La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, en la presentación de la rebaja de previsiones.

La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, en la presentación de la rebaja de previsiones. Europa Press

Economía

Las familias no confían en la economía y ponen en riesgo lograr el 4,3% de crecimiento prometido por Calviño

El Gobierno espera que el consumo privado aporte la mitad del crecimiento, pero el gasto de las familias sigue en tasas negativas.

30 abril, 2022 02:36

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Tras recortar su previsión de crecimiento para la economía española en 2022 en casi tres puntos (del 7 al 4,3%), el Gobierno confía en que el consumo de las familias permita sostener este año la recuperación económica. Así se lo ha hecho saber a Bruselas en el cuadro macroeconómico que envió este viernes dentro la actualización del Programa de Estabilidad 2021-2025.

Sin embargo, los datos del INE reflejan que el gasto de los hogares permanece bajo mínimos. Y todo indica que, mientras la inflación siga avanzando y restando poder adquisitivo a los ciudadanos, los españoles van a optar por la precaución. Este ahorro se está convirtiendo en una amenaza para la economía española, cuya situación es peor de lo que se anticipaba, según los últimos datos publicados esta semana.

Inflación, estancamiento y aumento del desempleo son los tres elementos necesarios para que se produzca el temido escenario de la estanflación. El IPC cerró en el 8,4% en abril, el paro aumentó en 70.900 personas en el primer trimestre -con una destrucción de 100.000 empleos- y el PIB apenas avanzó un 0,3% entre enero y marzo.

Estas cifras publicadas entre el jueves y viernes han dibujado un panorama económico más sombrío de lo esperado por los analistas económicos. Hasta tal punto que esta coyuntura da forma al temor expresado por varios servicios de estudio que no descartan que el PIB español registre algún trimestre en negativo este año.

El Banco de España había previsto un crecimiento en el primer trimestre para la economía española del 0,9%. BBVA Research era más optimista con una estimación del 1,4% y la Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas) más pesimista, pero calculaba un dato del 0,4% para ese periodo. Desde estos organismos se había reconocido la posibilidad de que España frene del todo su recuperación con tasas negativas de crecimiento trimestral a lo largo de 2022.

También la AIReF avaló este viernes el recorte de las previsiones del Ministerio de Economía, pero advirtió que "el balance de riesgos al crecimiento esperado por el Gobierno y por la propia AIReF se encuentra sesgado a la baja, especialmente a corto plazo". Es decir, que pese a la importante rebaja que presentó la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, no se puede descartar que el crecimiento final sea aún menor al 4,3% previsto para este año.

La crisis energética o los problemas de la industria por las cadenas de suministro están detrás de estos problemas económicos. Sin embargo, el dato que más está sorprendiendo a quienes elaboran previsiones macro es el poco consumo que están haciendo las familias.

En un contexto marcado por el encarecimiento del coste de la vida, los hogares españoles están optando por la precaución. Las previsiones de crecimiento que se elaboraron durante la pandemia estaban asentadas en la idea de que las familias españolas gastarían el ahorro acumulado en los meses de confinamiento, lo que impulsaría la recuperación económica. 

Y el Ejecutivo sigue amparándose en esa premisa para justificar el crecimiento del 4,3% que espera para este año.

"El consumo privado seguirá siendo el principal motor del crecimiento, impulsado por el buen comportamiento del empleo y por el ahorro embalsado de los hogares", afirma el Gobierno en el Plan de Estabilidad remitido a la Comisión Europea.

Fuente: Actualización del Programa Estabilidad 2022-2025 Reino de España

Fuente: Actualización del Programa Estabilidad 2022-2025 Reino de España

La idea de que el ahorro embalsado permitiría a España registrar una recuperación económica con forma de 'V' se consolidó en el tercer trimestre de 2020, conocido como el de los meses de la 'desescalada', en la que los españoles pudieron volver a la calle.

En aquella ocasión, la variación trimestral del consumo fue muy destacada. Sin embargo, las nuevas variantes de Covid-19, la aparición de la inflación y el encarecimiento de la luz en 2021 comenzaron a hacer mella en el gasto de los hogares.

La guerra en Ucrania ha sido la puntilla puesto que, entre enero y marzo de este año, el consumo de las familias registró una tasa negativa del -3,7%.

Pese a este dato, el Gobierno explica a Bruselas que "el consumo privado seguirá aportando cerca de la mitad del crecimiento a la recuperación, creciendo cerca del 4% en 2022, respaldado por la favorable evolución del empleo, a lo que se sumará la bolsa de ahorro generado durante la pandemia".

De momento, el gasto que está tirando de la economía es el del sector público (1,3% en el primer trimestre) y, en esta ocasión, fue seguido por el consumo de las empresas que mejoró frente al periodo anterior con una tasa positiva de 1,2.

Tasa de ahorro

El Ejecutivo basa su optimismo con el gasto que harán los españoles en que la tasa de ahorro de los hogares finalizó en 2021 próxima al 10% (cifra superior al promedio de los años 2015-2019, cuando fue del 6,8% de su renta disponible). Y esa situación saneada de los ciudadanos sería la que permitiría ahora que puedan gastar para apuntalar la recuperación.

En periodos de alta inflación, las familias tienen dos opciones para hacer frente a las subidas de los precios: consumir menos o tirar de los ahorros. En este año en el que se estima que se van a perder 2.666 euros por hogar en poder adquisitivo, se confiaba en que el ahorro de la pandemia fuera utilizado para hacer frente a la coyuntura. De momento, no parece estar siendo así, lo que complica la recuperación económica y eleva los riesgos de un escenario de estancamiento.

La otra palanca para el crecimiento son los fondos europeos. Sin embargo, su impacto se está diluyendo en el tiempo y, como advirtió AIReF este viernes, no hay datos que permitan certificar cuál está siendo su efecto en la economía y hasta qué punto permitirán impulsar el PIB en el futuro.