La reciente intervención de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en el debate sobre el Estado de la Unión, marca un punto de inflexión para el futuro de Europa. Más allá de la coyuntura geopolítica, económica y social, Von der Leyen situó la tecnología, la innovación y la industria digital en el centro de la hoja de ruta europea.
El mensaje es claro: la competitividad de Europa pasa por su capacidad de liderar la revolución digital. Y eso sólo será posible si somos capaces de invertir de forma estratégica, simplificar el marco normativo y crear un entorno favorable para que nuestras empresas puedan innovar, crecer y competir a escala global.
Uno de los hitos más relevantes para nuestro sector fue la mención expresa a la Declaración Europea de IA y Tecnología, impulsada por Digital Europe, y firmada por CEOs de grandes compañías y asociaciones empresariales. Este documento recoge medidas concretas y proyectos prioritarios que el sector tecnológico considera imprescindibles para garantizar la soberanía digital de Europa.
Entre las iniciativas anunciadas, cabe destacar la creación de un Fondo Europeo de Competitividad y un fondo de scale-up tecnológico con capital privado, destinados a apoyar a las empresas en expansión en sectores estratégicos como la inteligencia artificial, la cuántica o la biotecnología. Estas herramientas son esenciales para evitar que el talento europeo se vea obligado a emigrar y para consolidar un tejido empresarial robusto en nuestro continente.
El discurso también puso el acento en la inteligencia artificial, con el anuncio de la puesta en marcha de gigafactorías de IA que darán apoyo a startups y centros de investigación en el entrenamiento de modelos avanzados. Se trata de un paso clave para que Europa no quede rezagada frente a otras potencias tecnológicas.
Otro de los grandes compromisos es la simplificación normativa: Von der Leyen anunció un paquete con un impacto potencial de ahorro de 8.000 millones de euros al año en costes burocráticos. Una medida que valoramos especialmente desde la industria digital, porque liberar recursos de la administración significa más capacidad para innovar, invertir y crear empleo.
La transición energética y las tecnologías limpias también fueron protagonistas, con iniciativas como el Pacto por una Industria Limpia, la inversión adicional de 1.800 millones de euros en baterías y la apuesta decidida por el principio “Made in Europe” en la contratación pública. Una visión que refuerza la idea de que la sostenibilidad y lo digital no son caminos separados, sino dos caras de la misma moneda.
Por último, la presidenta de la Comisión Europea subrayó la importancia de la soberanía tecnológica en un contexto internacional complejo. La diversificación de socios comerciales, la creación de una coalición internacional en materia digital y la apuesta por una Unión Europea de Defensa que contemple la ciberseguridad y la protección de infraestructuras críticas son mensajes que no podemos obviar.
Europa está en un momento decisivo. La hoja de ruta presentada por Von der Leyen es ambiciosa y realista a la vez: pone en valor el papel de la industria digital como palanca de competitividad, innovación y autonomía estratégica.
Porque sólo con una industria digital fuerte, innovadora y competitiva, Europa podrá garantizar su futuro económico, tecnológico y social.
*** Francisco Hortigüela, presidente de Ametic.