Disruptores: el conocimiento y la profesionalidad como base de la innovación

La divulgación rigurosa y responsable del conocimiento técnico y tecnológico ha sido, siempre, uno de los relevantes objetivos que cumplen los profesionales y los medios de comunicación. En la era de la información, respecto a los continuos avances en el campo de la informática y las tecnologías de la información, se abordan nuevos retos para alcanzar dicho objetivo.

Hoy, son innumerables los casos de personas con un mínimo conocimiento que tienen la osadía de erigirse como expertos en campos tan complejos como la inteligencia artificial, la ciberseguridad o la computación cuántica. Sin embargo, al igual que conocer la legislación sobre protección de datos no nos convierte en expertos en derecho, no es razonable pensar que alguien pueda dominar estas disciplinas con unas pocas lecturas o cursos online.

En un contexto de sobresaturación de contenidos, resulta más difícil que nunca diferenciar el conocimiento fundamentado de la mera opinión sin base científica. Particularmente, esta problemática se amplifica en el ámbito de la inteligencia artificial: los avances son vertiginosos, las expectativas crecen sin medida y, en demasiadas ocasiones, las fake news y la desinformación nublan el debate.

Ante este panorama, es imprescindible reforzar el papel de la divulgación como un ejercicio de claridad y responsabilidad. El rigor, la competencia técnica y la responsabilidad deben ser los pilares sobre los que se sustente cualquier conversación sobre IA, una tecnología que, al mismo tiempo que abre puertas insospechadas, plantea desafíos éticos, económicos y sociales de enorme calado.

En los III Premios Nacionales de Ingeniería Informática recientemente otorgados, el Consejo General de Ingeniería Informática concedió el premio en la categoría de 'Divulgación Digital' a DISRUPTORES, un reconocimiento a su labor informativa y de análisis. Fue en este contexto donde surgió la oportunidad de colaborar en esta tribuna, como un espacio de reflexión para continuar apostando por una divulgación fundamentada en el conocimiento técnico, el análisis crítico y la responsabilidad.

A menudo se habla de una IA centrada en el ser humano, pero pocas veces se reivindica el papel de los humanos que la hacen posible. Desde CCII, defendemos que no basta con regular el uso de la IA; es necesario establecer criterios claros sobre cómo debe diseñarse, desarrollarse y auditarse desde su origen. La calidad de la tecnología depende, en última instancia, de las mentes que la crean y de los valores que guían su implementación. Reclamamos el protagonismo de los profesionales que construyen la tecnología, pues solo a través de una regulación adecuada de su propia construcción y monitorización podremos garantizar un futuro tecnológico ético y responsable.

Los 'disruptores', al igual que los hackers en su acepción más genuina, deben ser personas con una capacidad excepcional para cuestionar, mejorar y transformar el estado del arte tecnológico. Innovar no consiste en desafiar normas por el mero hecho de hacerlo, sino en hacerlo con propósito, con conocimiento y con el firme compromiso de mejorar el mundo en el que vivimos.

La divulgación es, en este sentido, un pilar fundamental para garantizar que el progreso tecnológico se construya sobre bases sólidas. En un tiempo en el que el ruido mediático amenaza con desdibujar las fronteras entre lo veraz y lo especulativo, apostar por el conocimiento y la profesionalidad es la única vía para que la tecnología siga siendo una herramienta al servicio de la humanidad y no un fin en sí misma. En este camino, la colaboración es clave. Recorrámoslo juntos.

*** Fernando Suárez Lorenzo es presidente del Consejo General de Colegios de Ingeniería en Informática