Alejandro Pociña, presidente de Steelcase Iberia.

Alejandro Pociña, presidente de Steelcase Iberia.

Opinión

La IA no solo cambiará tu trabajo, cambiará dónde trabajas

Alejandro Pociña
Publicada

Con el desarrollo exponencial de la tecnología —y especialmente de la inteligencia artificial— hemos activado una transformación profunda del trabajo, cuyos efectos más disruptivos aún están por desplegarse. No hablamos solo de nuevas herramientas, sino de una transformación estructural que impacta en cómo trabajamos, con quién lo hacemos y dónde ocurre ese trabajo.  

El ordenador personal y, más tarde, Internet redefinieron la anatomía del trabajo: cómo nos comunicamos, accedemos a la información y nos organizamos. Hoy, la inteligencia artificial va más allá. Si Internet cambió las reglas del juego, la IA está redibujando el tablero. Y, como advierten muchos expertos, el verdadero riesgo no está en pensar demasiado en grande, sino en quedarnos cortos ante la magnitud de su impacto.  

Lo que hoy aún suena a ciencia ficción —oficinas que anticipan nuestras necesidades, espacios que recomiendan cómo reorganizar equipos o salas que adaptan su configuración según el tipo de reunión— está cada vez más cerca de convertirse en una realidad cotidiana.  

La velocidad con la que una organización sea capaz de adaptarse no dependerá solo de la tecnología que adopte, sino del grado en que sus equipos, su estrategia y su entorno estén preparados para integrar ese cambio. En este sentido, el diseño del espacio puede actuar como un acelerador del aprendizaje, la colaboración y la innovación… o convertirse en una barrera silenciosa al progreso. 

Los espacios de trabajo tendrán que rediseñarse para ser más inteligentes, adaptables y sensibles a las necesidades humanas, tanto actuales como futuras. Más allá del diseño, el propio entorno será un agente activo: captará, procesará y responderá a datos en tiempo real, comportándose como un miembro más del equipo. Uno de los grandes cambios será la disolución de fronteras entre tecnología y entorno. Gracias a sensores inteligentes y software de reconocimiento de voz, las tareas administrativas —como programar reuniones, redactar actas o gestionar agendas— serán asumidas por el espacio mismo.  

Además, estos entornos podrán identificar patrones de interacción, optimizar flujos de trabajo y proponer nuevas formas de organización. Esto plantea nuevas exigencias en el diseño: por ejemplo, la acústica pasará a ser clave en espacios activados por voz. Mitigar el ruido, aislar conversaciones y garantizar distintos niveles de privacidad será esencial para un entorno que escucha, responde y colabora.  

Los espacios también deberán adaptarse a distintos estilos de trabajo, expectativas de privacidad y perfiles de trabajadores. La oficina dejará de ser solo un espacio físico para convertirse en un ecosistema vivo, capaz de acompañar, guiar e incluso cuidar del equipo. Como un compañero más.  

Aunque todavía no estamos en ese futuro, ya se están dando pasos concretos. En Steelcase estamos desarrollando espacios de trabajo impulsados por inteligencia artificial. A través del análisis de millones de datos reales —sobre uso del espacio, número de personas, itinerarios, tipo de tareas—, creamos modelos que nos permiten anticipar necesidades, identificar patrones de uso y comportamiento y construir escenarios adaptables, eficientes y alineados con la evolución de las organizaciones.  

¿Estamos preparados para crear espacios que aprenden de nuestros hábitos y sugieren cómo trabajar mejor? ¿Sabremos integrar entornos que no solo albergan la actividad, sino que colaboran activamente en ella? ¿Podrán los lugares de trabajo evolucionar al ritmo que marcan las nuevas dinámicas impulsadas por la IA generativa? El futuro ya no es una proyección lejana: es una hoja de ruta que empieza hoy. 

***Alejandro Pociña, presidente de Steelcase Iberia