Carlos Mateo, presidente de la Asociación Española de Startups.
Durante las últimas décadas, España ha vivido una transformación destacable en su ecosistema de innovación y startups. Desde la aprobación de la Ley de Startups, hemos dado un salto cualitativo hacia un país que mira al emprendimiento como motor clave de crecimiento, empleo y competitividad. Pero, a pesar de estos avances, arrastramos una fractura profunda: la ausencia del talento femenino en el centro de este nuevo paradigma económico.
El emprendimiento innovador es clave para el futuro de nuestra economía, para nuestro bienestar social y para la creación de empleo. Afortunadamente, no ha dejado de crecer en los últimos años; sin embargo, sus beneficios aún no llegan de manera equitativa a todas las personas. Si queremos cerrar las brechas del ecosistema innovador, debemos seguir eliminando todas las barreras e inspirando a las futuras generaciones.
Hoy, solo el 20% de los emprendedores en España son mujeres. Este dato nos acompañaba antes de la ley y persiste después de ella. Pero si miramos más allá del presente y retrocedemos al origen del talento, encontramos algo más profundo, casi estructural. En las universidades españolas, menos del 20% de las estudiantes en carreras STEM son mujeres. Y en el ámbito tecnológico, el porcentaje es aún menor: apenas un 13%.
Y si damos aún otro paso atrás, el diagnóstico se vuelve más claro. Un estudio de la Universidad de Valencia analizó los libros de texto de secundaria —de ciencia, música e historia— constatando que la presencia de mujeres como referentes en tecnología no llega ni al 1%. Mujeres que han revolucionado la ingeniería, la informática o la medicina digital —como Ada Lovelace, Radia Perlman o Katalin Karikó— apenas existen en el imaginario educativo de nuestras hijas y sobrinas.
No podemos aspirar a un techo de cristal más alto cuando el suelo que pisamos no ha sido nivelado.
Sin embargo, también empiezan a aparecer algunos cambios de tendencia alentadores. Según el último estudio “Mujer y Emprendimiento” de Mastercard, el interés por emprender entre las mujeres españolas no deja de aumentar: el 38% asegura tener la intención de emprender en el futuro, frente al 34% de la media europea. Una señal clara de que, aunque persisten barreras como la falta de financiación o la ausencia de referentes, cada vez más mujeres están decididas a dar el paso y convertirse en protagonistas del ecosistema tecnológico y emprendedor.
Por eso, desde la Asociación Española de Startups queremos ir más allá de la queja o los gestos simbólicos. Creemos que el reto no está solo en querer cerrar la brecha, sino en entender su origen. No se trata únicamente de incorporar a más mujeres al emprendimiento, sino de construirles referentes, entornos y oportunidades desde edades tempranas. De demostrar que la tecnología, la innovación y el emprendimiento no son territorios vedados ni “cosas de hombres”, sino campos donde las mujeres no solo suman, sino que lideran transformaciones profundas.
Desde nuestro papel en el ecosistema, impulsamos iniciativas y debates, pero también ponemos en marcha propuestas concretas. Entre ellas, los Women Startup Awards, que reconocen y visibilizan el talento femenino en el ámbito de la innovación, premiando a mujeres que están transformando sus sectores, inspirando a otras y demostrando que la innovación también se escribe en femenino.
Porque no nos basta con decir que queremos igualdad, ni con celebrar las pocas historias que rompen el molde. Necesitamos muchas más mujeres inspirando a otras mujeres. Muchas más niñas imaginándose a sí mismas como científicas, como fundadoras, como líderes.
Hoy el emprendimiento español es joven, vibrante y prometedor. Pero para ser verdaderamente transformador debe ser también diverso.
***Carlos Mateo es el presidente de la Asociación Española de Startups.