Teresa Alonso.

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Opinión #RRHHYDIGITALIZACIÓN

El talento se potencia cuando el entorno lo favorece

Teresa Alonso
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En un contexto en el que solo el 13% de las personas en España se sienten comprometidas con su trabajo (Gallup), el gran reto de las organizaciones no consiste solo en atraer talento, sino en crear culturas que lo fidelicen. El desafío está en impulsar el potencial de las personas, ofreciéndoles experiencias laborales reveladoras que conecten con sus valores y objetivos. Para lograrlo, la clave es conocer y entender sus expectativas y también es fundamental reflexionar sobre cómo diseñamos el entorno de trabajo, desde la comunicación interna hasta la flexibilidad y el uso de nuevas tecnologías.

La comunicación interna ha dejado de ser unidireccional, de arriba hacia abajo. Y las personas del equipo se han convertido en referentes clave de las organizaciones, con capacidad para construir, pero también, para destruir reputación. En la era digital, la conversación debe fluir naturalmente y ser auténtica, incluyendo múltiples canales, desde plataformas colaborativas y redes sociales internas hasta podcasts o vídeos breves.

Eso sí: es clave que las personas tengan claro para qué y cuándo utilizar cada canal. Para potenciar el talento, la comunicación debe ser solidaria y personalizada, adaptándose a las necesidades de cada persona. Escuchar de verdad (no solo que lo parezca), facilitar la participación y crear espacios de diálogo fortalece el sentido de pertenencia, el compromiso y se mejora la cultura organizacional. Además, una comunicación innovadora, empodera a las personas y anima a compartir ideas, desafíos y propósitos, convirtiéndose así en el motor de innovación y colaboración de la compañía.

En este entorno tan conectado, debemos poner a las personas en el centro y la flexibilidad juega un papel fundamental. Según Infojobs y ESADE, el 62% de las personas prioriza la flexibilidad laboral frente al salario en la toma de decisiones profesionales. No se trata solo de ofrecer teletrabajo o ajustar horarios, sino de un compromiso real para adaptar las condiciones laborales a las circunstancias y prioridades familiares y personales de cada persona. La confianza mutua y el apoyo constante desde el liderazgo de la compañía es determinante para que todas las personas se sientan valoradas y libres sin sacrificar ningún aspecto de su vida. Esta cultura de flexibilidad, cuando se aplica con honestidad, mejora la motivación y la satisfacción, y fortalece la capacidad de la organización para conquistar al talento en un mercado en constante cambio.

La irrupción de la inteligencia artificial está redefiniendo los roles, las habilidades y las formas de colaborar. Además de automatizar tareas, transforma el contenido del trabajo y la manera en que creamos valor. Por eso, es imprescindible acompañar esta transformación con contextos humanos, flexibles y auténticos que ayuden a las personas a encontrar sentido en el cambio que suponen estas nuevas aplicaciones.

Herramientas como ChatGPT y otras tecnologías en desarrollo nos facilitan la comunicación, la generación de contenidos y la toma de decisiones, pero siempre con el foco puesto en lo humano. La tecnología debe servir para que las personas se sientan acompañadas, escuchadas y motivadas, nunca para reemplazar la interacción auténtica. La IA no va a sustituir al 100% el trabajo humano, habrá que avanzar con ella. "El 75% de las empresas en España ya están usando o explorando el uso de IA generativa en RRHH" (PwC España, 2024).

En conclusión, la cultura organizacional es el terreno donde el talento puede prosperar. El compromiso real no nace de incentivos, sino de la coherencia entre lo que la empresa dice, hace y cómo lo hace. Construir culturas auténticas, inclusivas, diversas y con un objetivo claro es la clave para ser empresas innovadoras y resilientes. La comunicación y la tecnología cumplen una función esencial para mantener viva esta coherencia y hacerla tangible para cada persona.

Para empujar esta cultura, no es suficiente con las palabras, hay que pasar a la acción y que sea de forma constante y coherente, aunque sea tomando pequeñas decisiones. Saber qué necesitan para trabajar y conciliar mejor, cómo se sienten, sus motivaciones, preocupaciones, sensibilidades y cómo perciben la cultura las personas que forman parte de la empresa puede ser transformador para crear entornos de trabajo saludables y seguros para todo tipo de perfiles. Eso sí, con el respaldo en todo momento de la dirección ejecutiva y la constancia en este apoyo; así se detectan barreras invisibles, se generan ideas compartidas y se ajustan dinámicas para que la cultura se viva realmente en el día a día. En mi experiencia, estos momentos/espacios de escucha activa generan una reacción en cadena en el compromiso, el bienestar y la confianza.

Estamos en un momento en el que tecnología y humanidad no compiten, sino que se complementan. Cuidar el entorno es cuidar el talento. Lo demás, viene solo.

*** Teresa Alonso es Head of People & Talent en Omnicom Public Relations Group y miembro de la Asociación Española de Directores de Recursos Humanos (AEDRH).