sea, a EEUU va en concepto agro un 20% del total de lo que vendemos a ese país. Así que está en juego una quinta parte de la factura.
¿Dónde ir en alternativa, en todo caso quien pueda? La respuesta no parece ser el gigante asiático, que buscó con ojos coquetos a la UE para aumentar la relación comercial tras el 'día de la liberación' de Trump, al menos para vender equipos de transmisiones, ordenadores y piezas de máquina de oficina.
Porque la UE sigue siendo nuestro mejor cliente, allá van el 67% de las exportaciones del agroalimentario español, pero después sólo está Reino Unido antes de volver hacia Washington. Londres tiene una cuota de mercado del 6,7; EEUU, del 4,7%.
El cerdo, oportunidad y pinchazo
¿Por qué retrocede tanto China como comprador agro? Su principal necesidad, señala el informe, ha desaparecido. Hablamos de la carne de cerdo, que se volvió codiciada en el gigante asiático justamente en 2020, el año de pico de exportaciones españolas agro a ese país.
La peste porcina africana que sufrieron mermó un producto esencial en su dieta y España aprovechó el hueco. Exportamos ese año una cifra de récord: 1,34 millones de toneladas que se redujeron progresivamente hasta las 542.000 toneladas en 2023, cuando el sector cárnico chino fue recuperándose.
Una carnicera en China.
Con todo, seguía representando el año pasado el 61% de la facturación de las exportaciones españolas, seguido de lejos por las bebidas y por el aceite -principalmente, de oliva-, según datos oficiales.
Pero entonces vino el siguiente golpe: la investigación antidumping. China investiga al menos hasta el próximo diciembre si hay competencia desleal a las importaciones de algunos productos de cerdo de la Unión Europea (UE), con España a la cabeza.
Se trata de un procedimiento que se inició en junio de 2024 en el marco de las tensiones comerciales entre Pekín y Bruselas por el coche eléctrico, y que por ahora no ha logrado suavizar la aparición de un elemento de tensión común a ambos: Trump.
Que el plazo se alargue puede no obstante ser visto como un gesto. Cabe recordar que también se ha prolongado, en este caso hasta julio, la investigación china por competencia desleal a las importaciones de brandy procedentes de la UE.
Pero el tema de fondo, apunta el informe de Cajamar, no es si se dejan al lado las suspicacias. Es si China está interesada en aumentar sus compras o continúa desapareciendo.
