Europa, esta Europa siempre en el diván, siempre envuelta en sospechas y críticas, siempre a mano para echarle todas las culpas, culmina este domingo sus Elecciones, las europeas, en medio, cómo no, de una considerable incertidumbre. ¿Qué resultado saldrá? ¿Crecerán mucho los partidos populistas, euroescépticos o antisistema? ¿Saldrá un Parlamento capaz de liderar los impulsos y las medidas precisas para progresar en la construcción de un proyecto común que, aun mejorable, ha llegado mucho más lejos de que nadie en 1957, cuando se firmó el Tratado de Roma para intentar dejar atrás la funesta historia de la primera mitad del siglo XX, hubiera podido imaginar? 

La 'Vieja Europa' alberga estas elecciones, que comenzaron el pasado jueves y que este domingo se celebran en España junto a las munipales y las autonómicas, en un momento sumamente complicado. Y por dos motivos principales. Por un lado, porque la crisis evidenció que la Unión Europea y, sobre todo, la Europa del euro aún tienen costuras que coser, porque de lo contrario la integración se deshilacha con suma facilidad. El polémico e histórico resultado del referéndum británico de junio de 2016, saldado con el famoso y aún incabado Brexit, supuso la máxima constatación de esas dudas hacia la UE. 

"El crecimiento es más débil que en el pasado en casi todos los países de la UE, mientras que la desigualdad está empeorando y las tendencias populistas están aumentando"

El segundo motivo alude a la denominada 'Guerra comercial'. Con todos los focos puestos en EEUU y China, lo cierto es que para la economía europea supone una amenaza mayúscula en caso de que realmente estalle un conflicto comercial. Buena parte del frenazo previsto para la Eurozona en 2019, en la que no se espera un crecimiento superior al 1,2% cuando en 2018 alcanzó el 1,8% y entre 2015 y 2017 superó el 2%, se debe ya al impacto que la tensión comercial está provocando, sobre todo en la principal locomotora de la región, Alemania, con sus exportaciones en vilo. "Estas Elecciones se llevan a cabo en un contexto económico y político inusual. "El crecimiento es más débil que en el pasado en casi todos los países de la UE, mientras que la desigualdad está empeorando y las tendencias populistas están aumentando", avisa Philippe Waechter, economista jefe de Ostrum Asset Management (Natixis IM).

El nuevo Parlamento y los nuevos altos cargos surgidos de estas Elecciones deberán ocuparse de defender los intereses europeos en este conflicto. Y demostrar que Europa sigue teniendo voz. Y peso. Ser un mero espectador pasivo, cuando la economía se juega tanto, tantos empleos, tantas inversiones, representa un lujo demasiado grande que Europa jamás se puede permitir. 

LOS RETOS (Y LOS NOMBRAMIENTOS) SE AGOLPAN

O lo que es lo mismo, sin olvidar de dónde viene, la UE debe pensar a dónde va. “Si aquellos que iniciaron la UE querían tener paz, ciertamente tuvieron éxito, ya que Europa occidental nunca ha tenido un período tan largo de paz desde que se crearon los estados modernos”, valora Alain de Raymond, instructor en Udemy sobre Unión Europea e idiomas. Ahora bien, conviene ir más allá. “Ahora depende de nuestra generación darle a la UE una dirección significativa alineada con los problemas actuales", demanda De Raymond.

Algunos de esos problemas ya están claramente sobre la mesa. Impulsar la integración europea, en especial dentro de la Eurozona, con una Unión Bancaria por completar, una Unión Energética por ejecutar y un escudo fiscal común más definido, emerge como uno de los grandes retos que aguardan a los nuevos representantes europeos. Elevar el peso específico de Europa en el mundo es otro. También proyectar la Europa del futuro... para que Europa no se lo pierda, partiendo de una cruda realidad: Washington y Pekín, bajo la carcasa de la 'Guerra comercial', están dirimiendo el liderazgo del futuro, con la UE en un doloroso y sonoro segundo plano, particularmente en el terreno tecnológico, donde Europa no tiene ni a una Apple ni a una Amazon, pero tampoco a un Baidu, a un Tencent o a un Alibaba. Y, por supuesto, generar ilusión por pertenecer a Europa, para lo cual esos nuevos líderes deben ofrecer oportunidades que generen esperanza en los ciudadanos y luche contra una desigualdad que los desanima. 

"De los resultados dependerá el nombramiento de altos funcionarios como el presidente del Consejo Europeo, el presidente del BCE y el presidente de la Comisión Europea"

Semejante agenda, a la que se suman además otras megatendencias como el envejecimiento de la población y la sostenibilidad medioambiental, está en juego en estas Elecciones. "Los partidos tradicionales proeuropeos deberían tener todavía suficientes escaños para formar una coalición mayoritaria y seguir impulsando la agenda de integración de la UE", señala Alvise Lennkh, analista de Scope Ratings. Eso sí, admite que el resultado no está nada claro: "El principal riesgo es que los partidos antisistema y euroescépticos se hagan con el control del Parlamento y que aumenten su capacidad potencial para introducir incertidumbre en la elaboración de las políticas de la UE mediante la formación de alianzas tácticas". Y remata: "Estas alianzas podrían influir, por ejemplo, en el nombramiento de altos funcionarios, como el presidente del Consejo Europeo, el presidente del BCE y el presidente de la Comisión Europea". 

"¿Por qué deberíamos preocuparnos por estas elecciones, entonces? Primero, porque las elecciones europeas abren la ronda de los principales nombramientos de trabajo europeos, incluidas las presidencias de la Comisión Europea y el BCE. Y segundo, porque pueden influir en la política nacional", expone Apolline Menut, analista macroeconómico en AXA IM.

En efecto, una de las consecuencias económicas derivadas de las Elecciones residirá en la designación del sustituto de Mario Draghi al frente del Banco Central Europeo (BCE). El reparto de poder por países y el 'juego de sillas' que seguirán a los comicios determinarán quién será el nuevo presidente del BCE desde noviembre. Si Alemania aspira a otros cargos de la UE, sacrifcaría a su candidato al BCE, Jens Weidann, y se abriría el abanico para que los franceses François Villeroy de Galhau, Benoit Coeuré o Christine Lagarge o los finlandeses Olli Rehn y Erkki Liikanen sucedan a Draghi. 

Junto a la influencia que tendrán en la elección de alto cargos como el de la presidencia del BCE, Apolline Menut, analista macroeconómico en AXA IM, menciona otra perspectiva que será clave en estos comicios. "Creemos que la razón principal por la que las elecciones europeas son importantes en esta ocasión es que probablemente tendrán ramificaciones políticas nacionales, especialmente en Italia, Alemania, Francia y el Reino Unido", precisa. Es decir, contienen el riesgo de generar más raciones de incertidumbre política. Y los mercados llevan años empachándose con ella. 

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