*** Joseph Michell Medeiros Bezerra, Managing Director Cybersecurity & Network Services en SEIDOR

*** Joseph Michell Medeiros Bezerra, Managing Director Cybersecurity & Network Services en SEIDOR

Opinión A FONDO: DÍA INTERNACIONAL DE LA CIBERSEGURIDAD

Ciberseguridad: la nueva economía de la confianza

Joseph Michell Medeiros Bezerra
ESPECIAL
Publicada

Durante años, la ciberseguridad se contempló como un gasto inevitable, una partida que había que justificar y que pocas veces se vinculaba con el crecimiento. Sin embargo, esa visión ha quedado atrás. Hoy, la seguridad se ha convertido en un elemento central de la competitividad de las empresas y en la base sobre la que se construye la confianza digital. Esta es la tesis principal: la seguridad ya no es un coste defensivo, sino la condición necesaria para crecer, innovar y generar credibilidad, en un entorno donde los negocios dependen, cada vez más, de la confianza que inspiran.

Este cambio de perspectiva está estrechamente vinculado a la aceleración tecnológica. Las compañías operan en un ecosistema que evoluciona más rápido que la capacidad humana para gestionarlo. La nube, la automatización, los entornos híbridos o la inteligencia artificial están disparando la eficiencia, pero también amplificando los riesgos.

El cibercrimen funciona hoy como una industria global con una profesionalización que se parece más a la de una multinacional organizada que a la imagen clásica del atacante solitario. Ransomware, robo de credenciales, accesos laterales o manipulación de datos financieros, entre otros, son ataques que ya no son excepciones: son parte del paisaje operativo. Y por eso, en este escenario, protegerse no basta: hay que convertir la seguridad en reputación, diferenciación y ventaja.

La evolución de este rol estratégico se entiende mejor si observamos cómo ha cambiado el enfoque interno de la seguridad. Durante mucho tiempo, los equipos actuaban como bomberos digitales, movilizados solo cuando el incidente ya estaba encima de la mesa. Ese modelo reactivo resulta insuficiente en un contexto en el que la velocidad de ataque supera la velocidad de respuesta humana.

Las organizaciones más avanzadas han adoptado un enfoque basado en la anticipación: monitorizan, correlacionan, aprenden y automatizan. Integran capacidades de detección y respuesta gestionada los conocidos servicios MDR, que monitorizan y contienen amenazas de manera continua, junto con plataformas XDR, que permiten correlacionar señales procedentes del correo, los dispositivos, la red o la nube para anticiparse a comportamientos anómalos.

Salto real de mentalidad

La tecnología es fundamental, pero el salto real se produce en la mentalidad: la seguridad deja de ser un muro y se convierte en un sistema nervioso, capaz de detectar y responder antes de que el daño sea irreversible.

La consecuencia natural de ese cambio es que la seguridad empieza a tener un impacto directo en el negocio. Cuando un cliente entrega sus datos o confía su infraestructura crítica a un proveedor, lo primero que busca es certidumbre. Espera transparencia, protección y garantías. Un incidente gestionado con opacidad erosiona la confianza durante años, mientras que una gestión madura refuerza la credibilidad.

Esto tiene efectos medibles: las aseguradoras ajustan sus condiciones, los reguladores reconocen la solidez de los procesos, las auditorías se simplifican y los clientes se sienten protegidos. Lo que parecía intangible se convierte en una ventaja comercial evidente. Cada vez más, las empresas ganan o pierden contratos no por su tecnología, sino por la confianza que generan alrededor de esa tecnología.

Humanizar la seguridad

Pero ninguna estrategia de seguridad es completa si no incorpora al factor humano. Más del 80 % de los incidentes empiezan con un error humano, un clic impulsivo, una contraseña débil, un archivo compartido sin cuidado y, aun así, las empresas han tendido históricamente a centrar sus inversiones en herramientas y no en cultura.

Hoy, las organizaciones maduras trabajan el riesgo humano con el mismo rigor con el que gestionan sus riesgos financieros u operativos. La formación deja de ser un trámite y se convierte en una disciplina continua que activa comportamientos seguros. Las personas dejan de ser el eslabón débil para convertirse en el primer nivel de protección. Una empresa verdaderamente segura no es la que acumula más tecnología, sino la que consigue que la tecnología y las personas funcionen como un mismo sistema.

En paralelo, el marco regulatorio ha dejado de ser un obstáculo y empieza a verse como una oportunidad. Normativas como NIS2, DORA o el Esquema Nacional de Seguridad además de ordenar el ecosistema, también contribuyen a elevar el nivel de madurez del tejido empresarial. Cumplir con estos estándares no es simplemente evitar sanciones, sino demostrar solvencia. Una compañía que opera con procesos auditables, trazabilidad de incidentes y controles robustos es una compañía que genera confianza y que está preparada para escalar sin comprometer su continuidad.

Desbloquear la innovación

Todo esto nos lleva a un punto esencial: el relato de la ciberseguridad no puede basarse en el miedo. La narrativa tradicional se ha centrado en los riesgos, cuando lo verdaderamente transformador está en las oportunidades. La seguridad bien entendida no limita la innovación, sino que la desbloquea. Permite automatizar sin temor, incorporar IA con garantías, compartir datos minimizando los riesgos y abrir operaciones a nuevos mercados con la tranquilidad de estar preparados. La ciberseguridad es el punto de partida del crecimiento digital, no su límite.

Mirando hacia adelante, la conclusión es clara: la seguridad ha dejado de ser una conversación técnica. Es una cuestión de estrategia, de reputación y de sostenibilidad empresarial. Las compañías más exitosas serán las que sean capaces de generar más confianza en un entorno que cambia con una velocidad sin precedentes. La confianza no se construye con promesas, sino con hechos: visibilidad, coherencia, respuestas rápidas y una cultura sólida.

En un mundo donde lo digital impulsa la economía, la confianza se convierte en el nuevo valor de mercado. Y, en este contexto, la ciberseguridad, su motor más fiable.

*** Joseph Michell Medeiros Bezerra es Managing Director Cybersecurity & Network Services en SEIDOR