Una operaria en la planta de ensamblaje de Foxconn en República Checa.

Una operaria en la planta de ensamblaje de Foxconn en República Checa.

Tecnológicas POR DENTRO

Entramos en la antigua fábrica comunista que hoy produce el cerebro de los centros de datos

Foxconn compró en el año 2000 la antigua fábrica de Tesla en República Checa, para fabricar allí dispositivos de HP, Cisco o Pure Storage.

Más información: Dentro del laboratorio checo donde se desarrolla el futuro del almacenamiento de datos

Pardubice (Chequia)
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Si les hablo de Pardubice, es muy probable que el nombre no les diga nada. Se trata de una pequeña ciudad de 92.000 habitantes a orillas del río Elba, fundada alrededor de un antiguo monasterio del siglo XIII a apenas cien kilómetros de la capital checa, Praga. Convertida, hoy en día, en uno de los corazones industriales de este país.

En esta localidad se asentó, en la época soviética, una compañía legendaria en aquellos tiempos, Tesla, la empresa estatal checoslovaca de electrónica. En sus instalaciones se gestaban componentes para sistemas de telecomunicaciones y numeroso equipamiento militar, sirviendo a la vasta maquinaria tecnológica del Pacto de Varsovia.

Sin embargo, con la caída del Muro de Berlín y la fragmentación de Checoslovaquia en 1993, Tesla se desmoronó. Fue reconvertida en empresa privada en 1991, pero abandonó muchas de sus plantas de producción, incluida la de Pardubice. Desde entonces se sucedió un período oscuro para esta antaño joya de la industria tecnológica, hasta que en el año 2000 Foxconn, el gigante taiwanés de la electrónica, vio en esta fábrica una oportunidad estratégica: infraestructura avanzada, una fuerza laboral altamente capacitada y una ubicación privilegiada en el corazón de Europa.

Foxconn tomó control de la planta e inmediatamente la modernizó, convirtiéndola en un centro clave para su red de fabricación en Europa. Hoy, este complejo es responsable de ensamblar y despachar productos tecnológicos de última generación a todo el mundo, una labor discreta pero fundamental en la economía digital global. Tanto es así, que esta compañía es el tercer mayor exportador de toda la República Checa.

Conocer el pasado para entender el presente

Para entender por qué Foxconn se asentó en la República Checa, hay que remontarse a la historia del país en el desarrollo tecnológico dentro del bloque soviético. Durante décadas, Checoslovaquia fue una de las naciones más industrializadas del Pacto de Varsovia. Mientras que la URSS lideraba en armamento y exploración espacial, los checoslovacos se especializaron en maquinaria, óptica de precisión y electrónica.

En el caso que nos ocupa, empresas como Tesla eran pioneras en radiofrecuencia y telecomunicaciones, y su experiencia técnica sigue presente en la mano de obra checa. Por eso, no es casualidad que, tras la apertura del país al capitalismo, grandes compañías como Foxconn, Honeywell o Siemens establecieran allí centros de producción y desarrollo.

Una operaria en la planta de ensamblaje de Foxconn en República Checa.

Una operaria en la planta de ensamblaje de Foxconn en República Checa.

Hoy, Foxconn no solo se beneficia de la destreza técnica de sus trabajadores en Pardubice, sino de su posición geográfica estratégica: ubicada en el corazón de Europa, a menos de un día de transporte de las principales capitales tecnológicas del continente con buena conexión por tierra y aire.

Eso permite a esta multinacional poder trabajar a escala global desde su planta en Chequia, con clientes con igual huella internacional. Y es que, aunque Foxconn es conocida principalmente por fabricar dispositivos Apple en sus gigantescas plantas de China, la operación en Pardubice tiene un enfoque diferente, más diversificada y altamente especializada. En su cartera de clientes encontramos, por ejemplo, a HP (ordenadores de sobremesa y estaciones de trabajo), Cisco (routers y switches), varios fabricantes de dispositivos médicos (para concentradores portátiles de oxígeno) o a Pure Storage (sistemas de almacenamiento).

Paso a paso en la fábrica

DISRUPTORES - EL ESPAÑOL visita la zona reservada para esta última empresa en esta fábrica. Desde hace diez años, Pure Storage fabrica sus dispositivos de almacenamiento en esta planta, que produce un tercio del volumen total de equipos que esta firma comercializa cada año en todo el mundo. 

Cada día, decenas de unidades salen de estas instalaciones con destino a centros de datos, bancos, hospitales y grandes corporaciones que dependen de sistemas de almacenamiento ultrarrápidos y eficientes. 

El área de almacenamiento de la planta de ensamblaje de Foxconn en República Checa.

El área de almacenamiento de la planta de ensamblaje de Foxconn en República Checa.

El ensamblaje de este hardware es un ejemplo perfecto del modelo de producción de la planta de Pardubice: eficiente, escalable y flexible. Hasta el punto de que, en caso de necesidad, Foxconn puede triplicar su producción en cuestión de semanas, operando en tres turnos diarios.

Pasear por la línea de ensamblaje implica moverse entre operarios (la mayoría de ellos, dicho sea de paso, mujeres) que hacen gala de una extraordinaria precisión y sincronización.

Los materiales llegan desde diferentes partes del mundo en un sistema de producción just-in-time. La empresa recibe en menos de diez días los procesadores, memorias y placas base, que pasan por una inspección de calidad antes de entrar en la línea de ensamblaje.

Una operaria haciendo comprobaciones a un equipo fabricado en la planta de Foxconn en República Checa.

Una operaria haciendo comprobaciones a un equipo fabricado en la planta de Foxconn en República Checa.

A partir de ahí comienza el verdadero trabajo: se montan los controladores, los técnicos insertan CPU, módulos DIMM y otros circuitos en los chasis metálicos. Todo el proceso es monitorizado para evitar errores en la configuración.

Cada producto se configura según las necesidades específicas del cliente. Así pues, los técnicos seleccionan opciones de conectividad, capacidad de almacenamiento y otros ajustes.

Antes de continuar el camino, cada unidad pasa por un riguroso proceso de pruebas funcionales y de estrés, incluyendo simulaciones de carga y pruebas de resistencia térmica a 35°C. En este punto, si algo falla, se puede rastrear hasta el componente exacto responsable del error y tomar las medidas de corrección oportunas.

Sistemas de almacenamiento fabricados por Foxconn en República Checa.

Sistemas de almacenamiento fabricados por Foxconn en República Checa.

Finalmente, los productos que superan todas las pruebas son embalados y almacenados temporalmente antes de su envío. Foxconn no gestiona el transporte, sino que los clientes recogen (o más bien piden que les recojan) los productos directamente en la fábrica.

Parece sencillo, pero nada más lejos de la realidad: detrás de todo este proceso hay mucho trabajo y horas de dedicación. El camino completo, desde que un cliente hace su pedido, dura alrededor de diez a catorce días. De ellos, diez días son para recopilar todos los materiales y otros cinco son los que realmente suceden dentro de la planta, en el ensamblaje y las pertinentes pruebas.

Es la verdadera magia oculta, lo que se esconde entre bambalinas, lo que sucede en la oscuridad antes de que podamos hacer uso y disfrute de la tecnología de vanguardia que todos apreciamos.